Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 27-06-1905 página 1
ABC MADRID 27-06-1905 página 1
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 27-06-1905 página 1

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página1
Más información

Descripción

SUSCRIPCIÓN PAGO A N T I C I P A D O POR CADA MES fispaña, pts. i,5o. Portugal, pts. i Unión Postal, a francos. administración: 55, Serrano, 55, Madrid NUMERO SUELTO, CINCO CÉNTIMOS EN TODA ESPAÑA ABC N i 6 8 M A D R I D 27 D E JUNIO D E J 9o5 DE LOS ÜNieC D E P Ó S I T O ÍES PUBLICIDAD SOLICÍTENSE TARIFAS Anuncios económicos. Reclamos. Anuncios por palabras. Noticias. Informaciones. Administración: 55, Serrano, 55, Madrid EL PEL ALMONEDA. Venta del Hotel, Mobiliario y Estudio de lH aNn T a h e r u e r Hay muebles antiguos, techos pintados y mesa de billar. Obelisco, 4 dup. Hotel. PRUÉBENSE LOS CHOCOLATES poi allia a! v a clotas I. A A S A QUE M ENOS (OBRA PKIIVC I I I Í 6 R. PP. BENEDICTINOS MADRID X v í I A R r D Y Ca rrera. d e S a o ü vJerórLÍra. o, 6 UNIÓOS OEPOSITARIOS EN BUENOS AIRES SALONES DS VENTAS La casa más b rafa Madrid Comedores, airobas, yahinetes, pianos, camas doradas y de hierro é infinidad de artículos; precifiF sin couüíel. eiicia. 12, U I IAi OXK! i, 12 DADA rMnM ETI LL OAIÜIDn uHlfirU, Sres. GARCÍA HERMANOS Y CARBALLO. Almacén EL IMPARCIAL, Victoria, 1001 I IH 7 lLm %3 mm W C BiJali JAI If tf lUfi B KB. MIÜ OO BM Seguridad absoluta. Gran intensidad. Alcohol, 90 céntimos Iltro. Comp. de alumbrado por alcohol. preciado U l a d r i a loo BIBLIOTECA DE A B C CORAZONES HERIDOS 97 bujías. E n la chimenea ardía un fuego vivo y sus resplandores se reflejaban en los espejos y en los dorados de los cuadros. Sentado en una mesa cubierta de sobres y de papeles estaba el conde de la Rochemordau, teniendo enfrente de sí el retrato del general Bremont. A! entrar, Ricardo se fijó en este retrato y se figuró que estaba en su casa. La varonil expresión de la fisonomía de su abuelo reavivó aún más los sentimientos de valor y de energía que albergaba su corazón, y experimentó una emoción singular al ver á M r die la Rochemordau sentado en el sitio que él hubiera debido ocupar. Acometido del deseo brutal de arrojar á aquel intruso á la calle, tuvo necesidad de apelar á toda su calma para contenerse. ¿Con que derecho se instalaba así un extraño en la morada de los Bremont? Hasta que no se abriese el testamento, sólo él, Ricardo Bremont, era el dueño único de Boisrenaud. M r de la Rochemordau se levantó súbitamente y se adelantó hacia el joven con las manos extendidas y con el aire ceremonioso que le era habitual. Ricardo permaneció frío y severo. Comprendiendo que el sobrino de la S r t a Bremont presentaba la cuestión de frente, el conde trató de disimular bajo una cortesía exagerada el embarazo que le producía la llegada de aquel á quien usurpaba sus derechos. Con tono dolorido exclamó: -U n a gran desgracia acaba de acontecer á los parientes y á los amigos de la Srta. Bremont. Yo bien puedo decir que desde hace muchos años pertenezco p o r el cariño á la familia de su excelente tía, así es que comparto sinceramente su d o l o r Ricardo no respondió una palabra, y el conde prosiguió: -E r a tan buena y de un carácter tan encantador, que no se a podía tratar sin quererla... Ricardo interrumpió: ¿Deseaba usted hablarme? -S i n duda alguna. M r de la Rochemordau, completamente turbado al oír esto, cercó un sillón, diciendo al propio tiempo: f -Tenga usted la bondad de sentarse. súbita emoción, se enterneció al pensar ert el espectáculo que Ic esperaba, y desde la muerta de hoy su pensamiento se remontó hacia su padre, hacia su madre, hacía todos aquellos seres desaparecidos, y se arrepintió de sus preocupaciones egoístas. Nadie le esperaba en la estación. N o habiendo anunciado su llegada, era natural que sucediese así; pero á pesar de esto, podían haberlo tenido en cuenta. Sin prisa, pues, reprochándose por haberse puesto en camino tan ligero, entró en la fonda y se hizo servir el desayuno. Casi al mismo tiempo, una joven pareja que había venido en el mismo tren se colocó en el otro extremo de la mesa. -D o s recién casados- -dijo Ricardo para sí. La mujer era muy simpática y los dos aparentaban ser muy felices. Un camarero acudió en seguida á servirlos y el marido le preguntó: ¿H a b r á un coche para nosotros? -Si no es para una carrera muy larga, sí, señor. Ti -Dos recién casados. -dijo Ricardo para vi.

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.