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ABC CORDOBA 31-08-2018 página 13
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ABC CORDOBA 31-08-2018 página 13

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ABC VIERNES, 31 DE AGOSTO DE 2018 abc. es opinion OPINIÓN 13 UNA RAYA EN EL AGUA TIEMPO RECOBRADO PEDRO GARCÍA CUARTANGO LOS SUEÑOS Y LAS ISLAS En el fondo, somos como los archipiélagos: estamos rodeados por los demás, pero siempre solos. Hay que encontrar una isla L AS islas tienen la virtud de evocar un mundo de fantasía porque cada una es un misterio. Leí hace muchos años una frase similar en una novela de Agatha Christie y no la he olvidado. Y siempre me he sentido atraído por las islas. Muy cerca de Bayona, el lugar donde veraneo, se hallan las Cíes, un paraíso natural que se puede recorrer a través de diversos senderos. Hay un faro en la isla norte desde el que se contempla un maravilloso paisaje. Y una playa, la de Rodas, con una arena que recuerda las mejores playas del Caribe. El litoral de las Cíes que está orientado hacia la costa gallega tiene una exuberante vegetación. Pero la parte que mira al Atlántico esta formada por paredes cortadas a pico donde no crece ni una brizna de hierba. Todo es pura roca batida por las olas. Resulta un paraje desolado e inhóspito, como si jamás hubiera sido hollado por el hombre. Más hacia el norte se encuentra la isla de Ons, que perteneció el siglo pasado a un filántropo que construyó una fábrica de salazones. Todavía viven unas decenas de familias de pescadores, acostumbrados a las fuertes rachas de viento que asolan el lugar. Ons es un espacio privilegiado para observar aves marinas, especialmente cormoranes. Vista desde lejos, parece el caparazón de una tortuga. Sus acantilados son espectaculares. Y todavía más al norte, se halla el islote de Sálvora frente a la ría de Arosa. En 1921, tuvo lugar allí un terrible naufragio en el que murieron más de 200 personas al chocar contra las rocas el buque vapor Santa Isabel. De noche y en medio de una pavorosa tormenta, los habitantes de Sálvora lograron salvar decenas de vidas tras demostrar un comportamiento heroico. El acceso a estas islas está hoy afortunadamente restringido porque su riqueza ecológica y su belleza atraen a muchos visitantes. Es posible bañarse en sus playas, pero resulta poco aconsejable porque el agua está helada. Pero no resulta difícil ir en barco desde alguna de las localidades costeras que ofrecen un servicio regular. Cada vez que visito estas islas siento envidia por las pocas personas que viven en estos parajes aislados y salvajes. Sueño con pasar un largo invierno en una acogedora cabaña, rodeado de libros y junto a una chimenea. Nada me gustaría más que pasear por esos acantilados abruptos mientras las olas chocan furiosamente contra las rocas en una tarde de lluvia. Y es que, a pesar de que he vivido en grandes ciudades las últimas cuatro décadas, todavía no me he acostumbrado al asfalto, las calefacciones y los ruidos urbanos. Añoro la niebla y los vientos de mi infancia y la sensación de vagar por las orillas del Ebro. Las islas invitan a la soledad y al recogimiento interior. Y también son escenarios de encuentro con desconocidos o con fantasmas, como me sucedió en Belle- île en Bretaña cuando merodeaba por el caserón donde se había retirado Sarah Bernhardt y se me apareció una joven vestida de blanco en bicicleta. Yo era muy joven y me pasaba las tardes mirando al mar en los espectaculares acantilados de la isla francesa. Ni siquiera sabía quién era Sarah Bernhardt hasta que vi una foto suya en el jardín de la mansión a la que había huido para escapar del mundanal ruido. Cada vez hay más gente que deja las ciudades y vuelve a su pueblo o a algún lugar aislado para envejecer. La vida en las grandes urbes es demasiado agitada y sobresaltada cuando se cumple una edad. En el fondo, somos como los archipiélagos: estamos rodeados por los demás, pero siempre solos. Hay que encontrar una isla. IGNACIO CAMACHO CENTRO DE GRAVEDAD La gestión de este Gobierno se ha convertido en un desmadre manifiesto. Ayer legalizó la prostitución sin saberlo Busco un centro de gravedad permanente Que no varíe lo que ahora pienso (Franco Battiato) NTES de comentar cualquier decisión u ocurrencia de este Gobierno, los columnistas deberíamos, como sugiere Gistau, darle un poco de tiempo para que las madure y se ponga de acuerdo... consigo mismo, que como enseñó Séneca es el secreto de la armonía del espíritu y la base del conocimiento. La glosa de este Gabinete se está convirtiendo en un ejercicio de riesgo porque ha tomado la costumbre de cambiar de criterio a tal velocidad que cualquier opinión vertida sobre sus proyectos o acciones se queda enseguida en fuera de juego. Ayer batió un récord al autorizar sin saberlo la inscripción registral de un autodenominado Sindicato de Trabajadoras del Sexo, evidente subterfugio que legalizaba la prostitución de hecho y de derecho. Magdalena Valerio, que no es la peor ministra ni de lejos, se enteró por la prensa de lo que había sucedido en su propio departamento. Tuvo el gesto honorable de admitirlo sin echarle la culpa al maestro armero, pero su sincera y contrita sorpresa no mengua la sensación palmaria y generalizada de desmadre manifiesto. El Consejo de Ministras y Ministros ha transformado la administración del país en un pentimento, esa autocorrección de los pintores que acaba dejando huellas en el lienzo. Le ha cogido tal afición a la técnica de la enmienda que la gente empieza a tomarse el asunto a cachondeo. El día que no varía de idea comete algún error de procedimiento. Para gobernar no es imprescindible, aunque sí conveniente, venir aprendido de casa ni ser un experto pero al menos cabría esperar de gente tan arrogante un cierto rigor técnico. El problema de la gestión sanchista no es que le falte un centro de gravedad, lo que parece claro, sino que no hay siquiera indicios de que lo esté buscando. Por un lado, la geometría inestable de sus apoyos parlamentarios le obliga a dar continuos bandazos. Por otra parte, llegó al poder sin más programa que el de ocuparlo y lo utiliza para hacer propaganda con gestos y clichés ideológicos que expresen su voluntad de cambio, pero lo que le sale es un conjunto de propuestas deshilvanadas, ideas sin madurar y tumbos improvisados. Un postureo de saldo al que se le transparenta el cartón al primer vistazo. Lo único que ha hecho con contundencia, hasta ahora, es un desacomplejado y exhaustivo reparto de cargos. El resto son guiños de progresismo retroactivo, como la idea de desenterrar a Franco, y poses mal compuestas con meros objetivos publicitarios. Más que de la típica inexperiencia del novato se trata de una falta de rumbo político que produce un efecto contradictorio, vacilante y errático. El modelo opuesto de lo que se supone que debería ser un liderazgo. Lo del sindicato de putas ha sido hilarante pero del jolgorio al ridículo sólo hay un paso. A JM NIETO Fe de ratas

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