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ABC CORDOBA 18-02-2018 página 68
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68 SOCIEDAD DOMINGO, 18 DE FEBRERO DE 2018 abc. es conocer ABC JOSÉ FRANCISCO SERRANO OCEJA EL RIESGO DE LA IRRELEVANCIA La propuesta cristiana ha dejado de ser interlocutor hábil en el discurso público, político y cultural N o hace muchos días, el cardenal italiano Camillo Ruinni concedió una larga entrevista al Corriere della sera en la que hacía un jugoso análisis de la situación de los católicos en Italia. Diagnóstico que, en algunos aspectos, podemos trasplantar a España. Ya se ve que los cardenales eméritos tienen una libertad interior y exterior que interpela su conciencia. El titular era elocuente y provocador. Decía que en la Italia enojada, los católicos corremos el riesgo de la irrelevancia Admitía el descenso en la práctica de la fe; insistía en que no hay que desesperarse, porque existen católicos sinceros y comprometidos se lamentaba del problema demográfico, el más grave, porque destruye la esperanza del futuro y apuntaba a un fenómeno que se extiende por no pocos países: en las relaciones entre política y mundo católico, entre catolicismo y cultura, hemos entrado en la dinámica de la irrelevancia, pese a las notables contribuciones a la vida social. No son pocos los síntomas de este riesgo de irrelevancia en los órdenes político y social. Vivimos inmersos en la crisis de las mediaciones. Abstraídos por la ley del péndulo, pasamos de liderazgos fuertes a débiles, de presencia pública activa a plegamiento generalizado, de claridad y firmeza en el juicio moral sobre lo que pasa véase el caso del nacionalismo- a silencios que amparan mucho más que el legítimo pluralismo. Ralentizados por la digestión de un pontificado que nos ha introducido en un nuevo paradigma, transitamos de la sorpresa a la sospecha. Extraída la Iglesia de la zona de confort de la práctica de la caridad hacia fuera, y sacramental hacia dentro, lo que se vislumbra es el espesor de la niebla. Existen, sobre todo en las diócesis, realidades que entusiasman, iniciativas que se despliegan. Pero la propuesta cristiana ha dejado ser interlocutor hábil en el discurso público, político y cultural. Y este es un síntoma alarmante. No se trataba de dar un paso atrás para que no se confundiera a la Iglesia con un partido político. Se trata de otra historia, la de la elocuencia significativa más allá de lo que el mundo acepta. Francisco charla con Sean O Malley, presidente de la Pontificia Comisión de Protección de Menores REUTERS El Papa renueva la comisión que investiga abusos sexuales Cambian nueve de los dieciséis miembros y se crea un grupo asesor con víctimas JUAN VICENTE BOO CORRESPONSAL EN EL VATICANO Como había adelantado personalmente el pasado mes, el Papa Francisco ha renovado la Pontificia Comisión de Protección de Menores frente a abusos sexuales a cargo de sacerdotes o religiosos incorporando nueve miembros que se añaden a los siete reconfirmados en el cargo. La comisión, que sigue presidiendo el cardenal de Boston, Sean O Malley, gana en variedad geográfica y profesional. La principal novedad en el nuevo esquema de trabajo es que, siguiendo una experiencia muy positiva en el Reino Unido, la baronesa Sheila Hollins, antigua presidenta del Royal College of Psychiatrists y de la British Medical Association, ha seleccionado un Grupo Consultor Internacional de Víctimas, que realizará propuestas específicas para ayudar a la Comisión. La Comisión de Menores tiene como tarea elaborar directrices e impartir cursos prácticos de formación en la Curia vaticana, las diócesis y los institutos religiosos como los 200 realizados en su primer mandato trienal. Los trámites disciplinarios contra sacerdotes corresponden, en cambio, a la Congregación para la Doctrina de la Fe, que trabaja en secreto. La segunda novedad consiste en no identificar a las víctimas de abusos sexuales de menores por parte de sacer- dotes o religiosos que figuran entre los nueve nuevos miembros de la Comisión. Según un comunicado del Vaticano, la Comisión apoya el derecho de cada persona que haya sufrido abusos a revelar en público o no la propia experiencia. Los nuevos miembros han decidido hacerlo público solo dentro de la Comisión, que considera su derecho a la privacidad como un valor a respetar De este modo se evita las tensiones sufridas por dos antiguas víctimas, la irlandesa Marie Collins y el británico Peter Saunders, que se encontraban entre dos fuegos. Como sus casos eran conocidos, algunas otras víctimas de abuso muy activas en medios de comunicación les pedían que tomasen medidas drásticas superiores a la competencia de la Comisión. Entre los nuevos miembros de la Comisión destaca la norteamericana Teresa Kettlekamp, antigua coronel de la Policía Estatal de Illinois y experta como directora ejecutiva de la secretaria de protección de menores en la conferencia episcopal de su país. El ex juez del Tribunal de Apelación de la Corte Suprema de Australia Occidental, Neville John Owen, es un experto en la respuesta a la crisis en su país, mientras que la profesora de Derecho Canónico en Nimega, Myriam Wijlens, es una holandesa experta en protección de niños y legislación eclesiástica. Entre los miembros fundadores que continúan en la Comisión destacan Hanna Suchocka, profesora de Derecho Constitucional, especialista en Derechos Humanos, así como el jesuita alemán Hans Zollner, psicoterapeuta. Francisco nombra un investigador especial para los casos de Chile El Papa Francisco nombra periódicamente a investigadores especiales, como ha hecho ahora para escuchar a todas las personas que quieran aportar información sobre el caso del sacerdote pedófilo chileno Fernando Karadima, ya sancionado por la Iglesia, y las acusaciones de encubrimiento de algunos de sus actos presentadas contra el obispo de Osorno, Juan Barros. El investigador es el arzobispo de Malta, Charles Scicluna, quien fue durante muchos años el fiscal especial del Vaticano en casos de abuso de menores. Scicluna empieza ahora su trabajo en Nueva York escuchando a Juan Cruz, que vive en esa ciudad, y ha acusado repetidamente en público al obispo Juan Barros de no haber hecho nada después de haber visto cómo Karadima le besaba y le acariciaba cuando tenía 17 años y formaba parte de la comunidad de jóvenes dirigida por ese sacerdote.

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