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ABC CORDOBA 29-08-2018 página 13
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ABC MIÉRCOLES, 29 DE AGOSTO DE 2018 abc. es opinion OPINIÓN 13 UNA RAYA EN EL AGUA TODO IRÁ BIEN SALVADOR SOSTRES CONTIGO EMPEZÓ TODO Si a Mas le quedara alguna decencia, se disculparía ante los suyos por haber alimentado a Ciudadanos para arañarle un puñado de votos al PSC RTUR Mas dijo el lunes en Catalunya Ràdio que Ciudadanos nació para fracturar la sociedad catalana. Ciudadanos nació alrededor del alcalde Maragall para contraponer la idea de la gran metrópoli a la del pequeño país. Define a Mas que afirme que los que piensan distinto es que quieren fracturar la sociedad. Los fundadores de Ciudadanos fueron un grupo de intelectuales en la órbita del PSC, que en sus orígenes ni se llamaban Ciudadanos ni tenían forma política y se reunían y escribían manifiestos en el bar Taxidermista de la plaza Real de Barcelona para denunciar lo que ya entonces consideraban los excesos del nacionalismo. Se constituyeron en partido político durante el primer tripartito, al sentirse traicionados por un PSC demasiado catalanista y azuzados por muchos intelectuales del catalanismo que los acusaban de cobardes por no presentarse a unas elecciones, convencidos de que nunca lo harían o de que si lo intentaban, fracasarían. Supongo que estos intelectuales, la noche del 21 de diciembre, debieron sentirse una considerable banda de idiotas. Mas mintió el lunes, pero no tanto que también por lo de la fractura, sino porque Ciudadanos no existiría de no haber sido por la generosa ayuda política, económica y mediática que recibió de la entonces CiU, que bajo la dirección de Artur Mas y siguiendo el consejo de David Madí, trató de debili- A tar al tripartito ¿se acuerdan? y de recuperar la Generalitat, engordando de un lado a Ciudadanos para perjudicar al PSC, y del otro, fomentando el independentismo auténtico que salió alrededor de Alfons López Tena y de Joan Laporta, para desertizar a Esquerra. Son las dos constantes históricas del nacionalismo burgués: vender sus principios a cambio de sus caprichos, lo que acaba propiciando los más hermosos desfiles militares por la Diagonal, y creer que la extrema izquierda catalana será llegado el momento más catalanista que de izquierdas, lo que suele acabar con sus cadáveres en las cunetas. Mas recuperó la presidencia en 2010 pero Ciudadanos es hoy la primera fuerza del Parlament. El espacio que también Mas abrió a la izquierda de Esquerra, retirados Laporta y López Tena de la política, lo ocupa la CUP, volviendo ingobernable la política catalana. Si a Mas le quedara alguna decencia, se disculparía ante los suyos por haber alimentado a Ciudadanos y su discurso contra la normalización lingüística, por cierto para arañarle un puñado de votos al PSC. Puede acusar de lo que quiera a Rivera o a Arrimadas, pero contigo empezó todo. Por lo de la CUP no hace falta que se disculpe, en tanto que ya pagó el precio, porque como siempre hace la FAI con los burgueses que creen que la extrema izquierda es más catalanista que de izquierdas, le fulminaron a la primera oportunidad que tuvieron. De todos modos, no debemos despreciar el progreso, sino más bien agradecerles que esta vez, en lugar de dejar el cuerpo tirado en la cuneta, lo hayan educadamente tirado a la papelera de la Historia Pero la masa independentista no aprende y continúa instalada en su barata emocionalidad nihilista, incapaz de reaccionar, sin ningún aprecio por la razón ni por la inteligencia, con su pésimo gusto por elegir referentes políticos e intelectuales. Se tragó a Mas como ahora se traga a Puigdemont, convirtiendo a los mentirosos en héroes, a los farsantes en sus líderes y en su épica para evadir el reto sin tener que medirse ante nada ni nadie y poderse seguir quejando de todo, con España al fondo como la bruja del tren que si le robas la escoba, te regala un viaje. IGNACIO CAMACHO EL ABRAZO ROTO La Transición tuvo éxito porque superó la idea de que en una Historia de cainismo simétrico existe un bando correcto OMO la pedagogía de la banalidad ha transmitido una visión demasiado sintética o superficial de la Historia moderna, conviene recordar que el relato de la Transición como un pacto controlado a punta de fusil por los tardofranquistas es una posverdad fraudulenta. Falsa de toda falsedad, hasta el punto de que la principal, casi la única resistencia al cambio provino de la extrema derecha, el Ejército y algunos sectores del antiguo régimen opuestos a la reconciliación entre vencedores y perdedores de la guerra. La legalización del PCE estuvo a punto de desencadenar un cuartelazo, y en los cuartos de banderas Suárez y el mismo Rey fueron tachados de traidores entregados a la izquierda por propiciar el abrazo, simbolizado en la amnistía, de los dos bandos que se habían masacrado en la contienda. Tampoco se trató de un acuerdo de olvido sino de recíproco desagravio y de pragmática transigencia. Toda esa narrativa de la vergüenza, divulgada por el populismo rupturista en su nostalgia de trincheras, constituye una invención surgida durante el zapaterismo al cabo de tres décadas, y ha podido calar en cierta opinión pública gracias a la ausencia de una exposición objetiva de los hechos en la escuela. El cuestionamiento de la legitimidad democrática como una fórmula impuesta ¡bendita imposición! por fuerzas oscuras es una idea que sólo sostuvo, hasta el siglo XXI, el desquiciado discurso de ETA. Resulta desalentador que a estas alturas tiempos de incuria en que hay que luchar por lo evidente, decía Brecht, más o menos parezca necesario aclarar todo esto. Lo es porque la política irresponsable de gestos que ha implantado Sánchez conduce de nuevo a las orillas del enfrentamiento. Porque la polémica sobre la momia de Franco está desenterrando fantasmas superados cuyo hechizo tétrico seduce, por ignorancia, por sesgo ideológico o por ambas cosas, a algunos españoles modernos. Porque el desgaste del sistema ha quebrado la confianza en los valores del respeto, la concordia y el consenso. Porque nadie tiene derecho a despreciar el único modelo de convivencia que en este país ha tenido éxito. Y porque nunca se ha construido un proyecto de futuro removiendo tumbas y desenterrando muertos. La Transición ahora cuestionada por esta especie de antifranquismo en diferido significó el triunfo de la tercera España sobre un pasado bipolar de cainismo simétrico, y lo hizo posible la conciencia de que después de la mutua carnicería y su larga secuela dictatorial no existía ningún bando perfecto ni quedaba ninguna memoria libre de remordimientos. Eso es lo que, frente a la teoría sectaria del Lado Correcto de la Historia, hay que seguir defendiendo: una España de claroscuros, autocrítica con sus defectos, dispuesta a bajarse de las aceras del extremismo sempiterno y de la sangre antigua para circular, con la luz larga encendida, por la calle de en medio. C JM NIETO Fe de ratas

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