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ABC CORDOBA 21-09-2018 página 71
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ABC CORDOBA 21-09-2018 página 71

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ABC VIERNES, 21 DE SEPTIEMBRE DE 2018 abc. es ABCdelOCIO 71 Fantasías entre plato y plato ENAMORADO DE MI MUJER Dirección: Daniel Auteuil. Con: Adriana Ugarte, Gérard Depardieu y Daniel Auteuil OTI RODRÍGUEZ MARCHANTE Basado en hechos reales El escándalo Ted Kennedy de John Curran, tiene escenas que replican momentos que de verdad ocurrieron tras el polémico accidente en Chappaquiddick, donde murió Mary Jo Kopechne. Como la imagen sobre estas líneas, del Archivo ABC, prácticamente idéntica a la de la película. E mundo que estaba allí lo negó, pero que hubiese seis hombres casados allí y seis chicas es un indicio de que algo estaba pasando, aunque no quisimos estirar algo que no pudimos confirmar Una semana después del incidente, Teddy Kennedy le habló a todo EE. UU. Tras el desembarco de Armstrong en la Luna, el león del Senado compareció frente al televisor para explicar lo sucedido y admitió estar abrumado por el dolor, el miedo, la duda, la tortura, el pánico, la confusión y la extenua- ción llegando a preguntarse si esa horrible maldición sobre todos los Kennedy sería cierta. Quizás es así como funciona el karma: fueron una familia extremadamente rica que fue equilibrada con una horrible tragedia Esos jóvenes murieron uno a uno y, al final de la década, la carrera de Teddy se arruinó explica el realizador estadounidense que, a pesar de admirar a todos los hermanos, incluso a Ted es incapaz de justificar, casi 50 años después, la actuación del político. Creo que sus grandes expectativas de convertirse en presidente le hicieron entrar en pánico y simplemente quería irse a casa, meterse en la cama, esfumarse y que alguien se lo solucionase. Otra parte de él, sin embargo, sabía que no estaba bien, que estaba en shock, que su carrera había acabado. Pero no se le podía defender de ninguna manera: si estaba en shock, si estaba todavía ebrio y no sabía lo que hacía... no importa realmente. Lo que importa es que su primer instinto fue salvarse a sí mismo y no a la otra persona concluye el director de El escándalo Ted Kennedy l excelente actor Daniel Auteuil dirige esta obra basada en un texto teatral de Florian Zeller, una comedia fantasiosa en la que lo real, lo que ocurre, se anuda con enorme eficacia a lo irreal, lo que no ocurre, la fantasía del personaje central, el propio Auteuil, un editor de libros, que nos narra una doble historia: una cena en su casa, junto a su mujer (Sandrine Kiberlain) su mejor amigo y la reciente y joven novia que les quiere presentar. El amigo es Gerard Depardieu y la joven es Adriana Ugarte en todo su esplendor, lo que da pie a que la imaginación del editor se dispare y nos cuente otra historia, la interesante, llena de tropiezos, deseos, fantasías eróticas, aventuras sentimentales y frustraciones mal resueltas. La pericia narrativa de Auteuil consigue que el espectador nunca Depardieu y Adriana Ugarte ABC pise un terreno sólido ni sepa si está o no dentro de la cabeza del protagonista. Los momentos delirantes se mezclan con los domésticos, y lo natural con algunos toques patéticos. La mezcla de realidad y fantasía es, quizá, excesiva, pero consigue un buen clima de comedia. Y lo mejor de ella es Adriana Ugarte y sus cualidades de guinda de una función cuyo título podría haber sido La cena de los idiotas con Auteuil y Depardieu en el papel de presa fácil de ellas. El protagonista encuentra el uniforme de capitán ABC El hábito hace al nazi EL CAPITÁN Dirección: Robert Schwentke. Con: Max Hubacher, Milan Peschel... ANTONIO WEINRICHTER Kate Mara y Jason Clarke tagonista, quizá demasiado sobria en sus planteamientos: se trata de un Kennedy, ya lo hemos dicho, que a pesar de todo consiguió el perdón de sus paisanos y tuvo luego una longeva carrera de senador. Ese veredicto de la historia no justifica del todo la relativa asepsia de la película respecto a Ted Ken- nedy. Por eso entre sus mayores logros se encuentran sus apuntes críticos. Por ejemplo, cuando el hermano pequeño Ted llama a su papá y le pide consejo: Coartada gruñe el patriarca, a la sazón postrado pero parece que no senil del todo. Y, sobre todo, el par de reuniones que mantiene con el comité de crisis, que arrojan tanta luz sobre lo que hace un político (cualquier político) cuando le pillan. En el papel protagonista, Jason Clarke, que parece un Paul Newman fofo o hipertiroideo, proyecta sin comprometerse la imagen de un ser lento y pasmado. P arece que no hay tema más agotado que la segunda guerra mundial ni figura más tópica que la del malvado nazi capaz de ejecutar las mayores atrocidades: la ficción se ha comido la realidad, vaciándola semánticamente de forma que somos incapaces de reimaginar la historia. Por eso Lanzmann, al hacer la gran película sobre el Holocausto, se negó a incluir imágenes de archivo, viciosas y viciadas ya para siempre. Por eso El hijo de Saul se negaba a incluir el contracampo el horror, el horror que miraba su protagonista. La ficción fracasa siempre cuando intenta enseñarnos ese horror y esta película vuelve a hacerlo, aunque durante un trecho parece que va a conseguir sortear esa maldición que rige la representación de lo inefable. Hay que alabar en primer lugar la impresionante fotografía en Scope y blanco y negro de Ballhaus: logra una forma de abstracción que predispone a la reflexión. Luego, la original premisa de presentarnos no a un nazi de película, un icono del mal, sino a un triste desertor que encuentra un uniforme de capitán y con él la salvación, siempre y cuando se convierta en un oficial creíble. Es el final de la guerra, el hundimiento del Reich, y la mejor baza de la película es cómo detalla el absurdo funcionamiento de la burocracia, al borde del colapso, en el campo de prisioneros. En el lado negativo: los muertos se convierten en meros signos de la maldad, es decir, de nuevo son un inaceptable vector narrativo. Y sobre todo, el falso capitán protagonista se convierte en un enigma vacío, pasivo: no es que el hábito haga al monje, es que parece que le guía de la mano como en una versión bélica de Las zapatillas rojas

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