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ABC MADRID 04-11-1905 página 8
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ABC MADRID 04-11-1905 página 8

  • EdiciónABC, MADRID
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A B C SÁBADO 4 DE NOVIEMBRE DE icp 5. PAG. 8. EDICIÓN i. a donde pasará el invierno; en Patt, la marquesa viuda de Salamanca y el conde de los Líanos; en Zarauz, el duque de Lécera, y en San Sebastián, los marqueses del Rafal. Por la tarde, y con motivo de celebar su santo, recibirá á sus amigos el barón del Castillo de Chirel. También con el mismo motivo recibirán á sus amistades los Sres. de Simón Altuna. Esta noche, cuarto sábado de moda en Lara. Se ha celebrado en Fornos el banquete con que obsequiaban los socios del Real Aero- Club de España á los Sres. Fernández Duro, Herrera, Kindelán y Rugama, ganadores los primeros, según es sabido, del segundo premio en el concurso internacional de globos de París y los segundos del primer primer premio en el concurso aero- automovilista celebrado recientemente en honor de Loubet. Entre otros estuvieron los señores marqués de Viana, vizconde de los Asilos, Magdalena, Pieltain (D. A. y D. C) López Muguiro, Rodríguez Avia Sánchez A ias, Martínez Abades, Hurtado de Amézaga, Cienfuegos, Romeo, Gutiérrez de Salamanca, Sanginés, tes que se está instalando en Villa Falconieri, en el pintoresco pueblecillo de Frascatti, próximo á Roma. La Villa Falconieri fuá comprada por el banquero alemán Mendelssohn, quien se la regaló al Emperador, y éste, á su vez, la ha cedido á los artistas alemanes. El infante D Fernando de Baviera saJio ayer de Palacio á las doce y media de la tarde en uno de los automóviles de S. M el Rey. S. A. á quien acompañaba el ayudante señor conde de Fuenrubia, se dirigió á Alcalá por estar hoy de servicio en el regimiento de húsares de Pavía, á que pertenece. D. Fernando, una vez cumplidos sus deberes militares, regresó á Madrid á las cinco de la tarde. En el Real Sitio de El Pardo se encuentra gravísimamente enferma Ja señora duquesa de Villahermosa, condesa de Guaqui. La ilustre señora, dama de S. M la Reina, ha recibido los últimos Sacramentos. Hoy, con motivo de ser el santo del infante D Carlos, se vestirá en el regio Alcázar de media gala. Un niño carbonizado POR iELÉGRAFO Navarro, Goytre, Horga y Pintos. EL KAISER A ROMA POR TELÉGRAFO i g o 3, y t. En la parroquia de Cástrelos, TM inmediata á esta ciudad, ha ocurrido una desgracia que tiene consternado al vecindario. Un matrimonio fu se á misa, dejando encerrados en su casa á cuatro niños pequeños. A poco de salir los padres notaron los vecinos que había fuego en la casa, y acudieron en auxilio de las criatur tas, para lo cual derribaron la puerta. En el corral, refugiados, huyendo de las llamas, estaban una niña de siete años, que tenía en brazos á un hermanito suyo de pecho y otro niño. El que faltaba habíase quedado en camisa en el piso alto de la vivienda y fue imposible socorrerle, pues el fuego envolvía la casa, de la cual sólo han quedado las paredes exteriores. El pobrecíto niño pereció carbonizado. Al regresar y enterarse de la tremenda desgracia los padres, sufrieron síncopes tan violentos que ambos están gravísimamente enfermos. -TSscauriaza. El POR TELÉGRAFO París, 3, 2 f. Se hacen muchos comentarios sobre el viaje que piensa realizar el Emperador de Alemania á Roma en la primavera próxima. Le Mahn dice que el Kaiser no irá á Italia para ver al Rey ni al Papa. Según informes que tengo por fidedignos, Guillermo II irá á Roma con el exclusivo objeto de inaugurar una Academia de Bellas Ar- DE PALACIO S. M la Reina y la infanta María Teresa no salieron ayer durante el día del regio Alcázar. El infante D Carlos y su hijo el infantito D. Alfonso pasearon por la Casa de Campo. os restos del crucero. Verrol, 3, 2 t. El capitán generai, señor Morgado, ha nombrado una comisión, de la que forman parte los tenientes de navio señores Miranda y Cardona, para estudiar la posibilidad de salvar los pertrechos v el arma mentó del Cardenal Cisneros. Dicha comisión saldrá mañana para Muros á bordo del cañonero Marques de Molins, con objeto de hacer sus estudios en el lugar donde ocurrió la catástrofe. X TZJ 1 Urania detenido. Vigo, 3, 7 i. El tremendo temporal que se ha desencadenado en estas costas impide zarpar al aviso Tiranía, á bordo del cual ha de ir el general Santaló, jefe de la escuadra, a! lugar en que ocurrió el naufragio del Cardinal Cisneros. 