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ABC MADRID 11-01-1906 página 5
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ABC MADRID 11-01-1906 página 5

  • EdiciónABC, MADRID
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CUATRO NÚM. 365. CRÓNICA UNIVERSAL ILUSTRADA. SEMADRID, a DE ENERO DE 1906. NÚMERO SUELTO, 5 CÉNTIMOS. tintas naturalezas. Faltarán en ello otras cosas; pero lógica, no. El supremo Magistrado del Estado español, el Rey, es también jefe supremo del Ejército, sin que haya contraposición alguna en esas funciones, y por cierto, los delitos contra él, sujetos están á la jurisdicción ordinaria. Las Cortes legislan lo mismo para lo militar que para todo otro orden de relaciones en la vida de la nación. El Tribunal Supremo resuelve todas las competencias de jurisdicción, sin que ninguna se considere sometida á poder extraño. En una palabra, la compe- netración de todos los elementos que constituyen la nacionalidad niega ese an- tagonismo fatal que se quiere ver en la significación de dos vocablos. Ypara evitar que el prejuicio se convierta en rutina mental, todos los hombres de buena voluntad deben poner de su parte cuanto les sea factible. Lo civil es el género; lo militar la especie. La especie está comprendida en el género; pero, por reconocerlo así, nadie dirá que establece una deprimente subordinación. Alcalá á presenciar una revista militar. Los delegados de Francia en la Conferencia de Algeciras llegaron ayer á Madrid. Se inicia el desfile de diplomáticos hacia aquella población andaluza. ¡A Algeciras! como quien exclama, según un dicho vulgar: jA los toros! Veremosá quién fe toca decir á la vuelta: ¡De los toros! La política estuvo revuelta como el tiempo. Volvió á hablarse de crisis; pero no hubo Consejo de ministros, y además se puso enfermo un ministro, de quien dicen los facultativos que se curará radicalmente en cuanto pase la boda de la Infanta. La fiesta de anoche en Palacio fue la nota culminante del día. Para los que á ella concurrieron, gran acontecimiento; para los industriales y comerciantes madrileños, gran negocio. Sería curiosa una estadística de los metros de tela y paño consumidos para trajes que anoche se estrenaron; de los pares de zapatos hechos estos días; de los jornales extraordinarios pagados en toda clase de talleres que han hecho algo para los invitados á MANUEL TROYANO la solemnidad palatina. Para Madrid una boda regia anual equivaldría á un premio Llamamos la atención de nuestros lectores gordo, de los más gordos, de la Lotería sobre el articulo del Dr. Ovilo que acerca nacional. de la cuestión de Marruecos y la ConferenAEMECE A CRÓNICA POLÍTICA O HAY CONTRA- Tanto se habla N POSICIÓN! hoy de la supremacía del Poder civil como en oposición al organismo militar, y del elemento militar como aparte y enfrente del Poder civil, que no parece sino que hay aquí dos sociedades independientes, separadas y hasta contrarías entre sí. Conviene llamar la atención sobre lo erróneo de la distinción establecida de esta ilógica manera, para evitar un falso concepto que, con frecuencia y sin protesto repetido, acabará por ocupar la plaza de axioma en razonamientos y juicios. Recuérdese lo ocurrido en el primer intento de la reorganización de la Hacienda, cuando por haber apellidado D. Emilio Castelar presupuesto de la paz á aquella obra, se dio en pensar y en decir que tal presupuesto se arreglaba á costa del ramo de Guerra, á pesar de que las economías en éste no pasaron de pocos millones de pesetas. No obstante lo que, todas nuestras desdichas bélicas le fueron luego atribuida. L? naturaleza del Estado es civil, entendiendo por civil la normalidad. El or ganismo militar es un miembro importantísimo del organismo total del Estado, como el brazo lo es del cuerpo; pero no se le puede reoresentar aparte y enfrente de él. El vocablo civil no se usa en contraste con el militar Se llama, por ejemplo, guerra civil la guerra intestina de un Estado, siquiera se empeñe entre fuerzas militares. Esto