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ABC CORDOBA 20-05-2019 página 88
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ABC CORDOBA 20-05-2019 página 88

  • EdiciónABC, CORDOBA
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Nunca entenderemos del todo el grado de inclinación con que Dios vierte su voluntad sobre nosotros Estamos llevando a la niña al colegio y le entran un par de mensajes con nombre de hombre y quita el iPhone del imán del salpicadero y lo esconde entre sus piernas. Podría decirle algo para ponerla nerviosa pero dejo que me continúe explicando que ayer rayó el coche en el parquin y que el dinero que tenía pensado gastar en cambiar de teléfono el suyo lo tiene ya con la memoria colapsada tendrá que destinarlo al chapista. Mientras redunda en su explicación y en sus lamentos en ese tic que adquieren las mujeres a partir de una cierta edad de repetir una y otra vez lo que acaban de decirte tomo lentamente mi iPhone X y procedo a comprarle uno exactamente igual. Justo antes de culminar la compra recuerdo los mensajes de hombre que ha recibido, no tanto por celos como por si lo que estoy haciendo tiene algún sentido. La miro cómo se abre paso entre el tráfico, por el retrovisor veo a mi hija bostezando, aún medio dormida, y yo me siento algo pesado porque ayer salí hasta tarde pero igualmente me he levantado para poder crear este perfecto momento familiar aunque las grietas de la imperfección no sean ajenas a un padre y una madre buscando aún su salvación. Y pienso que en este coche rayado, en esta mañana lluviosa e intransitable, con el sueño de Maria, mi leve pesadez y su iPhone obsoleto recibiendo mensajes de hombres divorciados, somos aún una familia, aún fértil, aún semilla, y compro el nuevo teléfono y aunque nunca entenderemos del todo el grado de inclinación con que Dios vierte su voluntad sobre nosotros, sólo cumpliéndola somos capaces de superar nuestras limitaciones, y nuestra mortalidad, proyectando algo de eternidad en nuestros actos. Ella se queja de que mientras me habla estoy mirando el móvil, y yo la miro y sonrío, le acaricio una mejilla, no le digo que su magnífico iPhone nuevo le llegará el martes, y mientras aún se queja, su viejo artilugio le vuelve a vibrar entre las piernas. salvador sostres Aún semilla todo irá bien Verbolario Armisticio, m. Aplazamiento. POR RODRIGO CORTÉS Han pasado 38 años desde que un oscuro personaje turco llamado Ali Agca disparara contra el Papa Juan Pablo II en El Vaticano y nadie ha podido determinar quién encargó aquel magnicidio que estuvo a punto de acabar con la vida del Pontífice en mayo de 1981. Ali Agca ha mantenido diversas versiones contradictorias. Llegó a afirmar hace unos años que el ayatolá Jomeini le pidió personalmente que asesinara al Papa para luego desdecirse y acusar al cardenal Casaroli de instigar su desaparición. Ambas confesiones son tan falsas como increíbles. Todo sugiere que fueron los servicios secretos búlgaros quienes manipularon a Ali Agca para acabar con Juan Pablo II. Detrás estaba muy probablemente el KGB soviético, interesado en eliminar una peligrosa amenaza para el bloque comunista. Lo que sí pudo averiguar la investigación es que el criminal turco contó con dinero, cómplices, pasaportes y cobertura para atentar contra el Papa tras huir de una cárcel de alta seguridad. Agca había estudiado Económicas en Estambul, donde fue captado por el Frente Popular para la Liberación de Palestina, una organización terrorista de gran notoriedad en los años 70. Fue adiestrado en Siria, donde algunos aseguran que fue reclutado por los servicios secretos búlgaros. Lo cierto es que volvió a su país y se convirtió en militante de los Lobos Grises, una organización paramilitar de extrema derecha. Fue en esa época cuando asesinó a Abdi Ipekci, editor de un periódico turco de tendencia izquierdista. Corría el año 1979 y fue capturado y condenado a cadena perpetua. Agca sólo cumplió seis meses hasta que se fugó con la ayuda de una mano misteriosa. Dos años después, el 13 de mayo de 1981, disparó contra el Pontífice en la plaza de San Pedro. Una bala le alcanzó en el vientre, pero logró salvar la vida gracias a la intervención de los médicos. Fue condenado a cadena perpetua por la Justicia italiana, pero el presidente Carlo Azeglio Ciampi le indultó tras 19 años en la cárcel. Previamente Juan Pablo II había anunciado que le perdonaba tras visitarle en la prisión. Pero Agca no pudo disfrutar de su libertad porque fue reclamado por el Gobierno turco para saldar la condena pendiente. En 2006, escribió una carta a Benedicto XVI advirtiéndole del grave riesgo que implicaba su viaje a Turquía. El Pontífice desoyó el consejo y no sucedió nada durante la visita. Cuatro años más tarde, el terrorista salió de la cárcel y pidió asilo en Italia, en Portugal y en Polonia, pero su solicitud fue denegada porque nadie quería dar cobijo a un hombre apestado. Entonces se publicó que se había convertido al cristianismo, lo cual era falso. Para aquel entonces, Ali Agca ya mostraba síntomas de deterioro mental. Antes de salir de su internamiento, su abogado hizo pública una carta en la que afirmaba ser un enviado de Dios en la tierra y predecía el inminente fin del mundo. Hace seis años, publicó sus memorias, explicando el intento de asesinato del Papa por una conspiración vaticana. Poco se sabe de él después de este momento. Sólo se puede afirmar que tiene 61 años, que reside en Turquía y que no está muy cuerdo. Todo indica que Agca fue manipulado para matar al Papa y que nunca ha sabido quién le manejó como a un muñeco. ASESINO POR ENCARGO Hirió gravemente a Juan Pablo II en El Vaticano de un disparo en 1981. El Papa le perdonó tras visitarle en la cárcel. Nadie ha sido capaz de esclarecer quién ordenó el atentado. Estuvo en prisión hasta 2010. En su juventud había pertenecido a organizaciones terroristas de extrema izquierda y de ultraderecha pedro garcía cuartango raros y malditos | Ali Agca La mano misteriosa Todo indica que Agca fue manipulado para matar al Papa y que nunca ha sabido quién le manejó como un muñeco Juan Pablo II visitó a Agca en prisión en 1983 ABC_CORDOBA_20190520

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