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04/09/1905
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Periódico ABC MADRID 04-09-1905, portada

  • EdiciónABC, MADRID
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SUSCRIPCIÓN PAGO A N T I C I P A D O POR CADA MES PUBLICIDAD SOUCITENSB TARIFAS Anuncios económicos. ÍRe lainos. Anuncio por palabras. Noticias. Informaciones. Administración: 55, Serrano, 55, Madrid España, pts. t, 5o. Portugal, pts. 2. Unión Postal, i,5o francos. Administración: 55, Serrano, 55, Madrid N. 237. MADRID, LUNES 4 DE SEPTIEMBRE DE 1905 NUMERO SUELTO, CINCO CÉNTIMOS EN TODA ESPAÑA lOHoita t e k V PENSIONADO DEL CARMEN A C A D E M I A P R E P A R A T O R I A para Carreras especiales de inmejorables condicionM para inlernos y medio pensionistas. C OI EGlÓ D E 1. y 2. E M S E S A W S B A F U N D A D O E X 1 9 0 3 6 incorporando oficial mente al Instituto de San Isidro. Preparación completa p a r a las próximas convocatorias de Correos y Topógrafos, p o r oflciales d e d i c h o s C u e r p o s Este Establecimiento, que por sus condiciones higiénicas y económicas es, sin duda, uno de loi mejores de la corte, ofrece al público la ventaja inmensa de poner C O C H E á domicilio para recoger á los medio pensionistas. En la 2. a enseñanza hemos obtenido hasta la fecha un 6 0 p o r 1 0 0 de sobresalientes. PROFESORADO TITULAR Y COMPETENTE SANCHO DÁVILA, 4, Y BOCÁNGEL, 13 (HOTELES) AL FINAL DE LA CALLE DE ALCALÁ. EN EL ENSANCHE IVOTA. I n t e r n a d o e s p e c i a l d o p í i r v n l o s siendo nuestro lema el siguiente: 9 I u c l l a i r e m u c l i a l u x m u c h a h i g i e n e y trabajo intelectual proporcionado ¿esta edad. JOYERÍA DE 1. SUGimilES ARENAL, 16 Medallas, P e n d e n t i f s Pulseras y sortijas de petición, etc. Únicos talleres premiados en Exposición de Bellas Artes. AL RELOJ... PEDID SIEMPRE l i a MARliUES DEL REAL TESORO OMEGA no se le conoce competencia. Paris, 1900. Grand Prix. (Mayor recompensa. SE VENDE una magnífica mesa para consejo de administración capaz para doce plazas. Plaza del Ángel, 6. E t C EXTRO. Agentes de Seguros Se necesitan muy expertos, sólo en pueblos importantes. F u e r t e s c o m i s i o n e s In formes gratis. -J. G. Ceballoa Pi Z, S I M a d r i d Casa en San Sebastián: AVENIDA, 38 NOQUES DENTISTA. Pta. SOL, 6 COÍiGiS Peligros. 5, pl. 4 S BIBLIOTECA DE A B O) EDMUNDO 45 creyó entrever que ella también le amaba, volvió á sentirse a r r e batado del deseo de hablar, dióse cuenta de que, en efecto, no se engañaba, de que su prima le quería, y fué presa, en una palabra, de tantas, tan rápidas y tan distintas impresiones de alegría, de estupor, de duda, de realidad, de tristeza y de amargura, que vivió una vida intensísima en pocos minutos. Sin fuerzas para la lucha, sin voluntad para contenerse y sin decisión para retirarse, E d m u n d o se hallaba como clavado junto á la joven que, con una delicadeza exquisita, una gracia encantadora y una satisfacción indecible, servía el te. La luz de la lámpara alumbraba la cámara y vertía sobi e la joven una claridad suave; á E d m u n d o se le antojó que soñaba, que nada de lo que veía era real, sino todo imaginado como un hermoso cuento de hadas. Jenny le pareció un ser ideal, fino, ondulante, fugitivo, que pasaba junto á él iluminando su tristeza, aventando sus pesares... N o p u d o no supo contenerse, y repentinamente, enlociuecido, tomó una mano de la joven con las dos manos suyas, y luego, con un gesto de furor, estrechó contra su pecho los deditos rosados de aquella manecita suave y tibia. La caricia de E d m u n d o rápida y cruel, hizo r e primir á Jenny un grito de dolor y se le saltaron las lágrimas. E d m u n d o miró á su prima, y creyó ver en los ojos húmedos de ella una expresión de ternura y de perdón tan amorosa, que estuvo á punto de caer enloquecido á los pies de Jenny. Para no hacerlo así, levantóse exaltado, como un poseído; puso toda la voluntad de que era capaz en retirarse, y sin hablar, sin despedirse, lanzóse p o r la escalera de la escotilla. Llegó sobre cubierta, y allí, huyendo, de la casilla del piloto fuese á proa y subióse sobre un rollo de maromas y tomó asiento en la borda misma del navio, con grave peligro de caer al mar. E n aquel sitio la espuma venía encrespada y bullente á lamerle los pies, le daba por la espalda el viento, fosforescencias extrañas coronaban las olas, y á lo lejos, muy lejos, porque no había bruma, veíase el cielo juntarse con las aguas. La tarde había sido sombría; en el ciclo, nubes estrechas se extendían formando figuras caprichosas como cintas estrechas y largas. La luna se eJevó como si saliera de las aguas del mar; consecuencias? Yo veo una flor, la aspiro y la arrojo después de haber gozado de su perfume. Yo he sido engañado miserablemente, engañado por una mujer; no debo, no quiero ser fan necio que cargue á la cuenta de mi desventura pasada m ¡desdicha actual. ¿Acaso yo no tengo derecho á mi parte de felicidad? Mañana mismo, mañana caigo de rodillas delante de mi prima; mañana la digo que la adoro, y después de saber cuál es su contestación, la doy cuenta de mi secreto fatal. j F u e r a pues, indecisión! Llegaba aquel mañana, y no se decidía, porque al ver la luz de un día nuevo los remordimientos se alzaban corroyéndole y torturándole, y entonces, el infeliz vencido pedía á Dios que le protegiera, á Dios y á la Virgen, que tenía olvidados mientras se deslizaba grosera su vida de marino, pero á quien imploraba con oraciones que su madre anciana le enseñó de muchacho en aquellas terribles batallas que p o r tanto tiempo sostuvo entre su deber y su anhelo. Sin duda albergábase en el espíritu honrado del marino una innata lealtad, residuo de grandezas pasadas de sus progenitores ó germen de perfecciones y grandezas futuras, que le impedía cometer una mala acción; pero ahora la imagen de Jenny, radiosa y pura, Venía como una revelación celeste á iluminar el caos de sus pensamientos y la ventisca de su pasión arrebatadora. Antes de conocer á Jenny, E d m u n d o sólo había sentido sensaciones; sólo se le habían ocurrido ideas sin lazo de unión; Jenny infundía al marino sentimientos; le hacía pensar, porque el amor que sentía p o r su prima encendíale á un mismo tiempo el corazón y el pensamiento. Había ella hablado con James Lockrist; durante su conversación, el nabab, completamente despistado cte la marcha de las cosas y de la situación en que su hija se encontraba con respecto á E d m u n d o oyó á ésta decir:

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