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ABC CORDOBA 05-11-2018 página 17
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ABC CORDOBA 05-11-2018 página 17

  • EdiciónABC, CORDOBA
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ABC LUNES, 5 DE NOVIEMBRE DE 2018 abc. es opinion OPINIÓN 17 VIC LA CERA QUE ARDE RAFAEL GONZÁLEZ LA VACA Tampoco es necesario ser el tío raro que atropella reses E EL DEDO EN EL OJO MARIO FLORES LOS QUE PERDIERON EL TREN La izquierda sigue empecinada en el pensamiento mágico, la utópica justicia social E NMARCADA en el ciclo El Templo de Córdoba que organiza este periódico con la colaboración del Cabildo Catedralicio, la semana pasada pronunció Inocencio Arias una interesante conferencia. En ella nos proponía- -más como una constatación que como una hipótesis de trabajo- -que el mundo musulmán ha perdido el tren del siglo XX y, como consecuencia (añado yo) también el del siglo XXI, del que ya llevamos unos años. El diplomático español puso el dedo en el ojo al señalar una evidencia que viene a explicarnos por qué el mundo musulmán no termina de adaptarse a la democracia, al mundo libre o a las sociedades abiertas, según concibió el filósofo Henri Bergson y posteriormente Karl Popper en su necesario libro La sociedad abierta y sus enemigos Resulta meridianamente claro que, fruto de una marcada cerrazón al empirismo, a la reflexión o a la sana duda metódica, el mundo árabe se entiende mejor con las teocracias, con el pensamiento religioso ortodoxo y hasta con el pensamiento mágico. Y es así cómo sus sociedades cerradas no avanzan, se encuentran en el medievo muchas de ellas o se niegan las posibilidades de progreso la mayoría. Nada tiene que ver con su atraso el maldito capitalismo, los desequilibrios norte- sur u otras tan cacareadas razones que no explican nada y solo sirven para que occidente se autoflagele. Y, efectivamente, y siguiendo al diplomático, los musulmanes han perdido el tren del progreso y han visto abortadas sus posibilidades de engancharse a la modernidad. De este modo sus reclamaciones no son sino por la fuerza (el estado de Israel puede dar fe) y basadas en el victimismo. Resulta importante recordar que la referida conferencia se contextualiza en una serie de ellas que tiene como propósito la reflexión acerca de nuestra Mezquita- Catedral y la corrección de ese falso relato que propone la multiculturalidad (traducida en este caso en la multiconfesionalidad) promovida desde la izquierda. Y llegamos aquí a lo mollar, pues no en vano esta izquierda reivindicativa abraza exactamente los mismos principios por los que se rige el mundo musulmán y que ya hemos mencionado: obcecación frente al empirismo, dogmatismo desaforado y pensamiento mágico. Por ello la izquierda y los musulmanes comparten relato, reivindicaciones e interpretaciones de la realidad. Y por eso se alían en cuestiones como la propiedad de la Mezquita- Catedral, la reivindicación del rezo compartido o la reclamación de la falaz España de las tres culturas. Son estas las razones por las que la izquierda, digo yo ahora, también ha perdido el tren de la modernidad. Ensimismada en el pensamiento mágico que anhela una utópica justicia social, la izquierda vive empecinada en reproducir sus modelos políticos y sociales en cuantos sitios puede, por más que la historia demuestre una y otra vez que esas cosas no funcionan y que, antes al contrario, lo que ofrecen como producto final no es sino miseria, sangre y lágrimas en millones de personas. Cuarenta años de socialismo andaluz, por ejemplo, no han bastado para que se bajen del burro mientras piden perdón por haber llevado a esta región a los puestos donde habita la miseria y la falta de oportunidades. El problema es que el tren no lo pierden quienes manejan los hilos del poder- -porque a ellos la vida les va de fábula- -sino los millones de ciudadanos que ven ahogadas sus esperanzas día tras día y se han tenido que acostumbrar a cerrar el pico con la paguita que se llevan de la Junta. Hay que felicitar a ABC por la puesta en funcionamiento de este foro de pensamiento y debate. Hoy, más que nunca, se hace necesario pensar. L sábado pasado me encontré con una vaca. Esto en sí mismo no es un hecho significativo salvo que yo circulaba por la N- 432 y lo hacía en un turismo. La vaca no. Ella iba a su bola. ¿Qué hacía yo cerca de Cerro Muriano? Sinceramente no lo sé. A veces conduzco por inercia porque ya me he habituado. Llevo una vida muy loca y emocionante sobre cuatro ruedas buscándome la ídem y aunque respeto los límites de velocidad, procuro ir más rápido que el Estado y el Ministerio de Hacienda, nuestros verdaderos perseguidores. El caso es que allí estaba la vaca, delante de mí, un atropellador de vacas en potencia. Lo que me faltaba para aumentar mi leyenda: el tío raro que mata vacas. Una vaca de Cerro Muriano no es una vaca cualquiera, porque tiene, no vamos a negarlo, cierto porte marcial. Nada que ver con la cantidad de cabestros que me encuentro por la carretera, que llevan gorra de CR 7 y coche alemán. A esos los tengo relativamente controlados y los dejo que lleguen antes que yo al tanatorio. Ésta en concreto estaba un poco canija, pero es que la presión fiscal afecta sobremanera a los mamíferos españoles y más que nos va a afectar. Teniendo en cuenta cómo está el gasoil de precio, atropellar a una vaca cordobesa es como una faena de Morante de la Puebla vestido de dandy, una faena un tanto snob pero de elevada factura, y aunque yo soy más rockero que de Silbón, tengo que reconocer que cuando arrollo a una res lo realizo con cierta elegancia. Pero no lo hice: aún me quedan reflejos de cuando me daban puñaladas traseras y yo sonreía. Creo que el animal sobrevivió a su asfáltico paseo, dio algunos sustos de jálogüin con retraso y un disgusto a los padres que tuvieron que explicarles a sus hijos que, en efecto, la leche que toman, sale de bichos como ese, que no les produce ningún dolor y que las ordeñadoras automáticas, aunque pueda parecer lo contrario, no son heteropatriarcales y sí sostenibles. Además de la importancia de la trazabilidad láctea que el mundo moderno nos ha proporcionado. Con el susto aún en el cuerpo, me fui a la Fuensanta. ¿Qué por qué? Tampoco lo sé; me dejo llevar por mis impulsos y mi instinto y en ese momento necesitaba un soplo de aire fresco para rebajar la tensión. Estaban con el mercadillo allí y lo que pasa en los mercadillos es que te puedes encontrar con los gayumbos Galvin Plein, las zapatillas Apidas o los sujetadores Elmani. Pero no, que me encontré con Rosa Aguilar en sí misma y su paseo preelectoral. Dicen desde el PSOE que le han dado un soplo de aire fresco a su lista electoral con lo cual deduje que mi instinto no me había engañado, pero sinceramente, encontrarte a una vaca en la carretera de Cerro Muriano y a Doñarrosa en un mercadillo en el mismo día es demasiado para un contribuyente autónomo como un servidor. Acto seguido tiré para Cardeña, a ver si se me cruzaba un lechón y esa noche cenaba antidepresivo ibérico. Pero no tuve suerte. Me quedé pensando en las veces que se nos va a cruzar nuestra Rosa en el camino. Y me tomé un ibuprofeno.

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