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ABC CORDOBA 08-05-2018 página 17
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ABC CORDOBA 08-05-2018 página 17

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ABC MARTES, 8 DE MAYO DE 2018 abc. es opinion OPINIÓN 17 VIC DESDE MI RINCÓN JOSÉ LUQUE VELASCO LIDERAR EL CAMBIO No comprendo cómo se puede aceptar una responsabilidad si el partido que propone al candidato lo ata de pies y manos o somos pocos los que pensamos que con gobiernos como el que actualmente tiene Córdoba, el futuro tiene pocas trazas de levantar vuelo. La inoperancia y el poner obstáculos han sido política desde el inicio de la legislatura. Sólo queda preguntarnos qué podemos hacer si de verdad queremos que las cosas cambien. La respuesta es clara. Para que las cosas cambien hay que cambiar de gobierno. No sólo de personas. Hay que cambiar la manera de gobernar y administrar nuestro patrimonio. Córdoba necesita un líder que nos convenza que se van a cambiar las formas y manera de ejercer el poder. Sin ese convencimiento tenemos derecho a pensar que todos son iguales y para eso mejor olvidarse de elecciones o meter en la urna un sobre vacío como protesta. Para convencernos de que nada será igual es imprescindible que cualquier candidato y desde su nombramiento lidere el cambio que Córdoba reclama. Nunca he comprendido cómo se puede aceptar una responsabilidad si el partido que lo propone ata de pies y manos al candidato. Quien eso acepta pierde credibilidad. Toda persona seleccionada como candidato para dirigir al equipo que debe administrar de la manera más eficaz posible algo tan importante como es el presupuesto municipal de Córdoba, debe tener total libertad para conformarlo. Para escoger a las mejores personas con las que poder cumplir bien ese trabajo. ¡A las mejores de Córdoba! Si está obligado a ceñirse a la militancia del partido, eso representa una importante limitación y es causa suficiente para no creer en un buen resultado. Otro punto interesante para buscar la confianza de los electores es demostrar que se confía en la ciudadanía de Córdoba como el mejor consejero posible. Nadie más preparado ni interesado en que las cosas vayan bien que los propios ciudadanos. En cada momento y para cada tema buscar la opinión y consejo de los más experimentados. Estoy convencido que lo harán de manera desinteresada y con la garantía de recibir una opinión personal, respetuosa y libre. Por ello nunca he comprendido la existencia de esa figura tan arraigada en las instituciones españolas como es la de los asesores, también llamados cargos de confianza o nombramientos a dedo. Menos comprensible aún que un Ayuntamiento como el de Córdoba, con un equipo de gobierno que imaginamos bien preparado, necesite 29 asesores pagados por todos y de los que a duras penas conocemos nombre e ignoramos funciones. Un buen recorte en este capítulo sería otro punto a favor para que cualquier candidato ganara confianza. Decía Giuseppe Tomasi di Lampedusa que si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie Somos muchos los que estamos hartos de que semejante contradicción haya sido una constante realidad en Córdoba. N PASAR EL RATO JOSÉ JAVIER AMORÓS VIDAS PARALELAS Ni Rafael Catalá ni Cristóbal Montoro, con años dedicados a la política, han aprendido todavía a valorar el silencio S ólo la afortunada circunstancia de que no se presentara ningún otro partido permitiría al PP ganar las próximas elecciones generales. Y aun así, quedaría muy encogido. Se trata de una formación política que cada día encuentra un motivo nuevo para la eutanasia. Mientras el presente se derrumba sobre sus inútiles cabezas, los dueños de la empresa hablan del futuro con ese optimismo nauseabundo que invita al votante a cambiarse de acera. Rafael Catalá es el ministro de Justicia. Cristóbal Montoro, el de Hacienda. Ninguno de los dos ha aprendido todavía a valorar el silencio. Llevan en política desde pequeñitos, ocupando cargos altos y bajos. Hasta que han conseguido alcanzar la cima de su desprestigio. Para mandar tanto hay que ser muy obediente. Catalá parece más obediente que Montoro, quizá porque es menos inteligente. En política hay que fiarse de las apariencias, porque todo en política es apariencia. Montoro, por ejemplo, tiene una apariencia siniestra, que inspira temor. Uno se lo imagina riendo con risa de hiena cuando la ancianita despaciosa está a punto de ser atropellada en un paso de peatones. Toda la fuerza intelectual se les va por la boca. Ni tienen lenguaje ni son tenidos por el lenguaje. Por eso se dedican a la política. En una entrevista de 1998, coincidiendo con la publicación de Vuelta de hoja un libro que recopila cien de los mejores artículos del maestro, mi querido Manuel Alcántara le dijo a la periodista que tenemos una clase política muy mediocre, hay mucho alto cargo de baja estatura moral Veinte años después, las cosas están peor. Los dos ministros han hablado recientemente para la humanidad en los medios de comunicación. Son dos casos de libertad de expresión sin pensamiento previo. A propósito de la sentencia contra La Manada Rafael Catalá dijo en la radio que el juez discrepante tiene problemas. Todos saben fueron sus palabras, que el juez Ricardo González tiene algún problema singular y el Consejo General del Poder Judicial debería haber actuado preventivamente contra él y ver si está en plenas facultades para ejercer su labor Decir eso es propio de un ministro que no está en plenas facultades para ejercer su labor. Unos días antes, Cristóbal Montoro aseguró en un periódico que el referéndum catalán del 1- O no se pagó con dinero público. Para el juez Pablo Llarena, que se ocupa de los inocentes de la Generalitat, esa afirmación contradice las fuentes de prueba que figuran en la instrucción de la causa Si no ha habido malversación ni ha habido rebelión, se terminó la función. La triste función del 155. En coherencia y dignidad nadie puede dar lecciones al gran maestro zen de los dos ministros boquirrotos: el enérgico Rajoy. Todos saben, como diría Catalá, que Rajoy no pasa ni una a los independentistas catalanes y vascos. Pasa dos, cuatro y hasta diez. Por eso parece injusto sostener que ha pactado con el inexpresivo Urkullu el acercamiento de los presos etarras a las cárceles del País Vasco. Y algo más caerá. Para que Urkullu pueda hacerles psicoterapia vascongada. O dar por supuesto que nombrará a Puigdemont asesor económico del PP, por su habilidad para sacar del presupuesto cuando todos saben que no hay presupuesto. Eso no sería malversar, sería montorear, torear a Montoro. Vidas paralelas. Declaraciones para lelos.

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