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ABC CORDOBA 03-12-2018 página 54
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ABC CORDOBA 03-12-2018 página 54

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54 CÓRDOBA LUNES, 3 DE DICIEMBRE DE 2018 cordoba. abc. es ABC TRIBUNA LIBRE LA INFAMIA DE VALLELLANO POR JUAN LUIS SEVILLA BUJALANCE No es legítimo ni justo, y carece de fundamento alguno, la retirada de su nombre a la avenida Conde de Vallellano. Carece de consistencia jurídica y no tiene pruebas objetivas H E descendido a una lectura minuciosa en relación a Fernando Suárez de Tangil, Conde de Vallellano, que ostenta el privilegio de tener una avenida- -de creación suya- -bajo su nombre. Es notorio que ateniéndonos al mismo informe y dictamen de la comisión municipal de Memoria Histórica del Ayuntamiento de Córdoba, el Conde de Vallellano viene a ser acusado de represaliar al doctor Calandre, acusación que se sustenta en las aportaciones de su nieta, Cristina Calandre. El mencionado doctor habría remitido una carta firmada por él en la que manifestaba su deseo de no dimitir de su cargo en el servicio de la Cruz Roja en Córdoba. Dicha carta fue entregada por él personalmente en la citada entidad. Llegada la contienda civil y una vez que fuera designado presidente de dicha entidad asistencial Fernando Suárez de Tangil, según el informe y basándose sólo en los argumentos de la nieta, fue remitida una denuncia por aquél, que sirvió para la continua represalia que provendría de la llegada de la citada denuncia a tres Consejos de Guerra sumarísimos, al Tribunal de Responsabilidades Políticas y finalmente el Colegio de Médicos. Ante esta narración, y teniendo presente el informe con las imágenes que se aportan para demostrar la implicación de Fernando Suárez de Tangil en la represalia hacia el citado médico, se comprueba que la carta figura en los archivos de la Cruz Roja de Córdoba, y por tanto fue recogida como documento para conservar en dichos archivos por la autoridad, entonces aún republicana. Para que fuese archivada, tendría que ser entregarla en esa condición y con aceptación de su autor, quien con ello se atenía voluntariamente a que dicha carta permaneciese en los archivos citados y sus consecuencias. Fue posteriormente, con la inversión de la autoridad sobre la Cruz Roja, entrando a gestionarla personas del bando nacional, cuando todo el archivo que se conservaba, incluida esa carta, pasaba a disposición de los nuevos administradores de aquélla. Es importante ahora reseñar que, al examinar el informe de la comisión de la Memoria Histórica, lo que en realidad figura es un certificado en que se comunica la existencia de dicha carta, con la que el doctor Calandre manifiesta su adhesión incondicional a la República, además de su intención de permanecer en el cargo profesional y en las funciones que venía desempeñando. Dicho certificado viene a ser expedido por el secretario de la Cruz Roja, Luis Valero Carreras, quien, además de su firma, estampa el sello de la entidad en papel oficial de la Asamblea Suprema de la Cruz Roja, sita en Madrid como se puede observar en las citadas imágenes del texto, mientras que el Conde de Vallellano se limita en su función de presidente a dar el visto bueno. No se recoge expresamente ni se deduce de ninguna de las aportaciones del informe que se tra- VALERIO MERINO te de una denuncia por parte de nadie. Es sólo y claramente un certificado. Además de que no se demuestra que fuese una denuncia, tampoco se niega ni contraviene que dicho certificado se realizase y expidiese a requerimiento de alguna otra entidad, entre las que, posteriormente, juzgaron al doctor Calandre. Esto sí es más acorde con la existencia de un certificado oficial, cuya expedición es obligada para quien custodia los archivos de un órgano. Por tanto, el secretario, emitiría un certificado para alguien a requerimiento de ese alguien que no se cita. La participación de Fernando Suárez de Tangil es totalmente neutra, inexistente: el visto bueno. Es la acción que lleva el presidente de una entidad, a él le corresponde hacerlo como superior jerárquico del secretario, indicando que quien expide el certificado es la persona que debe hacerlo, y que se ha hecho conforme a derecho. Afirma Cristina Calandre que la firma no es con el nombre y apellidos del Suárez de Tangil, sino que aparece la rúbrica Conde de Vallellano Esto no aporta nada, e incluso obliga a demostrar que esa era su firma, ya que no se reconocen nombre y apellidos, y podría ser fácilmente falsificable, lo que ya exculparía totalmente al entonces presidente de la Cruz Roja. Deberían haberse cotejado las firmas antes de presentar acusaciones. Concluyendo: nadie ha aportado que existiera una denuncia contra el doctor Calandre, y sí que hay un certificado confirmando la existencia de una carta en los archivos de la Cruz Roja. Del uso que se diera al certificado y a la carta citada no son responsables sino quienes, posteriormente, se sirvieron de ellos para juzgar y perseguir al doctor Calandre, pero no quienes, en el ejercicio de sus funciones, y a las que estaban obligados, se limitaron a certificar la existencia de la carta. Teniendo en cuenta todo lo anterior, que exculpa a Suárez de Tangil de la acusación de represaliar al doctor Calandre- -lo que bien pudo llevarse a cabo por otras personas u organismos- -y recordando igualmente que esta es la única acusación que recae sobre él, no es legítimo ni justo, bajo ningún concepto, y carece de fundamento alguno la retirada de su nombre a la avenida de Conde de Vallellano. Esta actuación carece de consistencia jurídica y se basa en interpretaciones subjetivas. Es probable, no obstante, que se produzca la retirada, aunque de sabios es rectificar. Si se produce, los mismos que lo hagan alegremente discurrirán por calles y avenidas que don Fernando regalase a Córdoba, incluso sin saberlo, porque la ignorancia es muy grande en algunos; atravesarán la avenida, y cruzarán el Puente Nuevo en sus coches oficiales a toda velocidad sin recordar, o sin querer recordar, que a él se debe esta gran obra, trascendental para la ciudad; o harán uso del agua que, a una ciudad seca y calurosa como es Córdoba, no falta nunca gracias a la intervención de aquél junto a José Cruz Conde. Tan sólo el revanchismo, el resentimiento y la bajeza moral son capaces de algo así. Pero Fernando Suárez de Tangil dejó su legado para su querida Córdoba, sin tener en cuenta- -no sería posible que pensara en ello siquiera, desde su altura personal- -lo que le reservaban la ignorancia y la ingratitud. Al verlo, es probable que haya sonreído irónicamente, y haya pensado pobres diablos... JUAN LUIS SEVILLA BUJALANCE es profesor de Derecho Civil de la Universidad de Córdoba

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