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ABC CORDOBA 04-11-2018 página 49
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ABC CORDOBA 04-11-2018 página 49

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ABC DOMINGO, 4 DE NOVIEMBRE DE 2018 abc. es espana ESPAÑA 49 DE RIVERA Albert Rivera, líder de Ciudadanos, cruzando una calle en Madrid camino del Congreso de los distintos parlamentos. No vamos a pactar con otros partidos políticos repitió el presidente de Ciudadanos en televisiones y actos públicos a finales de 2015, cuando el debate entre la antigua y la nueva política estaba en auge. No vamos a apoyar ningún Gobierno de Mariano Rajoy aseguró Rivera al analizar los resultados de las elecciones del 26 de junio de 2016. El 28 de agosto de ese mismo año, Rajoy y Rivera se daban la mano frente a decenas de fotógrafos después de llegar a un acuerdo por el que el expresidente del Gobierno conseguía el apoyo de Ciudadanos para su investidura a cambio de seguir un documento de 150 medidas consensuadas con el partido naranja. Unos meses después, a finales de octubre, Rajoy fue investido presidente del Gobierno gracias, mayormente, a los votos a favor de Ciudadanos y a la abstención del PSOE. A dos bandas Antes que con el PP Rivera negoció con el PSOE. Concretamente tras los comicios del 20 de diciembre de 2015. Entonces la foto del acuerdo programático que después se repitió con Rajoy fue con Sánchez, quien después se estrellaría en una investidura fallida que provocó la repetición de los comicios. Ciudadanos siempre ha sido muy crítico con la corrupción política, lo que no fue un obstáculo para aupar a Susana Díaz como presidenta de Andalucía. Pese a que el socialismo andaluz se encuentra inmerso desde hace años en el caso de los ERE, uno de los mayores escándalos de corrupción españoles, contó con el apoyo de los de Rivera para conseguir el poder. Eso sí, el peaje fue el destierro de Chaves y Griñán. ÓSCAR DEL POZO PP nunca pareció entrar en los planes originarios de Rivera. Hasta la llegada de Casado, a Ciudadanos le convenía, y beneficiaba, ser la ilusión óptica de esa parte del votante de la derecha hastiado de Mariano Rajoy que había emprendido una huida del PP en busca de otro partido con una mínima vitola de convincente frente a la izquierda populista. Pero a Rivera la actual coyuntura le ahoga. Ha desplazado el eje sobre el que giraba y a veces da la sensación de que el Gobierno de Pedro Sánchez le desorienta tácticamente. La moción de censura ha estrechado su margen de maniobra, y Ciudadanos empieza a temer la pérdida de una parte del terreno conquistado a su derecha. Contra Rajoy vivía mejor, y hoy le distorsiona la emergencia de un PP que, según los sondeos, ha conseguido contener la hemorragia de votos, e incluso ha iniciado una ligera recuperación rehabilitando un discurso de valores que había arrinconado a favor de una concepción puramente tecnocrática de la gestión política. Por eso, tan pronto Rivera compi- te con Casado por endurecer el tono sorpresivo y temerario. Ciudadanos con una hipotética re- intervención de fabrica golpes de efecto, cambia el la Generalitat de Cataluña, como pre- paso inopinadamente para distinguirtende erigirse en portavoz de la opo- se de Casado, y cultiva, en un complesición con la fake tesis de Pedro Sán- jo ejercicio de funambulismo, la machez. Tan pronto vota y bloquea con nera de marcar de cerca de Sánel PP proyectos alumbrados por PSOE chez dejándole espacio suficiente por y Podemos cuando fuerzan los resor- si en las próximas elecciones generates de la normal práctica parlamen- les la suma de escaños entre PSOE y taria, como permite a Ciudadanos cuadrase esos mismos partidos para conformar un GoCoalición tramitarlos semanas bierno de coalición. Rivera deja después. Tan pronto se A Rivera le queda ahopone al frente de la ma- espacio a Sánchez ra calibrar la prueba elecpor si en las nifestación contra hitoral de Andalucía, conpotéticos indultos con- elecciones la suma vertida en el laboratorio tra los líderes del indePSOE- Cs cuadra que le confirmará si su pendentismo, como estrategia es la idónea o para gobernar pacta las cuentas públisi, como ha ocurrido cas con el PP en la siempre excepto en el Asamblea de Madrid o permite gober- singular caso de Cataluña las ennar a Susana Díaz en Andalucía. cuestas han sobredimensionado las Rivera es consciente de que la re- expectativas reales de Ciudadanos. versibilidad tiene un riesgo, pero ne- Hasta ahora, ser un partido bisagra cesita dar una de cal y otra de arena le ha funcionado. Pero seis años dessin solución de continuidad. Son brus- pués de convertirse en una formación cas maniobras a lo Loco Iván simi- de implantación nacional, el temor a lares a las que ejecutaban antigua- ser percibido como un partido velemente los submarinos de la URSS ta puede empezar a convertirse en un para despistar al enemigo de un modo riesgo. Tibios Otro de los adjetivos recurrentes, tanto en los pasillos del Congreso como en ciertos sectores sociales, a la hora de referirse a Ciudadanos apela a su tibieza a la hora de posicionarse en las votaciones del Hemiciclo. Como publicó ABC a principios de año, el grupo parlamentario que encabeza Rivera es el que más se abstiene cuando se trata de aprobar leyes o proposiciones de ley en el Pleno. Según los recuentos efectuados por este diario, se abstuvo- hasta enero- en 17 ocasiones, o lo que es lo mismo, un 27,8 de las veces. Por cambiar, Ciudadanos cambió hasta la orientación política en la definición del partido. Pasó de ser socialdemócrata a liberal progresista, lo que deja entrever las dos almas existentes en el seno del partido. Quizá con este argumento se expliquen los recurrentes virajes ideológicos de la formación de Rivera a la hora de tomar (o no) decisiones de calado.

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