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ABC CORDOBA 27-11-2018 página 57
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ABC MARTES, 27 DE NOVIEMBRE DE 2018 abc. es cultura CULTURA 57 Paolo Pasolini, quien lo introduce en el séptimo arte y lo escoge como asistente de dirección en su primera obra, Accattone (1961) Al año siguiente es Bertolucci el que dirige su primera película: La commare secca Anticipando claramente el 68, en 1964 dirigió Prima della rivoluzione donde el protagonista es un joven burgués inscrito en el Partido Comunista. Su primer premio importante, el David di Donatello, Bertolucci lo ganó con El conformista (1970) película basada en la obra homónima de Alberto Moravia con Jean- Louis Trintignant como protagonista. Otras películas de notable éxito fueron El conformista El té en el desierto y Pequeño Buda Megalómano no creyente Con el enorme éxito que obtuvo con El último tango en París Bertolucci reconoció en una entrevista al Corriere della Sera en el 2005 que se hizo un poco megalómano Muchos ru- mores rodearon a la escena de sexo del filme, pero el realizador reveló pasado un tiempo que Maria Schneider, que entonces tenía 19 años, desconocía los detalles de la escena: La idea nos vino a Brando y a mí desayunando, mientras él untaba pan con mantequilla. De inmediato nos hicimos un guiño cómplice. Decidimos no decir nada a Maria Schneider para obtener una reacción más realista. Ella lloró, gritó y se sintió herida. En cierta forma, se sintió herida porque no le había dicho que se iba a producir una escena de sodomía. La muerte de Maria llegó antes de que pudiera abrazarla y pedirle disculpas En la vida y en las narraciones de Bertolucci se entremezclaron la dimensión política y la transgresión privada, Partido Comunista y Freud, lo público y privado, justamente como en su admirado Pier Paolo Pasolini. Bertolucci destacó siempre su influencia, hasta el punto de proclamar que Bertolucci centró su cine en el gusto por el melodrama, partiendo de la cotidianidad de la vida para descubrir una historia. Entre sus numerosos premios, destacan el León de Oro a la carrera en la Mostra de Venecia en 2007. El mismo reconocimiento obtuvo Militancia en 2011 con la Palma de Galardones Su militancia política y el A los nueve Oscar Oro de honor en Cannes. psicoanálisis marcaron Bertolucci pasó los últide El último especialmente a Bertolucmos años de su vida en emperador se ci. En 1969 se hizo con el una silla de ruedas por carnet del Partido Comu- suman premios a problemas de salud. Pero nista (dejó de renovarlo a a pesar de su evidente una carrera en mitad de los años 80) y Cannes y Venecia deterioro físico, en una comenzó también su larde sus últimas entrevisga etapa de psicoanálisis: tas confesó que en abso En los primeros diez años fue un gran luto pensaba en la eutanasia. Una vez, estímulo para el trabajo, pasaba del al ser preguntado si creía en Dios, resanálisis de la experiencia a la comu- pondió con una sonrisa: Soy ateo, granicación. Después, me han ayudado cias a Dios, como decía Buñuel El los años en Oriente, el estudio de la mundo de la cultura italiana, desde cultura china, del budismo... Cineas- Roberto Benigni a Beppe Grillo, llorata enamorado de lo bello y de lo lírico, ba ayer al cineasta. debía todo al que fue uno de los grandes artistas e intelectuales italianos del siglo XX. Además de esa influencia que marcó toda su vida como cineasta, Bertolucci reconoció también haberse inspirado en directores como Godard, Kurosawa y los neorrealistas. Cuatro joyas de su filmografía El último tango en París (1972) Película de culto, en la que Marlon Brando y Maria Schneider mantienen una tórrida relación sexual Novecento (1976) Drama que hace un complejo recorrido político y social por la Italia del siglo XX. En el reparto, nombres como Gérard Depardieu y Robert De Niro El último emperador (1987) Protagonizada por John Lone, Peter O Toole y Joan Chen, con música de Ryuichi Sakamoto, David Byrne y Cong Su El cielo protector (1989) Adaptación de la novela homónima de Paul Bowles, con Debra Winger y John Malkovich en los papeles protagonistas OTI RODRÍGUEZ MARCHANTE ANTES Y DESPUÉS DE LA REVOLUCIÓN Hay un Bertolucci grande que trata de tú a tú la soledad, el naufragio, la reclusión y los mundos que se extinguen sin posibilidad de indulto tes de la revolución una película impregnada de juventud, potencia e ideología. Justo todo lo contrario de lo que se intuye en El último tango en París donde Bertolucci ya había hecho su recorrido desde la credulidad hasta un maduro descreimiento. No fue, sin embargo, un viaje sin vuelta, pues en sus últimas películas, Soñadores y Tú y yo aún recoge las briznas de esa belleza robada a sus ideas juveniles. Y probablemente creyó siempre aquella boutade que dijo uno de sus personajes: no se puede vivir sin Rossellini. Hay un muy querido y respetado L o revolucionario en Bertolucci llegó tras su aceptación de que estaba más de vuelta que de revuelta, cuando rescató al mismo tiempo que otro italoamericano a un desesperado o desamparado Marlon Brando. El último tango en París es la revolución de Bertolucci, aunque en la década anterior hizo, claro, su An- Bertolucci, el juvenil, despeinado y pequeño, pero también hay un Bertolucci grande, que es el precisamente grande, el de El último tango en París el de Novecento y el de El último emperador el que trata de tú a tú la soledad, el naufragio, la reclusión y los mundos que se extinguen sin posibilidad de indulto. En esa tragedia de un hombre ridículo, avinagrado de viudez, que se pilla los dedos con un tarro de mantequilla y que sabe que masca su último chicle está ya el canto de cisne de un cineasta lampiño e inconformista, y le da la bienvenida a otro en el que la madurez, el pesimismo y la melancolía se disputan los mejores pedazos de su cine: pedazos como los que compartirán la frutal Liv Tyler y un gastado y lúcido Jeremy Irons en Belleza robada momentos con el aroma de las fresas salvajes de Bergman. Algunos pedazos de La Luna o de El cielo protector que en eso reside lo más singular de su talento, en diseminar momentos, instantes, de gran cine por sus películas. Desde luego, en esas películas de Bertolucci está todo el cine del último medio siglo, está el neorrealismo, está la nouvelle vague están Pasolini y Rossellini, está Godard y lo antigodardiano, está lo francés, lo oriental y está Hollywood... Y está la idea de alguien capaz de adaptarse a Borges la estrategia de la araña y de adaptarse al duro golpetazo de ganar nueve Oscar con El último emperador Sobrevivió a los años sesenta, cuando vio en el cine un modo de cambiar el mundo; también a las dos siguientes décadas, cuando más bien vio en el mundo un modo de cambiar el cine (o su cine) y aguantó en su último trayecto hasta llegar a una especie de síntesis y comprobar y filmar cómo el mundo y el cine lo habían cambiado a él.

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