ABC CORDOBA 11-08-2018 página 15
- EdiciónABC, CORDOBA
- Página15
- Fecha de publicación11/08/2018
- ID0006791943
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ABC SÁBADO, 11 DE AGOSTO DE 2018 abc. es opinion OPINIÓN 15 VIC CARDO MÁXIMO JAVIER RUBIO KRAKEN EN TEMPURA La sofisticación ha matado al veraneo, aunque ya nadie use esta palabra tan pedestre L DESDE SIMBLIA tes partidas presupuestarias, como es el caso de los conocidos como fondos Edusi, que provienen de la Unión Europea en un ochenta por ciento cuya ejecución es nula a estas alturas del año y que se trata de una partida que roza los diecinueve millones de euros. Es en la capacidad para llevar a cabo las inversiones presupuestadas donde realmente se mide a un gobierno municipal. Gran parte de los demás capítulos del presupuesto son de andar por casa ya que se ejecutan por la propia inercia administrativa de la institución. Esa débil ejecución tiene atascados importantes proyectos que contemplan notables mejoras en las infraestructuras de la ciudad, lo que se traduce en una imagen deplorable del Consistorio porque de su ejecución depende en buena medida el cumplimiento de las promesas de quienes gestionan lo público. Un caso paradigmático- -traído en más una ocasión a esta columna- -es el de las obras de restauración del convento de Regina, una intervención incluida en el Plan de Grandes Ciudades y que el actual gobierno, haciendo bueno aquello de modificar la plana a lo programado por anteriores gobernantes, decidió dar un uso diferente al previsto. Pasaría de ser un museo de las cofradías y en el que se recogerían otros aspectos de la ciudad a ser destinado a contenedor cultural sin mayores especificaciones. Los retrasos que ya acumulaba entonces la obra se han convertido en una especie de enfermedad crónica. En esta obra, a la que se han concedido diversas prórrogas en sus plazos de ejecución, se acumulan los despropósitos, incluida la renuncia de la empresa adjudicataria de la obra. Hoy no se sabe muy bien en qué va a parar el contenedor y pesa sobre la obra la amenaza de pérdida de los fondos que aporta la Junta de Andalucía. Lo que parece seguro es que concluirá el mandato municipal y el convento de Regina seguirá exhibiendo el estado ruinoso que ofrecía cuando comenzó su andadura. La consecuencia de este despropósito es que las arcas municipales cuentan con muchos millones de euros procedentes de la no ejecución presupuestaria, pese a que hay numerosos santos a los que es necesario vestir y algunos de ellos de forma urgente. JOSÉ CALVO POYATO EJECUCIÓN PRESUPUESTARIA La débil materialización de las inversiones del Ayuntamiento tiene atascados importantes proyectos de la capital na de las cuestiones de más calado que han de resolver las administraciones locales es una adecuada ejecución presupuestaria. En gran medida esa ejecución es la transformación en realidad de lo que en el presupuesto municipal es pura teoría. En términos aristotélicos sería la transformación de la potencia al acto. Todo apunta, cuando estamos entrando en la recta final del mandato de la actual corporación cordobesa, a que buena parte del presupuesto se ha quedado en muchas potencialidades y muy pocos resultados prácticos. La debilidad de la ejecución presupuestaria, más allá de capítulos dedicados al pago del personal al servicio de la administración municipal y sus empresas o a gastos corrientes, no es ya sólo una acusación política que se lanza desde las filas de la oposición, sino que las llamadas de atención llegan desde los servicios técnicos del consistorio. Tal es el caso de la intervención municipal, que ha señalado en un informe la escasa ejecución del presupuesto de inversiones. La situación es tal que Pedro García, el primer teniente de alcalde del bipartito, reconocía ya a primeros de año que la ejecución presupuestaria no era buena. Un forma suave de señalar la incompetencia del gobierno municipal que no ha hecho sino aumentar con el paso de los meses. Hay importan- U OS atardeceres son de película. El crepúsculo pinta el cielo con una gama infinita de matices que van desde el azul oscuro casi negro al bermellón intenso pasando por violetas, malvas, cárdenos, naranjas, azafranados y toda su escala de intensidades. Los estratocúmulos, bien altos, van cayendo como un telón que, muy despacio, fuera echándose sobre la línea del horizonte: las crestas de las sierras a unos treinta kilómetros en lontananza sin ningún obstáculo que impida la contemplación del espectáculo prodigioso. La función dura más de media hora y es gratuita. Para asistir como público no hace falta pagar entrada, basta con dirigir la vista hacia Poniente y esperar que el disco de fuego incandescente se oculte y arrebole el cielo como si la tramoya hubiera empezado a arder. El juego de luces y colores dura hasta que el telón negro se echa del todo. Lo mejor es que sólo hay que estar en el sitio oportuno a la hora adecuada para deleitarse con algo tan simple como el ocaso. Pero, ¡qué atardecer! Ayer, mientras lo admiraba embelesado se me vino a la mente que le había prometido a un amigo escribir en favor de los sencillos placeres del verano. Nos habíamos cruzado en el hemistiquio de julio y agosto y se me abalanzó para contarme que la sofisticación había matado al veraneo. Por supuesto, ya nadie emplea esa palabra tan pedestre, sino que ahora se llevan las vacaciones activas en las que el dolce far niente de nuestros padres sin más ocupación que aguardar a que la sandía enterrada en la arena se pusiera fresca se ha convertido en una agenda repleta de experiencias y sensaciones inéditas que hay que vivir como si fuera la vida en ello. No hay sitio como la mesa donde el afán de complicar las cosas haya llegado más lejos. Mi amigo venía indignado; lo que toda la vida había sido un chiringuito a pie de arena en la playa que frecuenta se había convertido este año en un gastro lounge bar con más ínfulas que condumio donde el plato de chocos fritos (doce tiras de cefalópodo rebozadas y pasadas por la sartén) por el que cobraban seis euros hasta el año pasado se había convertido en la pretenciosa nueva carta en un plato de seis tiras por la que cobran doce euros. Para conseguir tal inversión de precio y cantidad, se había hecho necesario abominar del nombre castizo con que se conocía el plato para bautizarlo rimbombante como kraken en tempura como si fuera cosa bien diferente y mucho más sabrosa de lo que era hasta entonces. Confío que esta columna sirva de invitación a mi amigo para disfrutar desde la terraza en la que escribo del glorioso espectáculo de la atardecida. Sin más pretensión que sentir cómo el tiempo, a la vez que la luz del crepúsculo, se nos escapa de las manos delicuescente.