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ABC CORDOBA 22-11-2018 página 17
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ABC CORDOBA 22-11-2018 página 17

  • EdiciónABC, CORDOBA
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ABC JUEVES, 22 DE NOVIEMBRE DE 2018 abc. es opinion OPINIÓN 17 VIC CRÓNICAS DE PEGOLAND RAFAEL RUIZ LA GENTE SERIA Aquel respeto reverencial por lo institucional se ha disuelto como un azucarillo entre chulos y aprovechados L día que la alcaldesa de Córdoba desalojó al público del Pleno con Anguita dentro, dicen testigos presenciales, hubo una anécdota de esas que se llaman reveladoras. En medio de una ruidosa protesta de algunos de los colectivos habituales, de los que la suelen liar parda, un grupo de personas le dijo al exalcalde del PCE algo así que hacían falta políticos como él para enderezar la situación. Dejadlos a estos- -dijo Anguita señalando al actual Pleno- -que yo no aguantaba ni media tontería lo cual matizó las ganas de que volviese. Ahora se recuerda poco pero el político cordobés, con todas las extravagancias que se le puedan atribuir, siempre tuvo un enorme sentido institucional. Tanto, que dio orden de dejar de programas visitas de camaradas del PCE que le pedían un empleo para ellos o para sus familiares. O que reclamó la preferencia del poder civil sobre cualquier otra circunstancia con la respuesta al obispo de la época sobre quién era autoridad para quién. Vistos los numeritos, todo eso se ha perdido. En política hay dos bandos, los chillados y los que chillan. Los mismos que ahora se quejan de que van a silbarle al Pleno organizaron- -que sí, que fueron ellos- -la lamentable sesión plenaria del Viernes de Dolores de 2012 que José María Bellido- -y todos los que estábamos por allí- -recordaremos muchos años. Ahora lo que se llevan son las camisetas y las impresoras. El insulto descarnado que llega al gargajo como consecuencia lógica. La apariencia chulesca de personajes que no tienen dos lecturas ni tres periódicos. La aparición de tipejos que se hacen una carrera política sobre la palabra gruesa y no sobre el dato cierto y el argumento inapelable. A la institución se le ha perdido el respeto incluso desde los teóricamente solemnes que confunden el culo de un partido con la témpora, que resulta que es de todos. El PSOE local, tan circunspecto para sus cosas, acaba de declarar que una reunión a las que asistieron seis presidentes de las diputaciones andaluzas es una cosa puramente institucional, cómo se le ocurre otra cosa buen hombre. Al encuentro asistieron todos los responsables de estos organismos salvo los de Almería o Málaga que resulta, qué casualidad, que son los únicos del PP, que por supuesto ni siquiera fueron invitados. El encuentro, dicen las crónicas, fue una reunión para coordinar sus políticas, socialistas por supuesto. Al término del mismo, las 23 personas asistentes se tomaron un tentempié a 40 trompos el cubierto en un restaurante de la localidad que acogió tan magno evento, cuya factura, de mil euros, fue girada a las arcas públicas. Cualquiera en sus cabales pensaría que si van de un partido para trazar estrategias de su partido pues que es un acto de partido. Pero dice la Diputación de Córdoba, que a veces hay que quererla, que fue una cosa de la institución. Hay escupitajos que no precisan saliva. Ciertamente. E VERSO SUELTO LUIS MIRANDA MIEDO Y HARTAZGO Vox llenó hasta la bandera (de España) el hotel Ayre y ha dejado pánico a izquierda y derecha UEDE que haya gente que piense que es capaz de convertir el miedo en votos, y quizá incluso lleven razón en una parte, pero no se han dado cuenta de que no serán capaces de sacar provecho alguno del rechazo y el cansancio. El martes pasado Vox hizo un mitin en el hotel Ayre que no sólo llenó la sala hasta la bandera (de España, por supuesto) sino que dejó a mucha gente fuera, y ha dejado a parte de Córdoba llena de pánico: el impostado de los progresistas, que alertan de que viene el monstruo ultra aunque saben que no les va a morder, y el auténtico de los del PP, que sí se temen perder bastantes votos y algún escaño. A los primeros les viene de perlas pintar al coco con dientes afilados y sed de sangre roja; los segundos andan buscando en las galerías fotográficas a los asistentes para ver cuántos fieles se les han ido por la gatera. Lo de menos es pensar en si había nostálgicos de un régimen que apenas conocieron o jovenzuelos que se dejan deslumbrar por discursos de nacionalismos enardecidos: con Vox puede pasar lo mismo que antes sucedió con Podemos. Son una respuesta de los márgenes a los fallos del sistema, y no funcionarán para atajarla los gritos de alerta ni el dibujo de una caricatura siniestra. No representan la mejor solución, pero desde luego tampoco es lo que esperan quienes acuden, que creen P que sacando mucho la bandera, reclamando Gibraltar y prometiendo quitar las autonomías mietras se presentan a unas elecciones autonómicas van a quitar todos los problemas de un brochazo. Lo que sí es incuestionable es que los mismos que ahora se pueden llevar un bocado y perder sustancia son los que antes se durmieron pensando en que el voto útil les garantizaba no tener que pensar más que en la conveniencia. En el Ayuntamiento se sientan desde 2015 cuatro personas de Ganemos Córdoba que no pueden tomar decisiones sin antes consultar a una asamblea donde acuden treinta personas que creen que en el Consistorio se pueden inventar impuestos de hidrocarburos y garantizar derechos básicos. En eso no es menor la culpa de la misma Junta de Andalucía, que trata a sus hospitales como auténticas consejerías pero ha convertido a la atención primaria en un cajero automático despersonalizado, y que quiere tapar las grietas de los colegios con programas contra la violencia de género. Aunque no sean lo mismo, Ganemos no era más que una proyección de Podemos, y aquel partido aprovechó el desamparo en los años de la crisis para esconder las garras totalitarias. Ahora que se sabe que el miedo a Pablo Iglesias no fue bueno para el PP, la gente de izquierdas piensa en cómo sacarle partido al auge de Vox para llevar a las urnas a quienes pensaban quedarse disfrutando del domingo en el sofá, como si los que se abstienen sólo estuviesen a la izquierda y los liberales o conservadores acudiesen a votar con disciplina castrense. También aquí tendrán que ver las subidas de impuestos de Montoro, la complacencia con la ideología de género y el aborto, los temblores de pulso con el artículo 155 y la forma en que se ha dejado que el PSOE se apropie de la región como si andaluces sólo fueran los suyos. Todo se andará después del llenazo del otro día, aunque en Córdoba es poco probable que saquen un diputado. Eso sí: quienes tengan la tentación de confiar en el miedo que tengan en cuenta que puede ser mucho más poderoso el hartazgo, y ese sí saben usarlo en los márgenes Podemos y Vox.

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