186 BIBLIOTECA DE A B C) VKNGANZA DE UNA CRIOLLA 8 7 El coronel se prendó de la joven, y ésta, llena de ingenuidad y de candor, le hizo entrega completa de su corazón. Seis semanas después del restablecimiento del coronel Miles, el misionero bendijo la unión de ambos. El viajero, que se dedicaba á estudios é investigaciones de importancia, recorría el país, habitando tan pronto en un punto como en otro, se fijó definitivamente en aquella pintoresca granja, situada en las inmediaciones del golfo de Méjico. Jonama sabía que nunca había poseído el cariño incondicional de Miles. Este, al principio, la trataba como k una niña. y después la consideraba más como un adorno ó un objeto de lujo que como á un ser dotado de alma y de raciocinio. Hacía un año, sin embargo, que todo había cambiado; el coronel mostraba una visible frialdad con la joven, y algunas veces llegaba hasta á rechazar brutalmente sus caricias. A pesar de esto, nunca había hablado de su separación. Todavía la víspera, durante la siesta y mientras Jonama cantaba acompañada con el laúd su canción favorita Los montes irlandeses canción que míster Walkers la había enseñado cuando todavía era una niña, depositó Miles un ósculo en sus labios, llamándola su dulce alhaja, ¡y al día siguiente se enteraba de que había sido vendida, como si se tratase de una mercancía! Hallábase descorazonada por completo. Por lo visto, para Miles no tenía valor ninguno ei matrimonio que había contraído con ella algunos meses antes en presencia de un misionero. Míster Walkers había fallecido algunos meses antes y, por consiguiente, había desaparecido el único testigo que tenía conocimiento de dicha unión; ocurría, pues, que el coronel regresaría á su patria con libertad absoluta para escoger esposa entre sus compatriotas, cuya belleza había ponderado tantas veces. Jonama oprimió con la mano su corazón, que en aquel momento latía con tal violencia como si quisiera salirse del pecho. Unos celos horribles y vehementes deseos de venganza agi taban su alma en aquellos momentos, y por su cerebro cruzaban cien ideas tumultuosas. Conocía demasiado bien á Miles para saber que no era po- sible hacerle retroceder una vez que había adoptado una determinación. Era preciso hacerse cargo de la realidad y decidirse por un plan cualquiera, para ponerlo en práctica inmediatamente. Si era rechazada por el que, después de todo, no era más que su marido, no descansaría un momento ni se daría punto de reposo con tal de que al lado de él no hubiera ninguna otra mujer. Jonama acostumbraba á adoptar rápidamente sus resoluciones y á ejecutarlas sobre la marcha. Abandonó la terraza y se encaminó á sus habitaciones. Una vez allí, se recogió sus largas trenzas sobre la cabeza, sujetándolas con horquillas de marfil; cambió sus zapatillas de raso por unos za patos de piel de ciervo, y, envolviéndose completamente el cuerpo en un mantón de lana, abandonó la granja. No lejos de ésta, el inglés Miles había hecho construir un pequeño canal, que su terminación se ensanchaba en una especie de estanque. Mucho trabajo y bastante cantidad de dinero habían sido menester para construir estos trabajos, á causa de lo intrincado del bosque, completamente cuajado de árboles seculares, pero después de terminada la obra resultaba un paraje delicioso. Jonama dirigió sus pasos al referido estanque. En su orilla encontrábase atracada una pequeña canoa que el coronel la había regalado. La joven penetró en ella, soltó con presteza la cadena con que se hallaba sujeta la embarcación, empuñó los remos y, después de manejarlos vigorosamente durante algunos minutos, se encontró en el centro del estanque, en cuya superficie brotaba una exuberante vegetación. Aquel paraje había constituido el refugio ae Jonama siempre que se creía abandonada por el coronel, y allí solía pasar largas horas soñando con los ojos abiertos. También á Miles le agradaba aquel retiro, y acostumbraba á visitarlo á menudo. Loros verdes y encarnados y cacatúas blancas saltaban c e rama en rama; un pavo real salvaje desplegaba su cola de brillantes colores, y en la misma orilla un pelícano gris se apoy.

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