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ABC CORDOBA 29-10-2018 página 19
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ABC CORDOBA 29-10-2018 página 19

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ABC LUNES, 29 DE OCTUBRE DE 2018 cordoba. abc. es CÓRDOBA 19 lesterol, la diabetes, consumo de tóxicos como el tabaco y el alcohol, así como las patologías cardiacas. De hecho, la edad es un gran factor de riesgo. A partir de los 60 años, ya se incrementa muchísimo la posiblidad de padecer ictus, apunta el jefe de la unidad especializada, un experto que también asegura que este tipo de episodios graves se dan en personas muy jóvenes con alteraciones cardiacas o alteraciones de coagulación congénitas genéticas que provocan trombos. La Unidad de Ictus recibe pacientes desde los 18 a los 90 años, pero la franja de edad en la que se registran más casos va de los 70 a los 90 años. Valverde asegura que la tasa de mortalidad tras sufrir un trombo está en torno al 5 o 10 por ciento, pero desde el pasado 25 de junio ningun paciente ha muerto en la Unidad de Ictus. José Gregorio Ruiz ha vuelto a nacer tras estrellarse contra un bus turístico cuando sufrió un accidente vascular El trombo provocó que me estrellara P. GARCÍA- BAQUERO CÓRDOBA J Los avances En la reducción de la tasa de mortalidad ha tenido mucho que ver los avances tanto técnicos como del protocolo aplicado. Para el responsable de la unidad, ha ayudado mucho el Código ictus por el que se ha acortado mucho el tiempo de que el paciente que ha sufrido una isquemia es intervenido en el hospital. Es decir, se está mejorando el transporte extrahospitalario que es clave. El Hospital Reina Sofía es unidad de referencia en Córdoba y Jaén y aplica un tratatmiento endovascular, que consiste en una trombolisis intraarterial, lo que significa que un paciente que tiene un trombo se le puede extraer mediante un tratamiento de neuroradiología intervencionista. El especialista cuenta a ABC que es una operación similar a un cateterismo cerebral. El centro hospitalario cordobés forma parte de una red de cuatro hospitales andaluces con Código ictus La dolencia dejaba antes al paciente con hemiplejias encamado o en silla de rueda. Ahora, concluye Valverde, un 60 por ciento de los pacientes con ictus que reciben esta terapia endovascular a los tres meses llevan una vida autónoma, son independientes y no necesitan ayuda en su vida diaria. osé Gregorio Ruiz, electricista de 55 años, terminaba de colocar un cuadro eléctrico en una vivienda el pasado 20 de agosto cuando su compañero notó que estaba raro. No hablaba mucho. Ni siquiera se despidió de él. Pensó simplemente que no tendría un buen día, algo inusual para un hombre risueño. Eran las tres de la tarde cuando al volver a casa en coche, José Gregorio sintió un estruendo. Había sufrido un ictus y eso le provocó que se estrellara contra un autobús turístico en la zona de la Ribera. Aturdido, llegó a su casa a pocos metros. Llamó a la puerta y les dijo a sus hijos fuego; fuego con frases inconexas y con dificultad en el habla. Sus hijos y su esposa le preguntaban que qué le pasaba, con cara de máxima preocupación. Rápidamente, su vecino enfermero notó que podría ser un ictus y fueron directamente al Hospital Reina Sofía. Al entrar por Urgencias ya estaba en marcha el protocolo. Apenas habían pasado unos mintuos desde el incidente y el mecanismo de la Unidad de Ictus se puso en marcha. No había tiempo que perder. José Gregorio recuerda todo como si estuviera hipnotizado Sólo notaba que su boca se torcía, y con ella se adormecía la parte derecha de su cuerpo, incluida la visión de un ojo. En la camilla que lo conducía al TAC escuchó Código ictus pero ya no podía hablar. Había trombos en su cerebro que poco a poco obstruían el riego san- guíneo. Fue todo muy rápido cuenta su mujer con ojos azules llenos de lágrimas de emoción porque su esposo ha sobrevivido y apenas tiene secuelas visibles sólo dos meses después del ataque. Mira lo bien que anda José comenta orgullosa mientras le hacen unas fotos en la puerta de la cafetería del hospital. José Gregorio fue sometido a una intervención a través de un catéter por el muslo que elimina el trombo del cerebro. La celeridad fue lo que le salvó de mayores secuelas. Se lo dice el jefe de la Unidad del Ictus, Rober- to Valverde. Este paciente no puede estar más agradecido a este especialista que se desvive por cada uno de sus pacientes. A Roberto le debo la vida dice sin tapujos José Gregorio, quien no dudó en recibir un tratamiento de células madres para regenerar su cerebro tras el ictus. Al salir del quirófano por quien primero preguntó fue por su niña su nieta Alba de ocho meses. Mientras sus dos hijos veinteañeros que viven con él se han volcado con su padre cuenta emocionado el protagonista. Yo estoy así de bien gracias a la Unidad del Ictus. Desde el doctor Valverde que nos llama al móvil para ver cómo estoy a las enfermeras, que son excepcionales asegura José Gregorio. Roberto sale a la puerta del Hospital a esperar a una ambulancia que llega con un infarto cerebral; para él cada paciente es único cuenta el paciente. Este electricista, autónomo, sabe que lo peor ha pasado pero aún le queda una recuperación que puede ser larga: yo sé que volveré a trabajar pero al ritmo de antes no; lo mejor es que ya no fumo dos paquetes diarios de tabaco y que pronto volveré a montar en bicicleta José Gregorio Ruiz, de 55 años, en la puerta del Reina Sofía VALERIO MERINO

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