ABC CORDOBA 13-05-2018 página 79
- EdiciónABC, CORDOBA
- Página79
- Fecha de publicación13/05/2018
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ABC DOMINGO, 13 DE MAYO DE 2018 abc. es cultura CULTURA 79 Un joven porta una bandera durante una de las manifestaciones en su gran crónica del 68, Génération Por la noche, Rudi Dutschke lleva a Krivine a dormir a su casa. El alemán circula en un humilde Dos Caballos. En la guantera, Alain ve un revólver. Pero bueno, ¿te paseas con una pipa? Más ABC Los comunistas El Partido Comunista Francés fue el primero y el más brutal en su condena contra los estudiantes me vale. Aunque, si de verdad quieren liquidarme, de poco me va a servir 21 de febrero. París. Saint- Michel es invadido por los estudiantes. Cambian la placa con el nombre del Boulevard: Bd. del Vietnam Heroico La bandera norteamericana arde frente a la fuente. Por primera vez en el Barrio Latino, los maoístas de la UJCML lanzan sus unidades de choque contra la policía, frente a la Mutualité, en donde están reunidos los fascistas de Occident. 22 de marzo. Mañana. Esquina de la rue Scribe con la rue Aubert. En el cora- zón del París burgués, a ciento cincuenta metros del fitzgeraldiano Ritz de la Plaza Vendôme, a cuatro pasos de la Ópera, la sede de American Express tiene, para los novatos insurrectos, un romántico valor de símbolo. Un centenar de jóvenes, armados con barras de hierro y botes de pintura, arrasan el local, asustan a los sorprendidos turistas, queman la bandera y se esfuman por la boca del metro. Habrá tres detenidos. 22 de marzo. Tarde. Asamblea General en Nanterre. Sobre la pizarra, una consigna: ¡Libertad para los militantes políticos, actuemos contra la represión! Mayo ha iniciado su fase crítica. Que cristalizará en la tarde del viernes 3 de mayo, cuando la policía irrumpa en el patio de La Sorbona y todo el Barrio Latino se convierta en un campo de batalla. Se inicia un vértigo de cuatro semanas. Para estupor de todos, ha sido el Partido Comunista Francés el primero y el más brutal en su condena contra los estudiantes que toman las calles. No se equivoca. Es su mundo, el de la Guerra Fría, el que está siendo cuestionado por curiosos sujetos que a su joven edad han tenido ya tiempo de militar en el PCF y de abandonarlo como un horrible peso muerto. Georges Marchais, que será pronto su secretario general, llama a luchar contra los falsos revolucionarios que ocupan la Sorbona. Desarrollando el anticomunismo escribe en un kilométrico artículo de L Humanité los grupos izquierdistas sirven a los intereses de la burguesía y del gran capital Es una lucha a muerte. No le falta razón. De esa lucha de cuatro sema- nas, el Partido Comunista Francés (y, por extensión, sus homónimos europeos) saldrá cadáver. De su 21,27 de voto en las anteriores presidenciales irá cayendo hasta el 1,93 de su agonía. Fin de una era Es el fin de una era. La del mundo dual que salió de la Segunda Guerra Mundial. Cada uno de los dos grandes bloques era una fortaleza cerrada sobre sí misma, un búnker. Y cada fortaleza preservaba su hermetismo implacable de sociedad cerrada. La fantasía común era la de que aquel reparto sería eterno, que el tiempo histórico se había congelado. Cuando, en el 68 alemán y francés, como en el 67 holandés, como en el 69 español o en el inicio de los setenta italiano, emergió una potencia subversiva que no buscaba tomar poder alguno, sino sólo mandar a hacer puñetas la siniestrez existente, la regla del juego quedó rota. Y la vida retomó su flujo. Nadie de menos de treinta años volvió a votar a los PC, salvo excepción psiquiátrica. Los sindicatos se extinguieron. La distinción entre mujeres y hombres quedó en un arcaísmo irrisorio. Los anovulatorios fueron legalizados en Francia, por ley de la derecha gaullista. Las jóvenes dejaron de interrumpir sus carreras por causa de embarazos no buscados. El mundo se hizo, de pronto, inesperadamente agradable. Privado de aquellos destacamentos en territorio enemigo que fueron los Partidos Comunistas, el Imperio Soviético se fue cuarteando. Cayó a plomo en el otoño de 1989. No era ya más que vieja hojarasca. Quienes vimos caer en Berlín el muro, nos supimos ante la última barricada de mayo. No, no habíamos edificado nada. Lo habíamos barrido todo. También el jodido muro. Ese fue el lujo de mi generación: vivir sin epopeya. Vivir sólo. Ser libres. El muro de Berlín Quienes vimos caer en Berlín el muro, nos supimos ante la última barricada de mayo