Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC CORDOBA 19-11-2018 página 14
ABC CORDOBA 19-11-2018 página 14
Ir a detalle de periódico

ABC CORDOBA 19-11-2018 página 14

  • EdiciónABC, CORDOBA
  • Página14
Más información

Descripción

14 OPINIÓN VIDAS EJEMPLARES PUEBLA LUNES, 19 DE NOVIEMBRE DE 2018 abc. es opinion ABC LUIS VENTOSO EL MALESTAR FRANCÉS Los chalecos amarillos señalan un problema, no las soluciones A MANCIO Ortega, el único varón sin pajarita, arquearía una ceja en su mente contemplando el alarde de la boda de su hija Marta. Fuegos ornamentales, comida de laboratorio Adrià, tropel de famosos, tonadas a cargo de Nora Jones, Jamie Cullen y el jefe de Coldplay. Ortega, hijo de un ferroviario, mozo de tienda en su adolescencia, resultó un genio de lo suyo y se convirtió en una de las cinco personas más ricas del planeta. Pero sigue mirando de reojo a sus orígenes, de ahí su apego a la discreción. Su hija Marta creció ya en otra escuela y ambientes. Tiene sus virtudes, pero es casi imposible que repita la cultura del esfuerzo de su padre y su alergia a la espuma de las vanidades. Las circunstancias nos moldean. En Francia se ha vivido de maravilla. Pero la prosperidad puede provocar acomodamiento. El hambre de competir no es igual que arrancando desde abajo. Una amiga que trabaja en una factoría española de la multinacional francesa Michelin cuenta que la cadena de montaje va más rápido aquí que en Francia, pero a su vez las dos plantas europeas son más lentas que la tailandesa. Europa ya no tiene la pegada de los asiáticos. Francia se ha gustado tanto que odia las reformas como reconoce el hoy también odiado Macron. El país está anquilosado. La comparación con la vecina Alemania les saca los colores: 9,3 de paro ante solo un 3,4 una deuda pública del 97 frente al 64 alemán. El peso del Estado es desproporcionado (el sector público aporta el 57 del PIB) Las pensiones y la protección social son magníficas, pero insostenibles. La losa fiscal y la híper regulación lastran la iniciativa empresarial y la inversión foránea. El país que trajo la Ilustración y el cine parece haber perdido ingenio. La vida en provincias languidece. La integración de sus 5,7 millones de musulmanes chirría. Hay periferias con sombras de gueto. Macron intenta soltar lastre, aligerar las riendas estatistas, engrasar la legislación laboral, dar oxígeno fiscal a las empresas. Resultado: su imagen está hundida y ha incendiado el país con un error táctico, subir la tasa del diésel con pretextos ecológicos, cuando su precio ya había aumentado un 23 en doce meses. Cincuenta años después del 68, Francia, ese país tranquilo que a veces la arma, vuelve a las calles. Ocho personas desde un grupo de Facebook convocaron el 10 de octubre una protesta con chalecos amarillos de tráfico contra la subida del combustible. Sin partidos ni sindicatos detrás, la mecha ha prendido por todo el país: el sábado casi 300.000 manifestantes cortaron 2.300 carreteras. El malestar de la provincia olvidada contra el fulgor de París. También la queja de los que se han quedado atrás Protestan contra el presidente de los ricos cuya dimisión vocean. Estamos descontentos con cómo van las cosas resumía un jubilado de 74 años, embutido en su chaleco amarillo. Pero el descontento es el síntoma, no la solución. No admiten que el problema no es Macron, sino que el futuro se ha mudado a Asia. Europa, perpleja y acomodada, se resiste a asumir que solo se compite estudiando y trabajando más que tus rivales. EL ÁNGULO OSCURO JUAN MANUEL DE PRADA PODREMOS En el desencanto de los votantes de Podemos hay un afán de retorno a la comunidad política tradicional S E habla mucho en estos días del desencanto que ha aflorado entre las bases de Podemos, al que se le pueden buscar razones más o menos banales, de tipo ideológico o sociológico, que no aciertan a explicar la raíz más profundamente política (incluso, si se quiere, antropológica) del fiasco, que aquí nos proponemos explicar sucintamente. Podemos no nació como un partido político al uso, en torno a unas oligarquías ya consolidadas (como fue el caso de UCD o PP) o como resultado de una operación teledirigida por la plutocracia internacional (como ocurrió en la refundación del PSOE en Suresnes) Podemos nació de una efervescencia popular sincera, amasada de descontento y repudio hacia la vieja política que adquirió una visibilidad rotunda en las protestas del 15- M. Este movimiento espontáneo lo supieron aprovechar los líderes de Podemos al modo espartaquista preconizado por Rosa de Luxemburgo, presentándose ante esas masas de indignados como una herramienta de poder popular y regeneración democrática. El espontáneo impulso de cambio que latía en la calle fue brillantemente encauzado hacia el fin estratégico de la conquista del poder político por los líderes de Podemos, que así se convirtieron en vanguardia de aquella efervescencia popular, cuidando de que las masas siguiesen creyendo que la vanguardia no hacía sino dar forma a sus reivindicaciones y poner las instituciones al servicio de la gente Pero, para llevar a cabo esta estrategia espartaquista de conquista del poder, los líderes de Podemos tuvieron que constituirse en partido. Y, constituyéndose en partido, entraron fatalmente en la dinámica descrita por Robert Michels, quien ¡hace ya un siglo! nos demostrase con su célebre ley de hierro de la oligarquía que los partidos políticos son incompatibles con la democracia. Pues, en efecto, los partidos son organizaciones fundadas sobre el dominio de los elegidos sobre los electores, de los mandatarios sobre los mandantes, de los delegados sobre los delegadores o sea, organizaciones oligárquicas cuyos líderes citamos de nuevo a Michels que al principio no eran más que órganos ejecutivos de la voluntad colectiva, se emancipan al poco tiempo de la masa y se hacen independientes de su control Este proceso, connatural a todo partido político, en el que la estructura oligárquica aplasta el principio democrático básico ha resultado sin embargo mucho más doloroso para los simpatizantes de Podemos, que eran sincera o ingenuamente demócratas y aspiraban a que su partido actuase como vehículo de expresión de sus anhelos. Pero en el desencanto que ha aflorado entre las bases de Podemos subyace, sepultada por la hojarasca ideológica, la nostalgia de una política auténticamente democrática, en la que la representación política no se funde (como ocurre en la partitocracia) en el dominio de los elegidos sobre los electores, sino en el mandato de los electores sobre los elegidos. Sólo en un sistema de representación política mediante mandato los anhelos populares podrán encontrar voz en las Cortes y participación en los órganos gubernamentales. Pero, para que esta forma natural de representación política sea viable, primero hay que disolver los partidos políticos, oligarquías que fundamentan su dominio en la demogresca (o sea, en vanas confrontaciones por entelequias) a la vez que aplastan los anhelos genuinos del pueblo (o sea, las realidades concretas de la vida) En el desencanto de los votantes de Podemos hay, en el fondo, un afán de retorno a la comunidad política tradicional, que la partitocracia nunca, nunca, nunca va a satisfacer. Pues la partitocracia existe, precisamente, para destruir la comunidad de los hombres.

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.