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ABC CORDOBA 05-04-2018 página 63
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ABC CORDOBA 05-04-2018 página 63

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ABC JUEVES, 5 DE ABRIL DE 2018 abc. es cultura CULTURA 63 Una exposición recuerda en el Archivo Histórico cómo era el arte de curar en el siglo XVI, las plantas que se empleaban y la utilización de parásitos como la sanguijuela Medicina de opio y sangría POR LUIS MIRANDA CÓRDOBA L a leyeda del opio, al menos tal y como la han transmitido desde el siglo XIX los escritores y artistas que se engancharon a su capacidad para llevar al espíritu a un mundo que parecía mejor que el de verdad, se asocia a las brumas del lejano Oriente, a tugurios oscuros donde atienden personas de ojos rasgados. Hubo un tiempo en que las semillas de esta planta, que no por cualquier cosa se nombra con una palabra latina, se cultivaron con profusión en Córdoba, pero no escapar del mundo, sino para tratar dolores de estómago y los provocados por la menstruación. Lo podrá saber quien acuda a la exposición Drogas y sangrías. El arte de sanar en tiempos del Quijote que hasta el 4 de junio se podrá conocer en el Archivo Histórico Provincal, dentro del ciclo El archivo del tiempo La cita parte de documentos antiguos para explicar cómo era la ciencia médica en los siglos XVI y XVII y lo hace con un sentido muy divulgativo, a través de paneles, libros y objetos que reconstruyen el trabajo que entonces hacían los facultativos, cirujanos y boticarios para tratar las enfermedades. Así se puede conocer un documento de compraventa de un campo de cultivo de opio que se hizo en el año 1471, y que estaba en la zona del Arenal, aunque esta planta, que se tomaba con vino, abundaba sobre todo en fincas entre Córdoba y Almodóvar del Río, como apunta Antonio Díaz, uno de los comisarios de esta exposición. santo, con sus usos correspondientes: el morbo gálico se usaba para la sífilis, el papuleón, para las hemorroides. Después se ha visto que los principios activos de algunas sí son buenos para tratar las enfermedades según Rafael Girón, otro de los comisarios de esta muestra. Entre los tratamientos que se realizaban llaman la atención hoy las sangrías, que consistían en la incisión de heridas para extraer sangre, aunque con efectos no siempre buenos. La exposición tiene en una pecera sanguijuelas vivas, un parásito que chupa la sangre y que se utilizaba (y aún se emplea en ciertos procedimientos de la cirugía plástica) en los tratamientos de ciertas enfermedades. Los paneles ofrecen información sobre los distintos profesionales sanitarios, desde los médicos y cirujanos hasta los boticarios y enfermeros, además de mostrar dónde estaban los hospitales de la Córdoba del siglo XVI. A los hospitales iban sobre todo los pobres, porque eran fundaciones asistenciales, y muchas veces acudían para morir. Los ricos podían pagar que los médicos fuesen a sus casas e incluso podían operar allí cuentan los comisarios. Hablar de los tiempos de Don Quijote no es sólo una simple referencia temporal, porque su autor, Miguel de Cervantes, fue descendiente de médicos, como su abuelo, y cirujanos, como su padre. Por eso se muestra de forma resumida un árbol genealógico de la familia cordobesa del escritor. A su vez estaba emparentada con una familia originaria de Génova que tenían boticas de la época. Con ellos tuvo amistad Cristóbal Colón, que acudía a una tertulia en una de ellas, en la calle San Pablo. ¿Fue allí donde conoció a Beatriz Enríquez de Arana, que sería su amante y con la que tuvo a su segundo hijo, Hernando? Los investigadores no tienen la prueba, pero no ven que la historia sea descabellada. Asistencia La muestra recorre los hospitales de la época, que eran para pobres; los ricos llevaban al médico a casa Recreación de productos de farmacia en los siglos XVI y XVII Contra el tabaco En la cita tienen importancia los libros que pertenecieron a Gonzalo Antonio Serrano, un médico nacido en 1670 que tuvo una importante colección de libros especializados, más de 800, que a su muerte los donó al convento de San Pablo. Tras la Desamortización, en 1835, pasaron a manos públicas y conformaron el fondo de la Biblioteca Pública Provincial. Por eso está presente un libro de Leiva Aguilar, que ya em 1634 escribe un Desengaño del mal uso del tabaco que alerta de sus efectos nocivos, cuando era un producto de moda del que nadie pensaba que pudiera ser perjudicial. Incluso quisieron evitar que se difundiera cuenta Antonio Díaz. La exposición recrea los fármacos propios de la época, o al menos sus recreaciones, desde el semen de ballena a plantas como el jengibre y el palo Antonio Díaz, uno de los comisarios de la exposición, con la pecera de las sanguijuelas FOTOS: VALERIO MERINO

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