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ABC MADRID 16-06-1906 página 11
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ABC MADRID 16-06-1906 página 11

  • EdiciónABC, MADRID
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A B C SÁBADO JÓ DE JlíNJO Dfi 1906. PAG. i 3 EDICIÓN t LA DINAMITA EN RUSIA POR TBLÉCIÍAFO En acción de gracias POR TELÉGRAFO ielostok, 15, 10 n. A consecuencia de ¡atentado ocurrido ayer en esta población, han resultado más de 3o israelitas muertos y heridos más de 100. Los hospitales están atentados. Todas las tiendas judías, situadas en las calles principales de la ciudad, han sido saqueadas. Los judíos han abandonado la ciudad cuya entrada ha quedado prohibida. El orden ha sido restablecido después de grandes esfuerzos. B Jarís, i 5 i o n Esta mañana se ha celebrado una misa en la iglesia de San RoSr. de gracias por haber salido ileque, en sos del atentado de Madrid los Soberanos españoles. En la citada iglesia oyó misa D Alfonso durante su ltima visita á Parí; dole gobernador ae Madrid se trasladó aT Gobierno civil y conferenció coi el gobernador dimisionario durante tres horas El Sr. Ruiz Jiménez le dio cuenta de todo? los asuntos pendientes y quiso darle posesión, pero el Sr. Alba suplicó que se esperara hasta hoy á las once de la mañana, pues no le parecía bien posesionarse sin haberse oub icada el decreto en la Gaceta. VENGANZA UTOMOVI LISTA choffer José Liaño y el choffer José Milian, hace tiempo se tenían manifiesta hostilidad, j yzx tarde, al encontrarse, sucedió lo natural, in derramaje de epítetos, que no hay para- qu nombrar. ¡Te puedes ir al garage! díjole iaño á Millán, y entonces, éste, ofendido, tt vo un arranque genial; un bidón de gasolina ornó en sus manos, y ¡zas! se lo arrojó á su nemigo, dejándole hecho- un Panhará; despi es encendiendo un fósforo, y á todo resuel o ya, lo tiró en la gasolina y la explosión ft brutal, resultando el pobre Liaño herido d gravedad, en la manivela izauierda y en dos ó tres sitios más. Bien dice en La Verbena, que siempre se citará: ¡H las ciencias adelantan que es una barbaridad! El pelo, que es don del cielo no abunda por nuestro mal; mas sabed, para consueto, que todos tendréis buen pelo usando Petróleo Gal La poíítica hancesa POR TELÉGRAFO arís, 15, 9 n. Hoy ha continuado en la Cámara el debate político. El diputado Lasies censuró con acritud la presión oficial ejercida durante las últimas elecciones. En medio de viva agitación por parte de los socialistas, el presidente de los Sindicatos amarillos, M r Bietry, protestó contra las subvenciones que el Gobierno solo ha concedido á los Sindicatos rojos. Asimismo echó en cara á los socialistas unificados el proponer un monopolio único suprimiendo toda libertad. P La Escuela Moderna Escuela Moderna, reEl director de La vista pedagógica de primera y segunda enseñanza que se publica en Madrid hace dieciséis años, y los Sres. Perlado, Páez y Compañía (sucesores de Hernando) propietarios y editores de la citad revista, nos ruegan que hagamos constar que no tienen nada que ver con la Escuela Moderna (Academia ó lo que sea) de Barcelona, que jamás han sostenido relaciones con esta empresa catalana cuya existencia desconocían, ni con ninguno de los individuos que figuran en la causa por eJ salvaje atentado del 31 de Mayo, del ctial protestan con igua les energías que los mayores enemigos de los ácratas. Los editores Perlado, Páez y Compañía y su revista pedagógica La Escuela Moderna no han suplicado antes á la Prensa esta aclaración porque h creían innecesaria, dados su abolengo y seriedad; pero lo hacen hoy porque pare Los príncipes de Battenberg POR TELÉGRAFO NOTICIAS Y SUCESOS parís, 1 5, Cf n. Esta noche han salido para Kissingen (Baviera) la princesa Henry de l Gobie no civil. Battenberg y sus hijos, los príncipes Leopoldo En i uanto tuvo noticia el Sr. Alba de y Mauricio. que S. M. labia firmado el decreto nombrán- E 216 WITA B RAMUNCHO -i3? confianza en la bondad, en la misericordia de todos. 