prueba que, aun en caso tal, aquel calificativo expresa la naturaleza de la entidad en cuyo seno se entabla la contienda. De igual suerte, en la paz interior, civil significa lo normal, lo corriente; así, á los tribunales civiles se les llama también tribunales ordinarios. La oposición que se quiere establecer entre lo militar y lo civil, como estímulo del espíritu de clase, carece de fundamento, aparte de que á nada bueno puede conducir. La gran masa social por su índole, es, como el Estado, civil. Lo es el soldado hasta que entra en filas y desde que sale de ellas, y el oficial hasta que ingresa en la Academia; lo es la propia familia de éste y del jefe y del general; lo son ellos mismos cuando actúan fuera de las relaciones de la milicia, cuando contratan, cuando operan en todos los otros órdenes de relaciones de la vida. Por consiguiente ¿qué pugna es la que se quiere establecer? El Chatria indio es desde que nace hasta que muere distinto del Brahmán y del Sudra en todas las relaciones de la existencia, determinadas por una secular educación de castas. Allá se podrán considerar unos y otros de dis- cia de Algeciras publicamos en la página 6. Conocida es la historia y la competencia del Sr. Ovilo, uno de nuestros africanistas más autorizados, por los años que ha vivido en África, por sus estudios sobre aquel país y por las delicadas misiones que en él ha llevado. El notable trabajo que hoy honra nuestras columnas contiene observaciones y juicios que deben tenerse muy en cuenta en España y que no pasarán inadvertidos en el extranjero. PEQUEÑAS CONFERENCIAS Hemos subido p o r una escalera de mármol blanco; una suave penumbra velaba el ambiente; en el fondo, abajo, se oía el gotear lento, sonoro, de un surtidor en una alberca. Experimentábamos una ligera sensación de frío. Y ya en el vestíbulo de la casa, tras de llamar y aguardar un momento, nos hemos encontrado rodeados de sillones, cuadros, consolas, bibelots, que apenas se divisaban en la semiobscuridad que reinaba en la estancia. En el centro, sobre un pequeño vela- dor, se erguía una ancha copa de plata; al pie de ella destacaba un folleto de cubiertas grisáceas. Nos hemos inclinado y hemos leído, con viva sorpresa, en su portada: T eal decreto de 10 de Angosto de 1899 sobre el Extertor pillado... estam- SIDENTE CON UN E XDPERLE CONSEJO MADRID AL DÍA I a lluvia bienhechora vino ayer á mcrtificar á los madrileños, pero á beneficiar á los campos y á recordarnos la benevolencia de la Naturaleza, que este invierno no nos ha traído hasta ahora nieves ni fríos extremados. El Ayuntamiento, en su sesión, se ocupó de los Asilos de golfos, y tales cosas se dijeron en el curso del debate, que no se sabe si pedir, para bien de los infelices á quienes se quiere socorrer, que se les eche á la calle y se les deje perecer de hambre, de frío y hasta de miseria moral, porque de la material ya tienen la que quieren. La benemérita prestó un excelente servicio capturando á cuatro sujetos que se dedicaban á la cómoda industria de falsificar monedas de oro y aprovecharse de las alhajas que estaban á su alcance. La familia Real y todos los Príncipes que se hallan en Madrid fueron ayer á Y nuestra breve espera ha sido inútil; el insigne expresidente del Consejo tenía un asunto inaplazable; á la tarde nos recibiría en el Senado. Y no hemos podido escudriñar qué bustos, qué alegorías, qué símbolos tendría el ilustre político en su despacho. Mas por la tarde, á la hora designada, hemos tenido la satisfacción viva de departir llana, afable y extensamente con este anciano fino, sutil, cauto, á quien nosotros tanto admiramos. Iba llegando la noche; un grupo de graves senadores charlaba sosegadamente en un ángulo de! salón; estaban los pasillos y ¡as anchas estancias sumidas en la sombra; sólo unas lámparas lejanas, acá y allá, ponían entre las espesas tinieblas un mortecino, suave, círculo luminoso. -Yo deseo- -le hemos dicho al insipne es cíh be U -Lu- ú ri 1

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