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ABC CORDOBA 01-06-2018 página 14
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14 OPINIÓN POSTALES PUEBLA VIERNES, 1 DE JUNIO DE 2018 abc. es opinion ABC JOSÉ MARÍA CARRASCAL VENCEDORES Y VENCIDOS ¿Vencedores? Los que no creen en España como nación de ciudadanos libres e iguales. Si puede llamarse a eso victoria L A gran paradoja de la democracia es que, siendo el gobierno de la mayoría, al deteriorarse, queda en manos de las minorías que atienden a sus intereses, no a los generales. Con lo que la democracia sufre. Es lo ocurrido a la española. PP y PSOE se dejaron chantajear por los nacionalismos vasco y catalán, hasta convertirlos en árbitros de su rivalidad, concediéndoles privilegios extraconstitucionales e incluso las cabezas de sus dirigentes incómodos, ¿recuerdan a Redondo y a Vidal Quadras? La cosa empezó a agriarse cuando esos nacionalismos, visto su éxito, pidieron soberanía, no autonomía, ¿recuerdan el Plan Ibarretxe, el nuevo estatuto catalán? Uno lo paró el Congreso, otro el Tribunal Constitucional. Pero como PSOE y PP han sido incapaces de acordar una política de Estado, los nacionalistas mantuvieron su apuesta, aunque con distintos estilos: los catalanes, con un golpe de Estado incruento. Los vascos, manteniéndose árbitros de la situación. Y han vuelto a serlo en un momento clave de la historia de España: en una moción de censura al gobierno de Rajoy. ¿Cómo es posible, tras haberles pagado una millonada por sus 5 votos para sacar los presupuestos? se preguntarán muchos. Pues por eso mismo: porque a Rajoy, económicamente le había sacado todo y a Sánchez esperan sacarle, políticamente, más. Incluso sabemos qué: el titulo de nación para Euskadi (vamos a ver cómo lo consigue, ya que la Constitución sólo admite una Nación, España) y que el 155 no se aplique sin su autorización en su territorio. O sea, luz verde hacia la autodeterminación. A mayor abundamiento, los nacionalistas catalanes le exigen la puesta en libertad de sus políticos encarcelados, sin tener en cuenta los trámites judiciales, y sentarse a negociar lo que ningún presidente de gobierno español puede darles: la independencia. Sánchez se ha limitado a divagar sobre diálogo, distensión, encuentros, pero hay dos conceptos que no citó en sus parrafadas: la unidad de España y la igualdad de los españoles. Por algo será. Luego, se enzarzó en un cruce de improperios con Rivera, prólogo del que nos espera en las próximas semanas y meses. Porque esto no ha acabado, al revés, acaba de empezar. La traca final la puso Iglesias, repartiendo bofetadas a diestro y siniestro, al que solo faltó sacar la bandera tricolor para anunciar la República. En fin, que son muchos los perdedores, Rajoy el primero, por creer que con arreglar la economía se arreglaba todo. Luego, Rivera, que se convirtió en el mayor crítico del PP, intentado sustituirle. Sánchez es el siguiente, pues va a liderar un gobierno Frankenstein, como le recordaron sus ajenos miembros. Y. a la postre, todos los que frívola, displicentemente, se han dedicado los últimos meses y años a criticar al gobierno Rajoy en el ímprobo esfuerzo de sacar el país del foso en que se encontraba, por no ajustarse a sus expectativas, Ahora tienen lo que han conseguido. ¿Vencedores? Los que no creen en España como nación de ciudadanos libres e iguales. Si puede llamarse a eso victoria. MONTECASSINO HERMANN EN EL TÚNEL Una sórdida jornada de triunfo de los enemigos de España T ODA la vida llevamos con lecturas sobre ingratitudes, maldades y miserias en la vida política española, desde el regreso de Hernán Cortés hasta nuestros días. Pero solo una jornada como la de ayer permite percibir la intensa pestilencia de la mezquindad que se apodera de los políticos españoles cuando entran en reyerta por sus ambiciones. Y olvidan todo. Los modales, la dignidad, su deber y su conciencia si la tienen. Olvidan a España. Desprecian a los españoles. Ayer se vivió en el Congreso un alarde de bajeza moral, de cobardía, de cinismo y de mentira. Todo ello bajo la acuciante amenaza, si no lo impide hoy una dimisión y un improbable acuerdo a varias bandas, de un gobierno de todos los enemigos de España, cuya razón de ser es la destrucción de este Estado y esta Nación. ¿Cómo hemos llegado a una atrocidad suicida tan grotesca? Hemos llegado por un camino empedrado con la más absoluta falta de principios y escrúpulos en la pugna política. Por la aplaudida traición a todos los valores de defensa de la patria y el orden constitucional y un desprecio a todas las promesas hechas a esta sociedad mansa y manipulada. Por un cínico relativismo que ha dejado las leyes subordinadas a la conveniencia. Y por una cobardía que espanta. Muchos en España ven la cobardía como prudencia siempre pertinente. No saben lo cara que sale. Ahora vamos a pagar todos una buena factura. Un presidente autosatisfecho en la moribundia, desplegó su inútil superioridad retórica parlamentaria, juegos florales del agonizante, para humillar a Sánchez. Este no sufre cuando huele poder como nunca pensó volver a hacerlo. El candidato y presidente in pectore, Pedro Sánchez, expuso abiertamente su detestable bajeza personal, por supuesto su habitual inconsistencia, su primitiva capacidad expositiva y una obsesión malsana y violenta contra el tercero en discordia, Albert Rivera. El líder de Ciudadanos intentó conseguir de Rajoy esa dimisión que pudiera evitar la pesadilla. Pero Rajoy tiene una agenda estrictamente personal. Demostró que adolece de todas las fallas de carácter que le han impedido ser un líder real. Ni gallardía, ni generosidad, ni lucidez ni sentido de la realidad, ni humildad ni un mínimo de lealtad a los españoles. Así los ha traído hasta estos momentos tenebrosos de la historia de España. No importa ya que tuviera razón en que la causa general contra el PP es un delirio de la sinrazón plasmada en una sentencia y organizada y orquestada en los medios de comunicación. Ni que el PSOE tenga tanta corrupción o más que el PP en sus filas. Rajoy era un lastre desde hace tiempo. Ahora es una carga letal. Entre sus peores hazañas está la destrucción del partido. Nadie le dice la verdad y a él no le interesa. Allí estaban los escombros de un partido que tuvo mandato y poder para la modernización y regeneración total para una España fuerte, unida y capaz para el siglo XXI. No queda nada. Ayer se consumó lo que Jaime Mayor Oreja lleva advirtiendo desde hace tres lustros, un proyecto que comenzó con el siniestro Zapatero, el tripartito catalán y ETA, que no pudo concluir Zp por la crisis económica y que ahora lleva al poder a todos los separatistas, todos los comunistas, todos los antisistemas, encabezados por un pelele. Quieren destruir la nación. Sánchez no se lo va a impedir. Rajoy podía haberlo hecho. Primero con política. Fue incapaz. Ahora con su dimisión. Se ha negado. Hoy será tarde. Se podía haber encontrado una mayoría alternativa para convocar elecciones. Unas elecciones que salvaran a España de un túnel del que no sabemos cuándo ni cómo saldremos.

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