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ABC CORDOBA 25-11-2018 página 5
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ABC DOMINGO, 25 DE NOVIEMBRE DE 2018 abc. es ENFOQUE 5 Albert Rivera, ayer en un acto de España Ciudadana EP Santiago Abascal, presidente de Vox, en Córdoba EFE Sánchez y su esposa, en junio de 2015 O. DEL POZO Pablo Casado ondea la bandera tras su mitin de ayer en Granada EFE El fin de los complejos Banderas para todos JUAN PABLO COLMENAREJO Siguiendo a pies juntillas la doctrina Calvo, cuando Pedro Sánchez no era presidente del Gobierno se puso como fondo del escenario la bandera de España más grande y esplendorosa para iniciar su carrera hacia La Moncloa. Entonces, junio de 2015, todavía no le habían echado por la ventana de Ferraz, ni tampoco había regresado del ostracismo a donde lo mandaron los mismos dirigentes regionales que ahora prefieren que no se acerque a la campaña electoral andaluza y que aleje lo más posible las elecciones generales de las autonómicas y municipales. Desde esa exhibición de la enseña nacional no se recuerda otra en el PSOE. La izquierda española aceptó durante la Transición que la bandera fuese la misma que empezó a ondear en el reinado de Carlos III, por cierto, el monarca reformista cuyo retrato guarda la espalda de Felipe VI en su despacho de trabajo. Salvo cuando España ganaba un campeonato en fútbol o Nadal hacía una de las suyas, solía ocurrir que la bandera nacional permanecía oculta, por vergüenza e incluso por complejo, de unos y de los otros también. En algunos casos, como manifestaciones y mítines, incluidos los del PSOE sanchista, se han visto más banderas de 1931 que de 1978. Pero lo que ha cambiado el miedo al qué dirán ha sido el golpe independentista de octubre de 2017. La rebelión de Puigdemont y compañía ha sido una fábrica de consti- tucionalistas. El despliegue de las banderas en balcones y ventanas fue un estruendo. La tela colgando no hizo ruido, pero sí demostró un hartazgo frente al vapuleo y maltrato a la democracia del 78. No es la derecha española la que ha aumentado el número de partidarios de la secesión, sino al revés. El golpe de octubre lo fomentaron las élites políticas y económicas que trataban de sacar tajada de la crisis del euro. La exhibición general de la bandera del 78 en los domicilios particulares fue una expresión política libre y espontánea, fruto del ataque secesionista. Quien sepa interpretar por qué ocurrió se llevará buena parte del éxito electoral. La imagen de Sánchez con la bandera gigante se queda vieja porque el sanchismo reina ya en La Moncloa, y viaja a Cuba como jefe del Estado, apoyado en todos aquellos que se afanan en la tarea de suprimir el actual sistema constitucional y la idea de España como nación de libres e iguales. Ciudadanos ganó las elecciones autonómicas en Cataluña sin el complejo de la izquierda y de la derecha a defender la España constitucional. Rivera ocupó el sitio abandonado por los socialistas y el PP. Pablo Casado trata de recuperar el terreno perdido tal vez sea tarde durante la quietud del marianismo mientras le aprieta por su derecha una formación, Vox, que recoge y suma a los indignados y cabreados con un discurso extremista, y de órdago a la grande, que recuerda a lo que hizo Podemos en 2015, pero desde la otra punta. La bandera de España es de todos y no de uso particular. Tampoco se puede privatizar. No se le debe reprochar su exhibición a nadie. Ni siquiera el presidente del Gobierno, que debe tener en cuenta que a su ministro de Exteriores le odian y escupen por defender la bandera de España, pero desde la izquierda.

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