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ABC CORDOBA 01-04-2018 página 53
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ABC DOMINGO, 1 DE ABRIL DE 2018 abc. es espana ESPAÑA 53 CARTA DE DESPEDIDA DEL 15 DE ABRIL DE 1931 No sé qué efecto os habrá causado ver la bandera republicana en la Escuela ABC MADRID Don Juan de Borbón se vio obligado a abandonar urgentemente España el 15 de abril de 1936 tras la proclamación de la República. Sin tiempo que perder, tuvo que interrumpir su formación como marino en la Escuela Naval de San Fernando (Cádiz) y desplazarse a Gibraltar. Desde allí, escribió una carta de despedida a sus compañeros, muy poco conocida, que por su interés, publicamos a continuación: Mi querido Revuelta: A ti, como el más antiguo de todos mis compañeros me dirijo, para que me hagas el favor de transmitir a los demás mis más afectuosos recuerdos. Supongo que os habréis dado perfecta cuenta, el martes, de por qué no me despedí de vosotros de otra forma, pero me fue imposible, y aún después, aunque hubiese querido, no me lo habrían permitido, por deber permanecer mi partida en secreto hasta el último momento. Mañana salgo en un vapor para Génova, y desde allí me iré a París a reunirme con el resto de mi familia. Firmemente espero que os acordaréis del que siempre fue vuestro compañero efectivo, a las duras y a las maduras, pues sabed, que aunque ya no soy nadie, me acordaré siempre con mucho cariño de todos vosotros. Yo no sé qué efecto os habrá causado el momento de ver izada la Bandera Republicana en la Escuela. Sólo sé el que me ha causado a mí el verla esta mañana, cuando llegué en el torpedero a un pueblecito al lado de Gibraltar. Os recomiendo que seáis ante todo buenos españoles, porque quién sabe si todo lo que está pasando no será para bien de España; ya que Dios lo permite. Para ello, estudiad, estudiad mucho, que todo lo que aprovechéis ahora será luego en bien de nuestra gloriosa Marina de Guerra. En fin, os dejo de sermonear, pues no viene al caso, y solamente espero que Empieza el exilio Reproducción de la carta que Don Juan envió a sus compañeros de la Escuela Naval al tener que partir al exilio me escribáis con alguna frecuencia. No sabéis lo que se echa de menos eso, fuera del país de uno. Os ruego que saludéis en mi nombre a todos los alumnos, y recibid un fuerte abrazo de vuestro amigo y excompañero. Juan de Borbón 15 de abril de 1931. P. S. Las señas no las sé todavía, pero ya os escribiré. Revuelta, a Miralles hazme el favor de darle un abrazo muy especial, así como a Castro peño en hacer de la Monarquía una institución en la que cupieran todas las opciones políticas. También quería dotar a España de una Constitución sometida a la votación popular aprobar una amplia amnistía política reconocer la diversidad de regiones que integraban España y promover una justa distribución de la riqueza Todas estas ideas las defendía Don Juan desde el exilio en discursos y manifiestos, y esa forma de pensar hizo que Franco le viera, desde el primer momento, como a un enemigo. Al general le bastó conocer el Manifiesto de Lausana (1945) para excluir a Don Juan de sus planes sucesorios y cuando, dos años después, estableció por ley que España era un Reino sin Rey, añadió que a su sucesor lo propondría él. Majestad, misión cumplida La voluntad de Alfonso XIII, fallecido en 1941 en Roma, era que sus restos descansaran en El Escorial. Cuando Don Juan pudo trasladarlos al monasterio en 1980, se cuadró ante su hijo, Don Juan Carlos, y afirmó: Majestad, misión cumplida los mares del Sur. También fumaba tabaco negro francés Celtic que sacaba de una pitillera de piel de cerdo, hasta que la enfermedad se le enroscó en la garganta. Su vida estuvo jalonada de grandes gestos y renuncias. Don Juan pudo haber vivido holgadamente, pero prefirió hacerlo con austeridad y no tocar la herencia que su padre dejó en Suiza para que los sucesivos Jefes de la Casa Real pudieran representar su función con dignidad en el exilio. Y mantuvo la austeridad años después, cuando logró vender los Palacios de Miramar, en San Sebastián, y La Magdalena, en Santander, donde había pasado los veranos de su infancia. El marino Don Juan era un hombre campechano, expansivo y mucho más alto que los españoles de su época. Él y sus hermanos fueron la última generación de la Familia Real española que había crecido en palacios y conocido a la Corte, pero donde se sentía más cómodo era en el mar. Sorprendía que aquel hombre con modales de Rey tuviera dos dragones marinos tatuados en los antebrazos, recuerdo de sus travesías por Una vez restaurada la Monarquía, Don Juan no descansó hasta que pudo reunir en España en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial los restos de sus seres queridos que habían muerto en el exilio. Repatrió a su madre, la Reina Victoria Eugenia, desde Lausana; a sus hermanos Don Alfonso, Don Jaime y Don Gonzalo, fallecidos en Miami, Suiza y Austria, y a su hijo, Don Alfonsito, desde Portugal. Cuando en 1980 pudo cumplir la voluntad de su padre, el Rey Alfonso XIII, fallecido en Roma en 1941, y trasladó sus restos a El Escorial, Don Juan se cuadró ante su hijo, Don Juan Carlos, y afirmó: Majestad, misión cumplida Pero el gesto más excepcional de Don Juan fue la renuncia formal a sus derechos dinásticos en favor de Don Juan Carlos. El Conde de Barcelona esperó hasta asegurarse de que la democracia iba a ser restaurada y, en cuanto se convocaron las primeras elecciones que se celebrarían el 15 de junio de 1977 viajó a Madrid desde Estoril. En una sencilla ceremonia celebrada en La Zarzuela, Don Juan hizo una profunda inclinación de cabeza ante su hijo, dio un sonoro taconazo y, con palabras entrecortadas por la emoción, afirmó: Majestad, por España, todo por España

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