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ABC CORDOBA 12-03-2018 página 17
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ABC CORDOBA 12-03-2018 página 17

  • EdiciónABC, CORDOBA
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ABC LUNES, 12 DE MARZO DE 2018 abc. es opinion OPINIÓN 17 VIC LA CERA QUE ARDE RAFAEL GONZÁLEZ LAS BRECHAS Despedir a mujeres el 8- M, esa contradicción flagrante E EL DEDO EN EL OJO MARIO FLORES ¡A LAS BATUCADAS! De la lucha de clases a la de género, esa es la añagaza M IRO a mi alrededor el semblante de cuantas mujeres pasan a mi lado y creo intuir en ellas que desde el pasado jueves 8 de marzo, día de reivindicación feminista, se les ve como más empoderadas como más puestas en valor Debe ser que la brecha de género ha comenzado a cicatrizar y que desde ahora las diferencias de salario, de cargas de trabajo y de amarguras hayan comenzado a remitir gracias al vocerío, a la arenga y a la soflama. Terminaron las performances, las boutades, las batucadas, los manifiestos y manifiestas los talleres de concienciación, las puestas en escenas de bizarros espectáculos, las manifas antitodo, el petulante vocerío, las consignas y las pegatinas, las pancartas bisoñas aunque ocurrentes... Se han desahogado contra el capitalismo, contra el neoliberalismo, contra el clericalismo, contra la opresión heteropatriarcal, contra las violencias machistas, contra el techo de cristal, contra la brecha de género y contra la humedad relativa del aire. Parece que el calentón ya ha pasado aunque esta expresión no creo que coseche demasiada fortuna entre la parroquia feminista; seguro que es interpretada como una manifestación del machismo que todos los hombres llevamos dentro y que nos hace deslizarnos por el lado calenturiento de la vida. La revolución de la mujer no comenzó ayer sino que viene dándose desde hace años hasta alcanzar los necesarios niveles de justicia. Hoy en España las condiciones de vida de la mujer se encuentran entre las mejores del resto de países europeos y hemos avanzado mucho en esta cuestión. Y ello ha sido gracias, en gran medida, a toda una legión de mujeres que de manera sosegada han ido conquistando sus derechos y su espacio. Y en ese camino todos las hemos acompañado y lo seguiremos haciendo. Pero se hace necesario huir de las estridencias y de las histerias feministas de género que solo consiguen enrarecer el ambiente, reabrir la cutre guerra de sexos y cabrear al personal más de lo razonable. También hay que huir de las nuevas masculinidades que proponen algunos varones feministas; cuidado con estos últimos iluminados. Que no nos engañen. El movimiento feminista que viene escribiendo el relato de la lucha de la mujer con renglones torcidos en estos últimos años, proviene de una manera de ver la vida enfocada con la lente del marxismo; la lucha de clases ha dado paso a la lucha de géneros término, por cierto, equívoco y erróneo por hiperideologizado. Hoy no basta con ser feminista sino que también hay que militar en el anticapitalismo (el libre mercado es opresor de las mujeres) o en el anticlericalismo (la Iglesia es castrante) Y hay que abrazar también la santa doctrina laica de las violencias machistas los micromachismos y alguna que otra añagaza más. Machete al machote contra el Vaticano poder clitoriano o la talla 38 me oprime el chocho son algunas de las letanías que deben aprenderse a recitar en actitud delirante. Ustedes sabrán disculpar tan desagradable lenguaje. Es la ultraizquierda quien se ha adueñado de este esperpéntico espectáculo que los vertederos sociales de las redes se han encargado de amplificar. Afortunadamente la mayoría de las mujeres mantienen el sosiego y la cordura, no porque sean sumisas como opinan las feministas, sino porque aún conservan el suficiente nivel de lucidez y autosuficiencia como para avanzar por ellas mismas sin necesidad de ser pastoreadas por cuatro desaprensivas. Desde aquí mi homenaje a todas esas mujeres que serenamente han hecho lo necesario por conquistar su legítimo lugar. Con ellas estamos todos; con las otras, las ruidosas batucadas. L pasado 8 de marzo supimos, mientras se celebraba el Día de la Mujer, que la Diputación cordobesa había despedido a dos trabajadoras, que es algo que estéticamente queda bastante feo un 8 de marzo. Bien es cierto que cualquier día es bueno- -o malo, en realidad- -para que te lancen del curro, pero si eres mujer y trabajadora la cosa queda rara. Sobre todo si desempeñas tu función en una administración pública que abraza banderas moradas, arcoíris y causas justas, mixtas y paritarias. Digamos que con gestos así se quedan con el culo al aire los de la igualdad y la fraternidad. Es lo que conocemos como brecha de postureo o lo que vienen siendo consejos vendo que para mí no tengo. La sartén le dijo al cazo y tal. Cuestionados los sindicatos a tal respecto, estos salieron haciendo mutis por el foro hacia la concentración feminista y vinieron a decir, si es que dijeron algo, que no tienen nada que decir. Más o menos según se desprende de la información recogida en prensa: que si no eran afiliadas de uno, que si patatín, que si patatán... Asistimos así a la famosa brecha sindical que consiste en que si te afilias te la cuelan y si no te afilias te la clavan. Los trabajadores y las trabajadoras suelen recurrir al cuerpo a tierra cuando viene su sindicato y cuando no acude, lo que deja a los empleados y a las empleadas más allá de la brecha salarial para colocarlos en la brecha sodomítica, que traducido al cristiano quiere decir que tires por donde tires te encuentras con Ramírez y sus aviesas intenciones. Preguntadas las trabajadoras afectadas, parece ser que el asunto discurre presuntamente por el viejo y vitriólico campo de las venganzas personales, lo que nos coloca en la brecha del ego, que es el que ajusta las cuentas (hasta que se las ajustan a él) y hace creerse a los mortales con el poder suficiente como para disponer de vidas y haciendas, entre otras cosas. Los vengativos olvidan que palman y que, en cualquier caso, la vida se les hace más corta mientras pergeñan sus rencores. Se ha declarado que supuestamente ha habido mobbing que dicho en español es que te abren la brecha moral en el despacho, delante del ordenador. Todo esto se conocía en el día en que yo presencié cómo una empleada de banca atendía su mesa y a los abuelos en el cajero automático para los ingresos que ahora obligadamente hay que hacer si son menos de mil euros o así. Esa mujer no sólo estaba para secundar una huelga sino para tomarse un orfidal. Con paciencia y amabilidad, ayudaba a los seres humanos clientes de su entidad a realizar una operación que no sólo se les hace difícil sino que no entienden por qué no desempeña un empleado como toda la vida de Dios. Es este un claro ejemplo de la brecha digital y de lo que ya estamos viviendo, que va más allá del ji- ji- ja- ja del Facebook, que para los megusta sí que espabilan pronto los usuarios mayores. El día de antes me llegó una carta de esa entidad bancaria con foto sonriente de su presidenta. Una mujer. Una mujer poderosa. Mucho. Dice que soy accionista o no sé. Y me di cuenta de la brecha en la que me encontraba. Pero esa ya la comento otro día.

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