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ABC CORDOBA 10-11-2018 página 15
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ABC CORDOBA 10-11-2018 página 15

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ABC SÁBADO, 10 DE NOVIEMBRE DE 2018 abc. es opinion OPINIÓN 15 VIC EL NORTE DEL SUR RAFAEL ÁNGEL AGUILAR SÁNCHEZ ALEJANDRO Y NICOLÁS Dos niños son los protagonistas de la semana: uno quería morirse por el acoso escolar que padecía, el otro volvió a la vida en un avión a EE. UU. L DESDE SIMBLIA JOSÉ CALVO POYATO ALGO NO CUADRA El lema del bipartito de un gobierno para la gente se aleja de la realidad ante la mala gestión de los servicios sociales municipales U no de los lemas con que se definió el bipartito municipal cuando llegó al poder, con el apoyo exterior de Ganemos Córdoba, fue el de ser un gobierno para la gente El mensaje era importante. Por un lado, se aludía de forma subrepticia, a que el anterior gobierno no lo había sido para la gente y, por otro, se apuntaba a que la gente- -la expresión había sido acuñada en las filas podemitas para referirse a los ciudadanos- -iba a ser la destinataria de la gestión municipal. La gente, no obstante, no eran todos los cordobeses, si nos atenemos a lo que alguno de los próceres del bipartito declaró hace algún tiempo, aunque pueda parecer mentira. La gente, según dejó caer Pedro García, eran únicamente los cordobeses que estaban en su onda ideológica y apoyaban sus planteamientos políticos. También, se hizo bandera de gobernar, con el término gente, para favorecer a los más necesitados. Los que ahora se ha dado en denominar como los más vulnerables. Eso significaba, desde la perspectiva municipal, por ejemplo, no actuar sobre los ocupas de Rey Heredia o establecer un bono para suministrar agua gratis, al menos para cubrir las necesidades básicas de una familia. Lo primero, lo de los ocupas, lo han cumplido. Lo segundo fue un fiasco porque el número de familias vulnerables que se acogía a la ayuda municipal del agua no fue más allá de unas cuantas docenas de personas. La realidad es que más allá de escorzos propagandísticos, el sistema de actuación municipal, para ayudar a quienes atraviesan por momentos de dificultad o a quienes las dificultades se han convertido en un elemento permanente en sus vidas, está centrado en la labor que se realiza desde los servicios sociales. En los municipios surgieron estos servicios en los años finales de los ochenta y principios de los noventa del pasado siglo. Se acababa con el concepto de beneficencia y se ponía fin a ciertas prácticas de limosneo municipal con que se habían atendido, peor que mejor estas necesidades. Sin embargo, esto del gobernar para la gente no cuadra con la realidad que hemos conocido acerca de la situación de desbordamiento en que se encuentran los servicios sociales del ayuntamiento. Malamente se atiende a la gente cuando en los servicios sociales, según denuncia el Partido Popular, se tardan dos meses y medio, es decir setenta y cinco días, en dar respuesta a la petición de ser recibido. No podemos albergar dudas de que un importante porcentaje de esas solicitudes están determinadas por situaciones de urgencia que requieren una respuesta rápida. Señalaban los populares el caso de una persona que, habiendo pedido cita, la fecha que tiene dada es febrero del año que viene. Más de tres meses de retraso. Eso, en modo alguno, es gobernar para la gente. A no ser que esa gente no entre en los esquemas a los que aludía el teniente de alcalde García, teniendo en cuenta que el concejal a quien corresponden los servicios sociales, Juan Hidalgo Hernández, es correligionario suyo en Izquierda Unida y responda, por tanto, a sus mismos planteamientos. Esa situación es aún menos explicable cuando el remanente de tesorería con que el ayuntamiento de Córdoba cuenta en estos momentos supera los doscientos millones de euros. Algo que habla muy mal de su gestión y que anula cualquier justificación de falta de recursos para no contar con más personal para atender a la gente más vulnerable. OS dos nombres propios protagonistas de la semana que ahora termina responden a menores de edad. Alejandro, un niño de doce años- -sí, doce- -que sabe ya de la pena, de la soledad y de la incomprensión mucho más que algunos adultos porque ha sufrido con crudeza el acoso de sus compañeros de pupitre. Y Nicolás, con un año más, que estuvo a punto de despedirse del mundo de los mortales hace apenas dos semanas, cuando en un avión que empezaba a surcar el océano Atlántico se sintió mal y le sobrevino un ataque de alergia que puso a su organismo al borde del colapso, y del que lo sanó milagrosamente un médico jerezano del Hospital San Juan de Dios de Córdoba. A mí se me habían quitado las ganas de vivir confesó ayer el primero de los dos chiquillos en el Palacio de Viana, donde la Fundación Cajasur presentó la plataforma Córdoba Suma, que pretende poner al alcance de las víctimas de este mal escolar los recursos adecuados para escapar de las redes viscosas y traumáticas de la crueldad infantil. La iniciativa, en la que también participan Autismo Córdoba y No al Acoso Escolar (Nace) entre otras asociaciones, es más necesaria que nunca a tenor de la noticia que ha trascendido estos días: el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha condenado a la Delegación de Educación de la Junta de Andalucía a indemnizar con 20.000 euros por daños morales a un alumno del Instituto Gran Capitán de la capital que sufrió maltrato por parte de otros estudiantes cuando cursaba Primero de la ESO. El fallo concluye que la Administración educativa hizo dejación de sus funciones para evitar el padecimiento del entonces pequeño, pues los hechos sucedieron hace trece años. Cuando a Alejandro le pasó lo que le pasó la cosa empezaba llamando caraculo o cuatro ojos al apocado de la clase y seguía dejándolo humillado en el banquillo del patio porque el pobre no era capaz de pegarle tres patadas al balón para llevarlo a la portería, o porque los zapatos de deporte con los que comparecía para formar los equipos de la liga del colegio eran del mercadillo y no de los grandes almacenes. La letra ha cambiado pero la música continúa siendo la misma: a un chico con pocas habilidades sociales, con un carácter difícil o con una familia que no se parece a la que sale en los anuncios de la tele nadie lo incluye en un grupo de WhatsApp ni lo invita a la fiesta del fin del semana. Y ahí a que uno se crea que es un bicho raro que no merece cariño alguno hay un paso. Pero no todo está perdido. Por fortuna hay noticias que le ponen a la con frecuencia triste realidad un contrapunto de esperanza: Nicolás llevará su historia feliz toda la vida por donde quiera que ande. El pasado 27 de octubre se subió a un avión en Barajas para pasar unos días de vacaciones con su familia en Nueva York y cuando apenas llevaba dos horas en el aire el acero frío de la muerte se paseó por su cuerpo porque había comido lo que no debía. Un doctor que viajaba unos asientos más atrás lo devolvió a la vida con el material médico justo que había a bordo. Su salvador se llama José Carlos Igeño.

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