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ABC CORDOBA 22-10-2018 página 14
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14 OPINIÓN VIDAS EJEMPLARES PUEBLA LUNES, 22 DE OCTUBRE DE 2018 abc. es opinion ABC LUIS VENTOSO ¡ES CHINA! Nos resistimos a ver que el futuro regresa a donde siempre S IENTO muchísimo que la multinacional estadounidense Alcoa cierre sus plantas de La Coruña, con 369 trabajadores, y Avilés, con 317. Setecientas personas con vidas estables pasarán al paro en poblaciones donde no abunda el empleo, y menos el industrial, en extinción. A raíz del mazazo, muchos reparan, y con razón, en que las Administraciones intentaron comprar la voluntad de Alcoa con dinero público para que mantuviese sus plantas abiertas (se habla de 500 millones de euros de nuestros impuestos desde que en 2014 amagó por vez primera con el cierre) Pero el intento de pervertir la lógica del mercado metiendo la cuchara gubernamental suele resultar un parche ante la inexorable ley de la oferta y la demanda. No se está hablando de la médula del asunto, de la razón del cierre de esas fábricas, que es evidente: China presenta hoy una sobrecapacidad de producción de aluminio, que hace imposible la competencia de las plantas de Occidente, con plantillas más caras y con los lógicos costes laborales. Los occidentales no nos percatamos de lo bien que vivimos. Y no siempre será así. Nos resistimos a ver que el futuro se está fugando de Europa y Estados Unidos rumbo a la India y, muy especialmente, a China. Solemos hablar de una crisis mundial tras el pinchazo de Lehman. Pero no fue tal: en 2009, China creció cerca de un 10 y la India, casi un 8 El mundo está retornando a lo que fue norma en la mayor parte de la historia: China como centro del planeta. Con las Luces, el colonialismo y la Revolución Industrial, Europa realizó el milagro de mandar en el orbe y prosperar de manera espectacular. Pero ya no será así, de ahí nuestro sarpullido de populismos antidemocráticos. Mientras en Occidente puede que por primera vez los hijos vivan peor que sus padres, en el conjunto del planeta la vida ha mejorado enormemente en lo que va de siglo. Desde 1970 hasta hoy, los ingresos per capita en Asia se han multiplicado por cinco y hasta en la postrada África se han doblado. Frente a esas cifras, Occidente aparece estancado. En 2013, China se convirtió en la mayor potencia comercial y al año siguiente su economía superó a la de EE. UU. Lo anómalo no es eso. Lo insólito fue el llamado Siglo de la Humillación china, desde la Guerra del Opio de 1839 hasta la revolución comunista de 1949. Hoy China vuelve a ser la fábrica del mundo y además ya ha copiado los dos inventos que engrandecieron a Europa: el capitalismo y la revolución industrial. Trump conoce esta realidad e intenta que Estados Unidos tenga una prórroga como primera potencia. Pero sus bravuconadas autárquicas son los zarpazos ciegos de un oso herido. El siglo ya es chino, y el que viene lo será todavía más. ¿Qué le quedaría a Europa? Solo tendría una salida: unidad, un esfuerzo educativo y laboral supremo y fomentar una atmósfera cultural que propicie la inventiva. Pero no estamos en eso. Estamos en la subvención, la queja, la quimera de los mini pasitos identitarios y la fantasía de que las multinacionales tienen que poner sus fábricas donde a nosotros nos dé la gana, y no donde lo indique la imparable lógica económica. EL ÁNGULO OSCURO JUAN MANUEL DE PRADA ANTICAPITALISMO CHESTERTONIANO Chesterton sabía bien que el comunismo es el heredero del capitalismo UANDO comencé a leer a Chesterton, hace ya cinco lustros, advertí enseguida que existían dos escuelas de falso chestertonismo aparentemente contrarias: por un lado, los progres ingeniosillos trataban de presentarlo como un exquisito cultivador de las formas más juguetonas y paradójicas de la inteligencia; por otro lado, el catolicismo pompier trataba de eunuquizar a Chesterton de forma aún más irritante, ocultando las partes más escabrosas de su obra, hasta hacerlo comulgar con tesis liberales y neoconas. Esta segunda forma de manipulación siempre trataba de ocultar el pensamiento económico de Chesterton; o en todo caso lo presentaba condescendientemente como una pintoresca y fantasiosa doctrina llamada distributismo que adolecía de mil insuficiencias técnicas. Pero lo cierto es que Chesterton nunca quiso elaborar una doctrina económica, sino devolver a sus lectores el sentido de la cordura cristiana, que exige repudiar el capitalismo porque crea una atmósfera y forma una mentalidad es decir, porque contiene una agenda antropológica arrasadora. Así, Chesterton escribirá en El manantial y la ciénaga: Nunca se dirá lo suficiente que lo que ha destruido la familia en el mundo moderno ha sido el capitalismo. Lo que ha destruido hogares, alentado divorcios y tratado las viejas virtudes domésticas cada vez con mayor desprecio ha sido la épo- C ca y el poder del capitalismo. Es el capitalismo el que ha provocado una lucha moral y una competencia comercial entre los sexos; es el capitalismo el que ha destruido la influencia de los padres; es el capitalismo el que ha sacado a los hombres de sus casas a la busca de trabajo; es el capitalismo el que los ha forzado a vivir cerca de sus fábricas o de sus empresas en lugar de hacerlo cerca de sus familias; es el capitalismo, sobre todo, el que ha alentado por razones comerciales un desfile de publicidad y chillonas novedades que es la muerte de todo lo que nuestras madres y nuestros padres llamaban dignidad y modestia En Los límites de la cordura, Chesterton denuncia el error trágico que están cometiendo muchos católicos, dejándose arrastrar por intoxicadores que les meten miedo con el comunismo, mientras el capitalismo impone una civilización centralizada, impersonal y monótona al menos igual de feroz, capaz de destruir las más numantinas resistencias humanas. Y completa su execración del capitalismo advirtiendo de su naturaleza intrínsecamente antinatalista, que conducirá a la Humanidad a consagrar una religión erótica que, a la vez que exalta la lujuria, prohíbe la fertilidad Pero el catolicismo pompier pretende absurdamente que esta religión erótica la ha proclamado el marxismo cultural ¡Ah, si Chesterton levantara la cabeza! Chesterton, en fin, sabía bien que el comunismo es el heredero del capitalismo su corolario o consecuencia inevitable; sabía también que el capitalismo es el hijo predilecto y consecuente de la Reforma; y sabía, en fin, que el capitalismo no es sólo una fórmula económica nefasta consistente en forzar a la gente para que compre lo que no quiere comprar, y en fabricar tan torpemente como para que lo fabricado se pueda romper, manteniendo la bazofia en una rápida circulación sino también una filosofía destructiva que pretende que está enseñando a los hombres la esperanza porque no les permite un instante de reflexión inteligente para desesperarse Es verdad que la reflexión inteligente conduce, en un mundo tan gregario y sectario como el que ha configurado el capitalismo, a la soledad. Pero mejor solos que mal acompañados. Al menos, Chesterton siempre nos brindará su feliz compañía.

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