Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
02/10/1905
ABC MADRID 02-10-1905 página 1
ABC MADRID 02-10-1905 página 2
ABC MADRID 02-10-1905 página 3
ABC MADRID 02-10-1905 página 4
ABC MADRID 02-10-1905 página 5
ABC MADRID 02-10-1905 página 6
ABC MADRID 02-10-1905 página 7
ABC MADRID 02-10-1905 página 8
ABC MADRID 02-10-1905 página 9
ABC MADRID 02-10-1905 página 10
ABC MADRID 02-10-1905 página 11
ABC MADRID 02-10-1905 página 12
  • Precio

Periódico ABC MADRID 02-10-1905, portada

  • EdiciónABC, MADRID
  • Páginas12
Más información

Descripción

SUSCRIPCIÓN PAGO A N T I C I P A D O POR CADA M E S PUBLICIDAD España, pts. 5o. Portugal, pts. i Unión Postal, i. So francos 55, Serrano, 55, Madria N. 265. M A D R I D L U N E S 2 D E O C T U B R E D E 1905 v i3 V S O L I C Í T E N S E TARIFAS Anuncios económicos. Reclamos. Anuncios por palabras Noticias. Informaciones Administración: 55, Serrano, 55, Madrid NU VlERO S U E L T O C I N C O C É N T I M O S EN T O D A E S P A Ñ A Qt aammE sisBaí masn V a n a n n a n iii ii aBMB Bana S I M M H Nanaa VaacB H Q SHaaB i M a M m n MB DESNATURALIZADO PARA QUEMAR COMP. DE ALUMBRADO A BASE DE 90 CENTS. LITRO. PRECIADOS, 9 muNoz 34, Fuencarral, 34 Sucursal: 127, ATOCHA, 127 IHfiLESES Legítimos, distinguidos, ligeros, sólidos, extras, á 7, 8, 10, 12, 13, 15, 17,50 y 20 pesetas. Vea usted nuestros escapara tes, que son constante exposi 4 ción de cuanto nuevo y bueno existe en el artículo. Borny val Excelente especifico contra la nerviosidad. Pvtblicaíáones yinucstras gratuitas para los Sres. Módicos, íiiviará el Representante General para toda España, MONTERA, 51 Teléfono 1.852 AGUA DE AZAHAR M a r c a I A CÍIKAI I A S E IL 1, V Se vende en todas las Farmacias, Perfumerías y Droguerías Contestaciones al Programa de Oposiciones á (jorreos. Obra única conteniendo todas asignaturas; pre aración sencilki y completa, 15 ptas. Pídase autores Cano Suárez, Corredera Í 5 aja, 27. Academia de Correos. ENRIQUE FRINKEN, Málaga. rnicos Fabricantes: J D R i e d c l A i B e r l í n X. Fábricas de Productos Químicos y Droguería al por mayor. Capital. 7.000.01) 0 de pesetas. Fundada en ISlí- De venta en todas las farmacias do Plspaña. NOQUES DENTISTA. Pta. SOL, 6 EL SÉPTIMO MANDAMIENTO 121 ¿No puede usted facilitarme algún dato acerca ae esto? nos momentos pensativa, como tratando de recordar algo de lo que soUcit? iba el d o c t o r -N o nada. Únicamente recuerdo lo que y a le he dicho antes: estaba leyendo tranquilamente el periódico, l o mismo que todos los días después de almorzar, y de pronto se le cayó el papel de las manos y dejó caer la cabeza en el tcipaldo del sillón. Desde entonces no lia p r o n u n ciado más palabras que las que usted ha o í d o que, todavía después de lo pasado, quiere cargar con un hombre tan original como usted, yo no he de decirla que no; allá ella y que sea enhorabuena; al fin y al cabo, si se une con usted acabará por romperse algún día la crisma. G r u b e r no pudo p o r menos de reírse, y mirando de reojo á Gertrudis vio dibujarse en el semblante de ésta una ligera sonrisa, que interpretó del modo más favorable para él, como era natural. ¿Usted me quiere? -exclamó dirigiéndose á la joven. La interpelada inclinó la cabeza para ocultar el rubor que invadía su rostro, y contestó: ¿Q u é quiere usted que diga, si no tengo más remedio que responderle afirmativamente? -Ya la he advertido á usted antes que no pretendo nada á w fuerza. -Y yo le advierto ahora una vez más- -añadió sonriente la joven, -que sigue usted sin aprender el séptimo mandamiento; primero las frambuesas, luego lo del bosque y ahora, por lo visto, no se contenta usted con menos que con robarme á mí misma. -T o d o eso está muy bien, pero, en resumen, no me ha dicho usted nada. Al decir esío, Gertrudis se echó á reír y se cubrió el rostro con ambas manos para ocultar su risa. AI hacer esto así, Ernesto creyó sorprender una ligera seña! de afirmación y entonces su alegría no reconoció límites. ¡Cuánto anhelaba él ahora retirar aquellas manos y cubrirlas de besos! P e r o esto no era posible por varias circunstancias, y tuvo. que resignarse á seguir empuñando las riendas. Fustigó nuevamente á los caballos, y al poco tiempo se detuvieron éstos delante de una casa, de cuya puerta salió un criado que se hizo inmediatamente caigo del t r o n c o Ernesto saltó como un rayo del pescante y ayudó á bajar á Gertrudis y á su padre. i Los tres atravesaron un amplio portalón y se dirigieron á una sala baja, en la que ardía un buen fuego. En medio de la estancia había una mesa adornada con flores y en ella se veían dispuestos tres cubiertos y una inmensa fuear te llena de frambuesas en dulce.

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.