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ABC CORDOBA 14-03-2018 página 44
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44 INTERNACIONAL Rex Tillerson, en su despedida ayer del Departamento de Estado MIÉRCOLES, 14 DE MARZO DE 2018 abc. es internacional ABC Trump sugiere que fulmina a Tillerson para romper el pacto con Irán Mike Pompeo, el director de la CIA nombrado secretario de Estado, es un leal al presidente, favorable a prescindir del acuerdo con Teherán MANUEL ERICE CORRESPONSAL EN WASHINGTON l fulminante cese de Rex Tillerson como secretario de Estado resultó fiel al modelo de despido que el presidente outsider estableció en la Casa Blanca hace casi catorce meses. Con un combinado espíritu de entrenador y presentador de concurso, Trump tiró ayer de libreto al irrumpir en Twitter a primera hora anunciando el movimiento: Mike Pompeo, director de la CIA, nuevo secretario de Estado. ¡Hará un fantástico trabajo! ¡Gracias Rex Tillerson por su labor! Gina Haspel, primera directora de la CIA. ¡Enhorabuena a todos! Era el final del show. Pero el más perjudicado no quiso ayudar a la puesta en escena presidencial y prefirió contestar con una petición de explicaciones. La nota oficial del Departamento de Estado aseguraba que su titular se había enterado del cese por la red social. La Casa Blanca contradecía la versión y se remitía a una supuesta conversación entre ambos el pasado viernes. La desavenencia derivó en otro despido: el de Steve Goldstein, el ayudante de Tillerson que había escrito el comunicado. Por si fuera poco destrozo para una sola mañana, en medio de la vorágine, trascendió que Trump había echado también a su asistente personal en el Despacho Oval, John MacEntee. Con su último juego lanzado a la arena mediática, Trump resolvió algunas dudas a su improvisada manera. A pie de helicóptero, frente a los periodistas, el presidente confesó sus diferencias con Tillerson en asuntos de calado, primordialmente sobre el acuerdo nuclear con Irán. Para asegurar a continuación que su nuevo secretario de Estado E coincide plenamente con él en la necesidad de romperlo. Una firme convicción que Pompeo ha hecho pública repetidas veces. Las palabras de Trump sugieren que próximamente podría tomar la determinación de dar por finalizado el pacto suscrito por toda la comunidad internacional, lo que supondría un notable cambio en el tablero. En todo caso, la decisión debe ser ratificada por el Congreso. Un despido cada diez días Malas relaciones Pese a las controvertidas formas de despido, la salida de Tillerson, que se hará efectiva el 31 de marzo, ha sido todo menos sorprendente. Incluso la posible llegada de Pompeo como sustituto formaba parte desde meses atrás de la red de rumores que propagan los cenáculos washingtonianos. La relación entre Trump y su primer secretario de Estado no sólo no era fructífera, sino que estuvo plagada de desavenencias y descalificaciones personales. Tillerson nunca llegó a desmentir que había llamado tarado al presidente durante una reunión en el Pentágono en la que se discutían asuntos de la máxima seguridad. La infor- 40 despidos El número total de ceses de diferentes cargos bajo la dependencia del presidente se eleva a cuarenta. Trump despide a un cargo de confianza cada 10 dias: resultado de dividir los 417 que lleva de mandato entre 40 ceses. 10 de media mación, que trascendió en octubre, ayudó a disparar la eventualidad de una destitución que, como acostumbra a hacer Trump, se guardó hasta que nadie hablara de ella, siempre en busca de un mediático factor sorpresa. El indicio más claro es el desprecio con que el presidente empezó entonces a tratar en público a su secretario de Estado. En unos días que Trump medía sus bravatas con el dictador Kim Jong- un, con la tensión nuclear al máximo por las pruebas de misiles norcoreanas, el ocupante del Despacho Oval eligió mofarse de los intentos de Tillerson de abrir una vía de diálogo con Pyongyang: Le he dicho a nuestro secretario de Estado que pierde su tiempo intentando negociar con MIKE POMPEO SECRETARIO DE ESTADO Brillante y de duras convicciones Alumno de West Point, graduado en Harvard, experto en el terreno de la energía y el aeroespacio y adaptado con nota al de la inteligencia y la seguridad. El perfil académico y profesional de Mike Pompeo es tan envidiable como reconocido. Tanto como sus muy conservadoras convicciones ideológicas. La más llamativa es su firme respaldo al uso de la tortura en los interrogatorios a sospechosos de terrorismo, algo que vincula a la necesidad de que EE. UU. siga haciendo uso de Guantánamo. Una línea de pensamiento que le ha llevado a defender con vehemencia los polémicos programas de vigilancia cancelados durante la etapa de Obama, según los cuales no era necesario permiso del juez para las escuchas en caso de sospechas de terrorismo. Desde que ambos se conocieran durante la transición presidencial, Trump y Pompeo han encajado como uña y carne. El presidente le nombró director de la CIA en enero de 2017. Aunque no había pertenecido a la Agencia, son muy conocidos sus conocimientos en seguridad e inteligencia, adquiridos en la esfera privada. Tras su experiencia política como miembro de la Cámara de Representantes por un distrito de Kansas, Michael Richard Pompeo (Orange, California, 1963) ha intentado cerrar filas en la CIA ante polémicas como la investigación a Trump por su presunta connivencia con los rusos. Aunque no ha ahorrado guiños al presidente, como el de insistir en que la interferencia rusa no había influido en el resultado electoral.

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