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ABC MADRID 10-05-1906 página 7
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ABC MADRID 10-05-1906 página 7

  • EdiciónABC, MADRID
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A B C JUEVES iQ, DEMAYO DE t 9o6. PAG. 7. EDICIÓN 1 ñt it t lt i -1 4 t V te 11. I 1 i fta- t JSiCilfiíai iirtt Mi l 1 i MILÁN. LOS REYES DE ITALIA VISITANDO LA EXPOSICIÓN INTERNACIONAL ACOMPAÑADOS DEL CUERPO DIPLOMÁTICO Y DE LOS ENVIADOS EXTRANJERO l ot. Alfreri í. acruix d: as seguidos de revuelta y de disturbios. Ocho horas de tiabajo; sea. -Mas tal concesión es imposible mientras no sea internacional y aceptada por todos desde el día inicial de su aplicación. Si la jornada de ocho horas fuese I A PAZ RENACE. Al siniestro clamoimpuesta en una sola nación y en las demás se reo de tantos millares de huelguistas, ha continuase trabajando diez, es indudable que sucedido la calma. Ya no percibimos e ¡rumor esa nación vería su industria perecer y su comonótono de la Carmañola ni los atronadores mercio arruinarse. coros de la Internacional. El terror de los últiEs una situación idéntica ai desarme operamos días ha desaparecido. Y los pusilánimes que do por una sola potencia ante la Europa armahuyeron ante la perspectiva de una tremenda da. La jornada, de ocho horas constituiría para catástrofe, vuelven á sus hogares disimulando, una nación sofa; un desarme industrial ante e 1. como Dios les da á entender, su miedo. extranjero. Al oír ahora á esos pazguatos, ni creyeron No parece fácil, por ahora al menos, la uni en las complicaciones, ni pensaron en la revoversalización del régimen de las ocho horas. Jución; se fueron... por prudencia solamente. Por regla general, se juzgan mejor los acon- habitúes de la correctionelle y de la Cour á Mssi- El propio interés de ios que ¡o demandan es: obstáculo y no despreciable para que ló lo tecimientos al día siguiente de ocurridos, que ses: expresidarios en uso de licencia temporal siguiéndolos de cerca y en todo momento en- é infractores de expulsión por vagabundería gren, por la razón que acabamos de exponer Pero la reflexión nó se impone. Pasarán ni tre las masas y con la inquietud de no presen- especial. El día 1. de Mayo nadie trabajó; el mundo chos años antes de llegar al mutuo acuerdo. ciar el hecho saliente, la nota interesante ó e! Es indudable que la huelga es la preocupa, obrero tuvo necesidad de manifestarse ruidosaincidente sensacional. ción de todos los pueblos, y de su vitalidad y mente; deseo mal explicable, pero evidente. En realidad, los encuentros, las colisiones de Y ayer, como hoy, todos tratamos de expli- de sus recursos depende observarla con más ó huelguistas y agentes de la autoridad, sólo tuvieron efecto entre éstos y unos cuantos mato- car más ó menos razonablemente esa hueiga menos alarma; pero ciego estará quien no viere que en todas partes las huelgas sólo motique podemos llamar universal. nes de profesión y alborotadores de oficio; van sufrimientos y miserias para unos, ruina y En realidad, el caso no es para conmoverse; pero no con los obreros sensatos ni con los trabajadores de siempre. Estos reclaman una pero sin embargo, no hay que negar que el grandes quebrantos para otros. Partiendo de hecho ofrece serios peligros para la vida co- este hecho real, el más elemental buen sentido modificación en el régimen del trabajo; pero ni quieren imponer sus deseos por la acción di- mercial é industrial de aquellos países en que aconseja á ambas partes evitarlas por todos los medios. la huelga toma caracteres de endémica. recta, ni por ia propaganda del hecho. F. MORA La huelga tenaz y silenciosa mata con más Los otros, los legionarios de la truhanería y ck cnraen, que forman ejército en París como seguridad, hiere más profundamente que varios POSTALES EUROPEAS en todas las inmensas capitales de! mundo, están siempre dispuestos á perturbar el orden ó á dificultar el libre ejercicio del trabajo. Predisposición lógica en cuantos carecen de oficio ó sus medios de existencia son incidentales y dudosos. Juzgando con serenidad y buena fe los aconcimientos del martes, hay que confesar que los promovedores de los conflictos fueron los constantes clientes de los agentes de M r Lepine, esa variedad tan poco simpática de guapos y apaches, que en París pululan en abundancia. Curiosos y manifestantes formaban el coro; pero los papeles de protagonistas del drama- -si drama hubiera habido- -se lo reservaban los

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