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ABC CORDOBA 28-09-2018 página 17
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ABC CORDOBA 28-09-2018 página 17

  • EdiciónABC, CORDOBA
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ABC VIERNES, 28 DE SEPTIEMBRE DE 2018 abc. es opinion OPINIÓN 17 PUERTA GIRATORIA VIC NATI GAVIRA APLICACIONES El desembarco de Uber nos recuerda que la app sobre horarios y rutas de Aucorsa funciona mal y que sigue en el letargo veraniego C PERDONEN LAS MOLESTIAS lumbrante proyecto fuera a dar con sus huesos a una finca cedida junto al castillo. Y allí nuevamente embaucaron con el señuelo de los puestos de trabajo, la reactivación del turismo y una inyección astronómica de la que aún hoy no tenemos noticia. Detrás del proyecto figuraba un tal Villarejo, cuyo historial de proezas no necesitan la menor aclaración. Todo aquel monumental castillo de naipes me inspiró para firmar una columna ligera. La titulé Historia de un bluf Lo cual da una idea acerca de mi opinión particular sobre aquel cuento de la lechera versión 2,0. Unas semanas más tarde, recibí un email firmado por el socio del ex comisario Villarejo. Era noviembre de 2005. No me escribió para felicitarme la Navidad. Comprendo que no le hizo mucha ilusión el artículo. Eso entra dentro de lo previsible. Describió mi columna como una amalgama fabulada de mentiras y medias verdades y me acusó de escribir al dictado de intereses inconfesables. Todo un clásico de la literatura policíaca. El socio de Villarejo se tomó la molestia de redactar un texto largo y trufado de alusiones confusas a no se sabe qué trama de averigüe usted qué maniobras ocultas. Y al final del correo, cómo no, me anticipó que nos veríamos pronto en los tribunales. Resultó ser verdad. Días más tarde, me llamó al despacho el entonces director del periódico. Me hizo pasar, me invitó a sentarme y me tendió un sobre con una citación judicial en su interior. Era mi primera denuncia. El periodismo, si es periodismo de verdad, tropieza de vez en cuando con contratiempos como este, pensé para aliviar mi desasosiego. En el juzgado, nos esperaba el señor del email o un abogado en su representación. No lo recuerdo con exactitud. Previo a la demanda, estaba fijado un acto de conciliación y por esa gatera, si mi memoria no me falla, acabamos tomando un cortado en el Café Español. Como debe ser. Ustedes me van a permitir que saboree este (ridículo) minuto de gloria ahora que las estructuras del Estado tiemblan a merced de la cintateca del ex comisario Villarejo. Y hay días en que pienso que también mi voz descansa en alguna casette TDK junto a la ministra Delgado o la princesa Corinna. Qué subidón. ARISTÓTELES MORENO UN MINUTO DE GLORIA En noviembre de 2005 recibí una denuncia de un tal Villarejo por un artículo de Ciudad Almansur. ¿Habitará mi voz en su cintateca? N día de 1999 los periodistas fuimos convocados a una rueda de prensa rutinaria. Por allí aparecieron unos señores con un maletín del que sacaron un proyecto acojonante de quitarte el hipo. Lo típico de los juegos de prestidigitación y la chistera. Una inversión multimillonaria por aquí, una dinamización turística de la hostia por allí y un centenar y medio de empleos por acullá. La repanocha. El anzuelo se llamaba Ciudad Almansur y la idea consistía en montar un parque temático junto a Medina Azahara con sus caballos de pura sangre árabe, sus califas de cartón piedra y su zoco de polietileno. El proyecto se abrió paso entre la mustia vida económica de Córdoba al modo en que un encantador de serpientes narcotiza a su público con tres trucos de andar por casa. El Ayuntamiento cayó rendido en los brazos de este caramelo envenenado. Y la bola de neón empezó a rodar y rodar hasta que tropezó con la Consejería de Cultura, que dijo no a un sucedáneo de la ciudad califal en las narices del conjunto arqueológico. Lo que vino después forma parte de un libreto estándar. Que si las administraciones son una rémora para el progreso, que si no hay visión de futuro, que si Córdoba está condenada a no levantar cabeza. Y etcétera. Una vez cerrada la puerta en las inmediaciones de Medina Azahara, Almodóvar del Río les tendió una alfombra de oro para que el des- U uando las nuevas tecnologías han conseguido modelar nuestra forma de organizar el tiempo laboral y doméstico es que estamos entregados. Nos rendimos, incluso los que a veces invocamos con convicción otra forma de relación, la obligación de humanizar el contacto diario con cuanto nos rodea. Nos ha ganado la pulsión diaria por reducir tiempos de espera, acortar inseguridades, intentar arañar minutos y destruir distancias a base de martillear la pantalla del teléfono móvil, ese ordenador de bolsillo al que hemos cedido toda memoria y capacidad de organización. Bienvenidos al mundo de los desbordados por quehaceres que por separados ensanchan el alma, pero sometidos al cuello de botella de la cuenta atrás de cada jornada, necesitan de este tipo de asistencia remota y tiránica. Las aplicaciones para móviles han venido a componer una manera de estar en el mundo. Y ya, por escasa que sea nuestra competencia digital, hemos sucumbido a su uso, fascinados por su capacidad predictiva y por esa falsa seguridad que nos proporciona la posesión de una información voluminosa y adaptada a un ritmo que tributa siempre a favor de cierta adicción. Nos ha ganado la ilusión de creernos controladores del tiempo y consumidores de servicios que podemos administrar desde el salón de nuestra casa. Es tal el grado de dependencia, que cualquiera de sus disfunciones alteran nuestros planes y los desplazan. En Córdoba se vive con cierta expectación el advenimiento de nuevas maneras de transporte urbanos, el servicio de vehículos de turismo con conductor. Esta es una oferta que se adapta a las expectativas actuales que entiende el consumo con otros parámetros y desecha el intermediario. Así, mientras una multinacional americana se dispone a desembarcar en Córdoba con cincuentas conductores pendientes de un aplicación, la de Aucorsa aún continúa en el letargo veraniego, cuando los cordobeses ni recordaban su nombre. Ahora, cuando su uso es de nuevo requerido nos devuelve inconcreción y vaguedad, lo que acrecienta la distancia competitiva con otras formas de transporte urbano que transformarán nuestra idea de movilidad. Una de las aplicaciones para móviles que rige horarios frecuencias y líneas de Aucorsa a veces, demasiadas veces, funciona mal. Lo mismo acorta tramos horarios en saltos de seis u ocho minutos que anuncia un servicio inexistente una vez situados en la marquesina: entonces no aparece en la pantalla luminosa. Durante meses esta aplicación ha sido útil, ha cumplido la finalidad para la que estaba diseñada pero a la vuelta del verano su servicio es mejorable, revisable y hasta prescindible. Esperemos pues que las nuevas aplicaciones de transporte urbano de acaben fagocitando las que ya operan en la ciudad, procuremos larga y feliz convivencia para todas, porque el usuario de hoy no discute leyes y competencias, eso está para patronales del taxi, comités de empresas y gobierno, al ciudadano le interesa constatar que sus necesidades es la materia que alumbra opciones creativas y audaces.

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