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ABC CORDOBA 26-11-2018 página 15
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ABC CORDOBA 26-11-2018 página 15

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ABC LUNES, 26 DE NOVIEMBRE DE 2018 abc. es opinion OPINIÓN 15 UNA RAYA EN EL AGUA EL CONTRAPUNTO ISABEL SAN SEBASTIÁN SÁNCHEZ SE DESCOMPONE ¿Cómo van a respetarnos en Europa si el presidente consiente que sus socios catalanes escupan al ministro de Exteriores? L A escombrera sobre la que se aupó Pedro Sánchez para alcanzar una poltrona inmerecida se desmorona bajo sus pies. Uno a uno va perdiendo apoyos, a medida que se evidencia la inviabilidad de un proyecto basado exclusivamente en su ambición personal. Una a una van quedando al desnudo sus múltiples lagunas políticas y sus graves carencias éticas. Uno a uno se manifiestan los agujeros negros de su gestión, jalonada hasta la fecha de mentiras, incumplimientos, fracasos y mucha propaganda hueca empeñada en revivir a Franco. Mientras él va y viene en el avión oficial, ensayando ante el espejo cada sonrisa, cada posado, cada paso y cada gesto, imbuido de un narcisismo rayano en lo patológico, la obra que empezó a construir a raíz de la moción de censura se hunde irremediablemente en el fango. Naufragan, huérfanos de votos, los presupuestos de la vergüenza que su vicepresidente en la sombra, Pablo Iglesias, fue a negociar a la cárcel con un presunto golpista. Le sacan los colores distintos organismos internacionales, encabezados por la Comisión Europea, poniendo al descubierto los cálculos fraudulento que sustentan esas cuentas. No contentos con negarle el respaldo en el Congreso, sus socios de la izquierda separatistas catalana insultan y escupen a su ministro de Exteriores, José Borrell, quien aguan- ta el salivazo en soledad, mientras él señala acobardado a la bancada del PP en lugar de plantar cara a la que alberga a los rufianes. ¿Alguien se sorprende de que Londres y Bruselas hayan aprovechado esa muestra de debilidad para excluir a Gibraltar del acuerdo final del Brexit y dejarnos colgados de la brocha con vanas promesas? Si el Gobierno de España no se hace respetar, no podemos esperar que se le respete. Los salivazos se pagan caros en la escena internacional cuando el llamado a castigarlos hace gala de su catadura yendo a rendir pleitesía a la dictadura cubana, en lugar de librar a fondo la batalla europea, y remata la jugada eludiendo reunirse con la oposición democrática. Pedro Sánchez se descompone en su versión presidencial al mismo ritmo que moldea, enamorado de sí mismo, su figura de premier glamuroso semejante a Macron o Trudeau. Cuanto más lograda parece esta última, menos base real sostiene al personaje que Susana Díaz no quiere ni ver por Andalucía. No hay miembro (o miembra de su Gabinete que haya escapado a la tentación de crear una sociedad instrumental con el propósito de pagar menos impuestos, práctica de la que él abominó cuando presumía de venir a regenerar la vida pública hasta el punto de comprometerse a fulminar a cualquier colaborador culpable de incurrir en ella. Su tesis doctoral apesta tanto a falsedad que será investigada en el Senado. Le acaba de dejar en evidencia el abogado del Estado que encabezó la persecución de la trama Gürtel, Edmundo Bal, considerado progresista destituido de su puesto por mantenerse firme en su criterio profesional y negarse a firmar un escrito de acusación repleto de falsedades destinadas a rebajar de rebelión a secesión el delito cometido por los golpistas del 1- O. Y suma y sigue. Sale de un charco de barro para adentrarse en otro de estiércol. Se aferra al cargo con la desesperación del hambriento, rectificándose sin pudor a sí mismo, porque ahora sabemos, gracias a su fiel Carmen Calvo, que nada de lo que dijo antes de llegar a La Moncloa tenía valor alguno; que Pedro Sánchez líder del PSOE era una persona y Pedro Sánchez jefe del Gobierno otra muy distinta, que se descompone al paso del tiempo. IGNACIO CAMACHO ESTADO DE COLAPSO El tejido institucional sufre una crisis de modelo en la que los tres poderes del Estado se han bloqueado al tiempo L gran problema de la España actual no consiste en que las instituciones hayan entrado en crisis sino en que no han logrado salir de ella. Mal que bien, el país, su economía y su sociedad civil sí han remontado, aunque con grandes costes y a duras penas, la recesión que hizo estragos hace una década. Sin embargo, el tejido político y administrativo del Estado sigue sufriendo las secuelas del shock que colapsó las estructuras del sistema. La esfera pública vive bajo una especie de síndrome de inmunodeficiencia, y esa vulnerabilidad ante cualquier situación de riesgo se ha vuelto endémica. La falta de reformas, que ya eran urgentes cuando estalló la quiebra, condena al fracaso todo intento de revertir la decadencia. De cada posible solución surge una dificultad nueva, con el agravante de que la renovación de la dirigencia y el surgimiento de otros liderazgos y de una distinta correlación de fuerzas ha debilitado aún más la capacidad de respuesta. En pleno ciclo crítico, con un conflicto de secesión sin cerrar y una desaceleración económica en puertas, las élites se centran en un estéril revisionismo del pasado y en huecos debates de brocha gruesa. Carente de impulso y de ideas, el modelo ha dejado de funcionar y se mueve por pura inercia. Quizá nunca en esta democracia se haya producido un bloqueo simultáneo de los tres poderes como el de este momento. El ejecutivo no tiene otro horizonte que el de alargar hasta donde pueda la estadía provisional de su débil Gobierno. El legislativo simplemente no puede legislar aunque casi es mejor que no lo haga por ausencia de acuerdos y por su propio fraccionamiento, y sus miembros tratan de sacudirse la atonía a base de tremendismo dialéctico. Y el judicial se ha autolesionado con el sainete de las hipotecas y el obsceno juego de interferencias políticas en su Consejo. La Corona, último factor de estabilidad y la única institución que ha estado a la altura de los acontecimientos, está sometida a un acoso populista cada vez más abierto. El cuadragésimo aniversario de la Constitución va a celebrarse en un ambiente cataléptico en el que el activismo de sus enemigos parece más vigoroso que la melancólica defensa del proyecto. Entre otras razones porque ha desaparecido el factor de cohesión que la hizo posible: el consenso. Este inquietante marasmo no lo va a solucionar un adelanto electoral si no se produce un cambio de registro. Que no estriba sólo en una mayoría de otro signo sino en una inyección de aliento, un compromiso que supere la inestabilidad connatural a la ruptura del bipartidismo y retire a nacionalistas y separatistas su condición de gozne decisivo. El paradigma moderado del 78 corre peligro porque la socialdemocracia está abandonando el bloque del constitucionalismo. Y la regeneración de ese sistema herido pasa por el restablecimiento de una masa crítica que ocupe el vacío. E JM NIETO Fe de ratas

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