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ABC MADRID 27-02-1906 página 1
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ABC MADRID 27-02-1906 página 1

  • EdiciónABC, MADRID
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SUSCRIPCIÓN PAGO A N T I C I P A D O (Madrid, por cada mes, i,5o pesetas. Provincias, 5 pts. trimestre. Trimestre: Portugal, 6 pesetas. Unión Postal, 8 francos, administración: 55, Serrano, 55, Madrid PUBLICIDAD S O L I C Í T E N S E TARIFAS Anuncios económicos. Reclamos. Anun i por palabras Noticias. Informaciones! Administración: 55, Serrano, 55, Madrid N. 412. MADRID, MARTES 27 DE FEBRERO DE ipofa NUMERO SUELTO, CINCO CÉNTIMOS EN TODA ESPAÑA (VunwwiiiH V i M- i Simii iii m NavaanM) V i w r i i n f aHHMa BMBin V Inimitable combatiendo d o l o r ie cnluoxa, j a q n c c n s i i e i i r a l i a H Una dosis, 0,25 pe. setas. Caja 10 dosis, 2 pís. Madrid: Centros especílicos y farmacias. Barcelona, Rambla Fio. rea, 4 iiilbao, Baraiuliaiáii y L. a. Aiicaitle, Mayor, 2o. Toledo, PlazaZocodover, 4- 3. Albacete, Mayor, 3. Roinosa, Mayor; 33. Murcia, S. Bartolomé, 10. Cádiz Plaza Isabel II, 2. Santander, S. Francisco, 24. Logroño, Mercado, 21. Avila, S. Kepiindo, 11. Oviedo. Uria, 16. S. 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S 7i- Jt, S, ¡íífoiaterji, 5 1 Sucursal n. 1, Plaza de San Miguel, n. 9. TAPAS para encuadernar la novela RAMUNCHO. y m COMPRAD JABÓN MARCA LA GTBALDA VALE NÚM. 3 tf- WW WW i6 BIBLIOTECA DE A B C RAMUNCHO i3 del corazón: el temor angustioso de perder á su hijo, de no orientarle y dirigirle, de no estar junto á él, de no retenerle á su lado... Entonces, en ese instante de r e flexiones decisivas, después de haber vacilado durante años enteros, se inclinaba la madre á obstinarse para siempre en su silencio ante el extranjero y á dejar correr obscuramente la vida de Ramuncho cerca de ella, bajo la mirada protectora de la Virgen, de los Santos y de las Santas... Quedaba el asunto de Madelén D e t c h a r r y Y bien, ¿se casaría con Ramuncho siendo contrabandista y pobre? Con el instinto de madre ardientemente amante, adivinaba que la muchachuelír ra ya presa del amor y que éste no había de soltarla; lo había conocido en sus ojos negros, de quince añ s. graves y obstinados bajo el nimbo de o r o de los cabellos... jMadalén casándose con Ramuncho, c n los encantos del mozo enfrente de la voluntad materna) y c ntra ella... Lo que había de rencoroso y vengativo en el alma de Francisca, saltaba de placer ante ese gran triunfo sobre el orgullo de D o lores... Alrededor de la Ciisa aisiada y sola en que najo el solemne silencio decidía Francisca del porvenir de su hijo, el espíritu de los antiguos vascos flotaba, sombrío y celoso también, ¡len. 2 de desdenes hacía el extranjero, temiendo á la inip edrid, al cambio, á la evolución de la raza; el espíritu de! cj antiguos vascos, el espíritu milenario, inmutable. eter; i que mantiene aún á ese pueblo con la mirada puesta en pasadas edades; el misterioso espíritu secular, por el que los niños obran como hubiesen obrado sus padres, zn el picacho de las mismas montañas, en las mismss aldeas, en torno de los mismos campanarios... Se oyó ruido de nasos afuera, en las negruras de la noche; el andar leve y suave con alpargatas entre la capa Diera podido aspirar á una existencia menos dura que la de los hombres del pueblo, si en un movimiento irreflexivo y violento no le hubiese separado ella, Francisca, de su padre para traerlo á las montañas vascongadas... P o r que no era un hombre sin corazón el padre del muchacho; cuando fatalmente se cansó de la que había sido su amante, algo trabajó para no dejarla de ver, y no los hubiera abandonado ni á ella ni á su hijo, á no ser p o r el altivo arranque de Francisca al tomar la resolución de marcharse... P o r eso pensaba que ahora era casi un d e ber escribirle para suplicarle que se ocupara, en lo que á su hijo se refería, á su porvenir. Y naturalmente, sin quererlo, asomábase á su espíritu la imagen de Madalén, lo que ocurría siempre que pensaba en el futuro del hijo amado; ya que quería á la muchacha desde diez años hacía, como la deseada para mujer de Ramuncho. Una vez más seguíase así la costumbre del campo de prometerse uno á otro los jóvenes de distinto sexo aun sin conocerse, eligiéndose de este modo desde los primeros años de la vida. E r a Madalén una muchacha de cabellos alborotados, formando como una nube de o r o hija de una amiga de la infancia de F r a n cisca, de Dolores Detcharry que, orgullosa siempre, había despreciado á la madre de Ramuncho en la época de su vida. Creía Francisca que la intervención del padre en el porvenir de Ramuncho sería un apoyo decisivo para o b tener la mano de la joven, y aunque permitiría pedírsela á Dolores cori cierta altivez, después de las antiguas r i ñ a s P e r o Francisca sentía un gran temor, apoderándose de ella cuando quería precisar el pensamiento de dirigirse á aquel hombre, de escribirle, quizá de verlo otra vez, de remover aquellas cenizas... P o r q u e con el recuerdo, encontrábase nuevamente con la mirada muchas vecei sombría del extranjero, traía á la memoria

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