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ABC CORDOBA 20-02-2018 página 14
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14 OPINIÓN HORIZONTE PUEBLA MARTES, 20 DE FEBRERO DE 2018 abc. es opinion ABC RAMÓN PÉREZ- MAURA COMO CAGANCHO EN ALMAGRO: PSOE Y CS Cabía esperar alguna explicación de Ciudadanos, pero este partido inmaculado, que nunca ha roto un plato, no va a reconocer errores A BC ya lo contó con claridad el viernes 26 de agosto de 1927 en una crónica desgraciadamente sin firma sobre los dos toros lidiados la víspera en Almagro por Joaquín Rodríguez Ortega, Cagancho Centrémonos por economía de espacio en el sexto de la tarde: Grande y con buenas defensas. De salida siembra el pánico entre la torería. Cagancho huye, y el público protesta ruidosamente. Mal picado y peor banderilleado, pasa a manos de Cagancho. La faena de este torero incomprensible es un espectáculo lamentable. Huye ante el toro, pincha como puede y donde puede, agujereando al bicho por todas partes, presa en todo momento de un pánico indescriptible. La bronca es ensordecedora. Suena un aviso, y Cagancho, harto de pinchar, toma la barrera, e intenta marcharse. El público le apostrofa. Rayito descabella, y Cagancho es conducido a la cárcel, en medio de una gritera inenarrable. No puede darse nada más vergonzoso Un papel con idéntico resultado no puede darse nada más vergonzoso han jugado los socialistas y Ciudadanos en la elección del candidato español a ser vicepresidente del Banco Central Europeo. Cuando uno decide no apoyar al candidato de su país, lo menos que cabe hacer es enterarse de qué posibilidades de ganar tiene el nombre alternativo para así poder cobrar dividendos políticos por tu apuesta. Y es impresicindible saber si es una candidatura que va a ir hasta el final. Pues ni eso hicieron los socialistas y ALDE, el grupo de Ciudadanos en el Parlamento Europeo. Ese grupo en el que su portavoz, Javier Nart, nos dice que el PDECat es una comparsa y Ciudadanos los que mandan. Queda claro. Repítanlo una vez más y yo se lo diré de nuevo: Como Cagancho en Almagro. Así han quedado ustedes apoyando al candidato perdedor que sólo concurrió como sparring y que no tenía posibilidad alguna de vencer, como sabía todo el que quisiera enterarse. Ayer cabía esperar alguna explicación de Ciudadanos sobre la actuación de su grupo parlamentario en el PE. Pero este partido inmaculado, que nunca ha roto un plato, no va a reconocer errores. Porque como todo proyecto humano, una vez que se comete el primero, aquello no tiene fin. Y del PSOE ni digamos. Ni siquiera han dado un argumentario coherente para justificar al irlandés de políticas bastante poco afines con el ideario socialista. Se trataba, no más, de impedir que el ministro que sacó a España del agujero socialista fuera reconocido internacionalmente. Es mucho más fácil hacer política a la contra que intentando generar riqueza y prosperidad. Y los éxitos económicos del PP, tan cansinamente repetidos por el presidente del Gobierno, hay que intentar disimularlos como sea. Pues no ha podido salirles peor. COSAS MÍAS EDURNE URIARTE LA BATALLA DE LA DERECHA La paradoja de la batalla de la derecha es que uno de los incluidos, Cs, rechaza rotundamente la marca derecha L A palabra derecha ocupa espacios y titulares como el de este artículo en las últimas semanas, y no precisamente porque la derecha se haya puesto de moda, o porque los españoles hubieran perdido el miedo a pronunciarla, como afirmo yo misma en el libro que acabo de publicar, Diez razones para ser de derechas... y atreverse a decirlo La razón es más bien la de siempre, la de la izquierda que utiliza profusamente esta palabra para incluir a Ciudadanos en ese ámbito ideológico y acercarlo al PP en la imagen ciudadana; es decir, demonizarlo, en términos de percepciones izquierdistas. Desde la derecha, la mayoría está de acuerdo con la izquierda en la inclusión de Cs en ese espacio ideológico, pero sus titulares se refieren a la batalla del centro- derecha, confirmando la tesis de mi libro sobre el miedo de la propia derecha a usar la palabra sin aditamentos como centro que la suavicen. La paradoja de esta batalla de la derecha es que la mitad de los analizados, es decir, Ciudadanos, rechaza rotundamente la marca derecha en la que le incluyen unos y otros. Y no hay un solo líder de ese partido que acepte la palabra para definir y situar a su partido. Ni derecha ni tampoco centroderecha. Y es ahí, en ese espacio de indefinición ideoló- gica, donde están algunas de las ventajas y de los problemas de Ciudadanos para optar a un triunfo en las elecciones generales. La ventaja es que tal indefinición le permite a Ciudadanos aspirar al apoyo tanto de los enfadados con el PP como de los desencantados con el PSOE. A lo que se suma el sector social menos ideologizado y, a su vez, más cercano a la antipolítica y al rechazo de los políticos, el sector de voto más sensible a los argumentos populistas de los males de la vieja política y de las soluciones milagrosas de los recién llegados sin experiencia política. Consciente de esa ventaja, Ciudadanos se deja querer por unos y por otros, insiste en aquello del viejo bipartidismo y coquetea tanto con representantes de la derecha radical que rechazan a Rajoy por centrista como por referentes de la socialdemocracia. Con el objetivo de hacerse con el centro menos ideologizado y, además, con los sectores populistas de la derecha. El problema es cómo puede lograr liderar a la derecha un partido que rechaza ser de derechas. En un país en el que el 83 de los ciudadanos (Barómetro de enero del CIS) afirma tener una identidad ideológica, es decir, se sitúa en la escala de ideología, en contra de la falsa idea de que las ideologías ya no cuentan. Como en el resto de Europa, donde sólo crisis profundas de los partidos tradicionales han permitido el triunfo o el ascenso de los partidos centristas, desideologizados o populistas, como Macron en Francia o el Movimiento Cinco Estrellas en Italia. El PP tiene perdida la batalla de la corrupción y del consiguiente movimiento antipolítico y tiene ganada o casi ganada la batalla de la gestión, como indica la buena valoración de las perspectivas económicas por parte de los votantes del Ciudadanos (igual de positiva que los votantes del PP en el Barómetro de enero del CIS) Falta por jugarse la batalla de la ideología, de la identidad ideológica que sigue explicando una buena parte del voto. La del patriotismo en la que lleva ventaja Cs desde Cataluña, pero también la de la libertad de mercado, la defensa de las tradiciones, la justicia, la meritocracia o los valores cristianos, donde el PP tiene identidad, y Ciudadanos, una marca progresista desde la que difícilmente puede liderar a una derecha de la que no se siente parte.

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