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ABC CORDOBA 08-12-2018 página 12
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12 OPINIÓN VIDAS EJEMPLARES PUEBLA SÁBADO, 8 DE DICIEMBRE DE 2018 abc. es opinion ABC LUIS VENTOSO SEPULTUREROS En España ya se pide a los enterradores que dominen el idioma regional L OS sepultureros más famosos de la historia nunca existieron. Son la pareja de sagaces rústicos que aparecen afanados sobre la tierra con sus azadas en el acto V de Hamlet. Shakespeare, aquel milagro que compendió todos los tipos y humores humanos, los dota de una ironía cómica, donde late esa sagacidad tan propia de los viejos y desconfiados pueblos labriegos. Ofelia, la infeliz enamorada de Hamlet, se acaba de suicidar ahogándose. Uno de los enterradores, el más quisquilloso, se pregunta si ha de sepultarse en tierra sagrada a la que deliberadamente ha conspirado contra su propia salvación El otro, puro sentido común, lo conmina a que se deje de zarandajas: Yo dígote que sí, así que cava presto el hoyo A continuación debaten sobre qué oficio crea obras más consistentes, si será el del albañil, el calafate o el carpintero, y uno de ellos da esta respuesta: Es el que construye horcas, porque esa construcción sobrevive a mil inquilinos Pero el otro sale en defensa del oficio de sepulturero: Pues no. Es el enterrador, porque las casas que construye duran hasta el juicio final Cavando y cavando, encuentran el cráneo del viejo Yorick, el bufón que hacía reír a Hamlet en su infancia. El atormentado príncipe de Dinamarca, que por allí anda, se estremece y toma la calavera en su mano. Shakespeare muestra entonces su maestría. En un instante el tono zumbón de la escena cambia por completo y llega el monólogo más célebre jamás escrito, el ser o no ser, donde Hamlet medita sobre la vana, efímera, desoladora condición humana. En Fene, un municipio de once mil habitantes de la ría de Ferrol, han convocado una oposición para ser sepulturero en su cementerio. Aunque la cremación exprés está poniendo el antiquísimo oficio contra las cuerdas, se han presentado treinta aspirantes, de los que solo 17 alcanzaron la prueba teórica, de la que salieron tres finalistas. Por lo visto en la España plural y autonómica ser sepulturero resulta más complejo que en los días de Shakespeare. Primero el ayuntamiento los sometió a un examen práctico (tapiar dos nichos en menos de media hora) El teórico fue todavía más exigente: preguntas sobre la Constitución, el Estatuto de Autonomía de Galicia y cuestiones sobre la vida municipal local. Es lógico. ¿Cómo va a uno a enterrar a los difuntos sin poseer un mínimo conocimiento de la Carta Magna y el Estatuto (de hecho el ayuntamiento se quedó corto y se echan en faltan unas preguntas de Derecho Romano y algo de ingeniería agrónoma, por aquello de la acidez de los suelos) Pero el gran momento llegó cuando los aspirantes a sepultureros tuvieron que acreditar que poseen el título oficial de gallego, no vaya a ser que el fiambre se levante, quiera platicar y el sepulturero no sea ducho en la lengua autóctona. La prensa local recoge que fue entonces cuando uno de los opositores, tal vez de la estirpe de aquellos enterradores humoristas de Shakespeare, reventó y dijo: También deberían haber pedido otros idiomas, porque igual el difunto se pone a hablar en francés... Y así discurre la vida en nuestra sin par España autonómica, plural, diversa y, a veces, manifiestamente tontolaba. HORIZONTE RAMÓN PÉREZ- MAURA CUANDO SÓLO SE TRATA DE PROHIBIR Son capaces de negar toda evidencia. Incluida la de que el Rey Juan Carlos renunció a los poderes dictatoriales que heredó SPAÑA ha vivido esta semana un gran momento con la conmemoración de los 40 años de la aprobación de la Constitución. Con justicia han afirmado muchos que han sido los mejores años de nuestra historia. Pero parece haberse perdido la referencia respecto a cuál era el sentido la Constitución de hace 40 años. Puede decirse sin exageración que la de 1978 es la Constitución de la Libertad. Una Carta Magna que nos trajo unas instituciones democráticas que han dado a España cuatro décadas de tanto progreso que sus ciudadanos han empezado a perder la referencia de lo que tienen. Son muchos, demasiados, los que juegan ahora peligrosamente con los valores de la democracia. Los que no respetan ni el valor de la vida, que es lo menos que cabe pedir. En la ceremonia del pasado jueves en las Cortes estaba claro desde el principio que los diputados de Podemos y asociados presentes sólo estaban allí para manifestar su discrepancia. Porque son capaces de negar toda evidencia. Incluida la de que fue el Rey Juan Carlos el que trajo por su soberana voluntad la democracia a España renunciando por iniciativa propia a los poderes dictatoriales que había heredado. Pero esa extrema izquierda tan rancia había decidido por anticipado negar todo reconocimiento, ni siquiera un breve aplauso. Hasta el punto de que en su voluntad de permanecer impasibles, ni siquiera fueron capa- E ces de aplaudir cuando la presidenta de las Cortes, Ana Pastor, evocó la memoria de las víctimas del terrorismo. Uno ya no sabe si son miserables o sordos. Vivimos tiempos en que esta izquierda que acogió la Constitución de 1978 como un momento del auge de las libertades ha reconvertido nuestro modelo político en uno de prohibiciones. Sólo saben gobernar prohibiendo. Es casi imposible encontrar un sector en el que esta izquierda no prohiba algo. El PSOE promovió las libertades con Felipe González, pero desde tiempos de Rodríguez Zapatero ha hecho todo lo posible por recortarlas. Él empezó prohibiendo el tabaco y llegó a prohibir un rato nada más circular a más 110 kilómetros por hora. Las nuevas prohibiciones promovidas por la izquierda en tiempos de Pedro Sánchez y Podemos son imposibles de listar. Requerirían un periódico entero. Prohibamos el diésel, prohibamos circular por el centro de las ciudades o por todas ellas en ciertos días, prohibamos los colegios concertados, acabemos con la emisión de la Misa en La 2 de TVE... La ministra de Transición Ecológica ¿transición a dónde? ha anunciado ahora que ella quiere prohibir la fiesta de los toros y la caza. ¿Qué haría la izquierda española si un ministro de derecha atacara cualquier otra actividad que hubiese sido declarada patrimonio cultural por cualquier organismo o institución? Otros dirigentes izquierdistas del mundo han declarado ya su arrepentimiento por algunas de las prohibiciones que impusieron. Es el caso de Tony Blair, que ha confesado que aceptó prohibir la caza del zorro en Inglaterra sin darse cuenta de lo que estaba haciendo. Hoy en día los zorros entran en domicilios particulares y amenazan a niños pequeños. Pero no hay derecho a cazarlos. En los pueblos de la sierra madrileña los jabalíes pasean por las calles en busca de comida y acabarán atacando a los humanos. Porque un jabalí en libertad no es peligroso. Huye del humano. Pero si se siente acorralado en una ciudad, matará para poder huir. Pero no hay que cazar jabalíes según Teresa Ribera. Los lobos, cada vez más, atacan los rebaños de ovejas y vacas al sur del río Duero, pero sigue estando prohibido cazarlos. Porque la Constitución de las libertades ha desembocado en la gobernanza de las prohibiciones de la izquierda.

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