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ABC CORDOBA 23-09-2018 página 68
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68 CULTURA DOMINGO, 23 DE SEPTIEMBRE DE 2018 abc. es cultura ABC Los españoles iban a Estados Unidos dispuestos a deslomarse para trabajar en todo ENTREVISTA María Dueñas Escritora La escritora abre una nueva edición del Foro Cultural para hablar de Las hijas del capitán ambientada en el Nueva York de 1936 LUIS MIRANDA CÓRDOBA ABC Córdoba comienza en breve una nueva edición de su Foro Cultural, que cada año trae a la ciudad a destacados escritore que presentan su obra y la comparten con el público. Está patrocinado por la Fundación Cajasur. La lista de grandes autores nacionales se abre con María Dueñas (Puertollano, Ciudad Real, 1964) una de las escritoras más leídas de los últimos años desde que conquistó a cientos de miles de lectores con El tiempo entre costuras Este jueves estará en el salón de actos de Cajasur en Gran Capitán, en un acto que comenzará a las 20.00 horas y en el que los asistentes podrán participar en un coloquio. Allí hablará sobre Las hijas del capitán que publica Plaza Janés, y en el que relata la historia de los españoles que buscaron un futuro mejor en los Estados Unidos, y en concreto en la ciudad de Nueva York. -Nueva York, 1936. ¿Cómo es la ciudad en aquel momento? ¿Se notan los efectos de la Gran Depresión? -Nueva York ya es por entonces la gran capital financiera, tecnológica y comercial del mundo; es la ciudad más avanzada del planeta y no para de crecer; se acaban de construir el Empire State y el edificio Chrysler y tiene por entonces unos siete millones de habitantes. En paralelo, también sufre la Gran Depresión, hay población desasistida y guettos de inmigrantes. Se trata, en resumen, de una metrópolis grandiosa pero compleja a la vez. -No hay una ciudad más cinematográfica que Nueva York, que ha sido como un personaje de sus muchas películas. ¿Era ya la fascinante urbe que se ha visto tantas veces en el cine? -Absolutamente. Todo transcurre con prisa ya en esos años, la gente es moderna y dinámica, es el momento de las grandes orquestas y los espectáculos de Broadway, hay luces de neón impactantes y tráfico a todas horas. Es, en todos los sentidos, una ciudad deslumbrante. ¿Qué buscaban los españoles de los años 30 en Nueva York? -Trabajo. Trabajo, nada más. Huían de una España atrasada y empobrecida; buscaban empleo en cualquier ámbito: como camareros, fogoneros, tabaqueros, estibadores, limpiadores, conductores, porteros... A veces tenían dos o tres empleos, estaban dispuestos a deslomarse para ahorrar todo lo posible con el sueño de regresar al cabo de los años y abrir un pequeño negocio, hacerse una casa, comprar un terreno... Casi nunca volvieron, sin embargo. La Guerra Civil les cortó esa intención. ¿Lo tenían más fácil tres mujeres en los Estados Unidos en aquel momento de lo que tenían en España? -Para las que quisieran trabajar, siempre había oportunidades. Muchas de las mujeres de la colonia española lo hacían en sus propias casas, cosiendo para empresas textiles. Otras buscaban empleo fuera del hogar, en talleres, o como empleadas de hogar, limpiadoras, niñeras... Eran gente con escasa formación para desempeñar oficios exigentes, pero nunca faltaban opciones. Algunas de las mujeres de la colonia llevaron también negocios familiares: tiendas de comestibles, pensiones, peluquerías... Todo esto lo sé porque me lo han contado personalmente los propios inmigrantes de aquella época o sus descendientes. -Las protagonistas de la novela son tres hermanas. Se tiende a ver a los hermanos como personas que tienen necesariamente que parecerse mucho en el carácter; otros, en cambio, dicen que pueden ser antagónicos. ¿Cómo son las tres hermanas de su novela? -Victoria, Mona y Luz Arenas son tres jóvenes malagueñas arrastradas a la emigración por decisión familiar, cuando su padre decide abrir un modesto negocio en la calle 14 de Manhattan, que es donde vivía por entonces gran parte de la colonia española. Era unas 30.000 personas en aquellos años, según las estimaciones más fiables. Las hermanas en un principio actúan de una manera muy parecida: mostrando su rechazo a la obligación paterna, comportándose con idéntica insolencia y altanería. Sin ambargo, cuando las cosas se tornan más complicadas, descubrimos que cada una tiene su propia personalidad, maneras muy distintas de afrontar las vicisitudes que la vida les pone por delante. -Las tres hermanas tienen que hacerse cargo del restaurante familiar al morir su padre. ¿Todos, cuando el destino nos llama de forma inesperada, descubrimos capacidades que no conocíamos? -Cuando el padre fallece en un desgraciado accidente en el muelle neoyorquino de la Compañía Trasatlántica Española, las hermanas se enfrentan a una difícil decisión: volver a Málaga de inmediato, o esperar a que se resuelva en los tribunales si deben ser indemnizadas o no. Finalmente optan por lo segundo y se hacen cargo por sí mismas del negocio, y ahí es cuando tienen que sacar las uñas, encontrar fortaleza y luchar por salir adelante. -Desde 1936, Nueva York fue acogiendo a otro tipo de emigrantes, que fueron los exiliados políticos. Allí, sobre todo, muchos intelectuales. ¿Aparecen en la obra? -No, los exiliados políticos, y particularmente aquellos profesores que fueron acogidos en universidades norteamericanas, aparecen en otra no-

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