4 ¡Quién sabe, Dios mío, lo que hubiera pasado si él llega á atreverse á formular esta hermosa plegaria de terneza pura! ¡Quién sabe qué grandes sentimientos, cuánto de grande y bueno, no hubiera despertado en aquellas pobres hermanas, de negras tocas! Quizá la misma anciana superiora, aquella anciana virgen, arrugadita, de sonrisa infantil y de dulces ojos claros, le hubiera abierto sus brazos como á un hijo, comprendiéndolo todo, perdonándolo todo á pesar dz la regla y no obstante los votos. ¡Y quién sabe si Madalén le hubiese sido devuelta sin violencia, sin engaños, casi excusada por sus compañeras de claustro! O al- menos, si todo esto era imposible, él, al despedirse, ¡á saber si hubiera dulcificado el largo adiós, consolador, inacabable, con un beso de inmaterial amor... Pero no; quedó allí, silencioso, mudo, en la silla. Ni aun esa súplica, esa plegaria, se escapó de sus labios Y era la hora de marcharse decididamente. Arrakoa se puso en pie, agitado, llamando á su amigo con una señal de cabeza imperiosa. Ramuncho se levantó también, erguido, con arrogante figura, y cogió su boina para seguirle. Dieron las gracias por la cena que se les había servido y saludaron con un buenas noches, tímido y cobarde. En suma, durante toda la visita estuvieron muy correctos, muy respetuosos, casi llenos de temor los dos jóvenes que tan soberbia y violentamente creyeron portarse. Y como si Ja esperanza última no acabara de romperse, como si uno de ellos no dejase tras él su Vida, los dos bajaron tranquilamente Ja limpia escalera, entre las blancas paredes, mientras las buenas hermanas les alumbraban con un forolillo. -Ven, hermana María Angela- -dijo alegremente L superiora, con su delgada voz de niña. -Vamos á acompañarles las dos hasta allá abajo... hasta el fin de nuestra íne dijercm que había un gran partido en Erricalde, y que eras uno de los jugadores, y creí que quizás vendrías á verme; durante los dos días de fiesta no hice más que mirar al camino desde aquella ventana por ver si venías... Y señalaba á la ventana, abierta de par en par sobre la negrura del campo, desde donde subía un inmenso silencio y de cuando en cuando los rumores primaverales con la música intermitente de los grillos y de los sapos. Al oiría hablar tan tranquilamente, Ramuncho se sintió confuso delante de aquel como renunciamiento todo y á todos; se le apareció aún más irrevocablemente cambiada, muy lejos de la tierra... ¡Pobre monjita! Se llamaba Madalén; ahora era la hermana María Angela y no tenía ya familia; era como impersonal en esta casita de blancas paredes; estaba sin esperanza material alguna y quizá sin deseos, como si hubiese ya partida hacia Jas regiones del gran olvido de la muerte. Y, sin embargo, se sonreía, completamente serena y tranquila, sin delatar, al parecer, pena ni angustia alguna. Arrakoa miró á Ramuncho y le interrogó con mirada escrutadora, con aquellos ojos tan acostumbrados á sondar en las profundidades nocturnas; él mismo sintióse vencido por aquella inesperada paz, compreadiendo que su amigo, tan audaz antes, no se atrevía ya á intentar nada; que todos los proyectos se derrumban, que todo cae inútil é inerte delante del iavisible muro que rodea á su hermana. Obligado á concluir pronto de una manera ú otra, obligado á romper este encanto ó á someterse y huir ante él, sacó su reloj diciendo que era tiemp de marcharse, porque los compañeros le esperaban allá abajo... Las hermanas adivinaron quiénes eran los tamaradas y para qué aguardaban; pero ni se conmovieron ni se

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