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ABC CORDOBA 23-09-2018 página 62
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62 SOCIEDAD DOMINGO, 23 DE SEPTIEMBRE DE 2018 abc. es conocer ABC El Vaticano y China sellan un acuerdo histórico tras siete décadas de persecución El régimen comunista y la Santa Sede consensuarán el nombramiento de los obispos. Pekín exige la ruptura de relaciones diplomáticas con Taiwán JUAN VICENTE BOO ENVIADO ESPECIAL A VILNIUS tiempos mejores. Pero Benedicto XVI tampoco vio los frutos que llegan en el sexto año del pontificado de Francisco. Francisco sí salta la Muralla En un comunicado muy parco, el Vaticano anunciaba que el acuerdo había sido firmado el sábado en Pekín por Antoine Camilleri, subsecretario de la Santa Sede para las Relaciones con los Estados, y Wang Chao, viceministro de Asuntos Exteriores de la República Popular China, presidentes de las respectivas delegaciones negociadoras. Según el Vaticano, el acuerdo es fruto de un acercamiento recíproco progresivo y prevé evaluaciones periódicas sobre la situación La Santa Sede subraya que el nombramiento de obispos es una cuestión de gran relieve para la vida de la Iglesia por lo que el acuerdo crea condiciones para una mayor colaboración bilateral en la esperanza de que contribuya positivamente a la vida de la Iglesia católica en China, al bien del pueblo chino y a la paz en el mundo El portavoz del Santo Padre, Greg Burke, añadió que el objetivo del acuerdo no es político, sino pastoral: permitir a los fieles tener obispos en comunión con Roma y, al mismo tiempo, reconocidos por las autoridades chinas Que sea provisional y no se divulguen los detalles responde a un deseo A yer a mediodía, justo cuando el Papa Francisco terminaba de pronunciar su discurso ante la presidenta lituana Dalia Grybauskaité y las autoridades del país báltico en el palacio presidencial de Vilnius, el Vaticano y el Gobierno de Pekín anunciaban simultáneamente la firma de un acuerdo provisional para el nombramiento de obispos, el nudo gordiano de las correosas negociaciones bilaterales mantenidas desde hace treinta y dos años. El histórico acuerdo pone fin a 70 años de conflictos, arrestos y torturas de muchos obispos nombrados por los últimos papas desde la victoria del comunismo. Supone, además, el reconocimiento de la autoridad del Papa dentro de China, sin esperar a que se restablezcan las relaciones diplomáticas, que llevaban rotas desde el año 1951. Hace ya más de tres décadas, san Juan Pablo II puso en marcha su asalto a la Gran Muralla sabiendo que el resultado solo lo vería su sucesor. Era 1986. Pero iba para más largo. En 2007, Benedicto XVI escribió su carta a los católicos de China en la que invitaba a sacerdotes y obispos de la Iglesia clandestina a registrarse en la oficial aceptando el control del Gobierno a cambio de un mínimo de posibilidades de celebrar la misa y los sacramentos en un templo y sin el riesgo de acabar en un campo de trabajos forzados. Formar parte de la Iglesia oficial o patriótica suponía, para los sacerdotes, no predicar nada contrario al Gobierno. No criticar, por ejemplo, su política de aborto forzoso a partir del primer niño, que ahora han suavizado por el envejecimiento de la población. El Papa alemán deseaba solucionar, de paso, la división entre los seis millones de católicos de la Iglesia clandestina partidarios de seguir en las catacumbas para mantener la fe, y los otros seis millones de la Iglesia oficial que preferían aceptar límites a la espera de RELACIÓN COMPLEJA 1949- 1951 1970 1989 Se consuma el divorcio Se rompen relaciones cuando Pío XII excomulga a dos obispos chinos nombrados por Mao. Las autoridades chinas expulsan al Nuncio y la Santa Sede traslada a Taiwán la Nunciatura Apostólica. Pablo VI en Hong Kong El Papa permanece unas horas en Hong Kong, colonia británica. La ONU reconoce al Gobierno de Pekín como legítimo representante de China. La Santa Sede ya no nombra nuncios en Taipéi. Juan Pablo II Viaja a Corea del Sur y Pekín prohíbe que el avión del Papa sobrevuele territorio chino (temen a Wojtyla en su lucha contra el comunismo en Europa del Este) El acuerdo persigue cerrar la división entre la Iglesia oficial controlada por el régimen comunista, y la clandestina leal al Sumo Pontífice Concordato para acabar con un cisma político PABLO M. DÍEZ CORRESPONSAL EN PEKÍN Acabar con el cisma que sufre la Iglesia católica en China. Eso es lo que pre- tende el Vaticano con el acuerdo para el nombramiento consensuado de obispos suscrito con el autoritario régimen de Pekín. A partes iguales, sus doce millones de fieles se dividen entre los que obedecen a la Asociación Católica Patriótica, controlada por el Partido Comunista, y los que permanecen fieles a la Santa Sede. Entre los primeros destacan siete obispos, más uno fallecido el año pasado, que habían sido consagrados por la Iglesia oficial sin el permiso del Papa, quien ayer los readmitió en el Vaticano. Por otro lado, hay una treintena de obispos de la Iglesia clandestina que han sido nombrados por Roma pero no reconocidos por las autoridades chinas, de quienes se espera un gesto recíproco. A ellos se suman otra treintena de obispados que están vacantes y deberían desbloquearse gracias a este acuerdo histórico, primer paso hacia el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre China y el Vaticano. Mao rompió relaciones Rotas desde 1951, cuando Mao Zedong expulsó del país al Nuncio de la Santa Sede y a sus misioneros católicos, dichas relaciones han estado marcadas por la feroz persecución durante la época dura del comunismo y una progresiva relajación, pero bajo un férreo control, tras la apertura al capitalismo hace cuatro décadas. A pesar de las mayores libertades económicas y sociales que ha vivido China desde

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