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ABC CORDOBA 18-01-2018 página 15
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ABC CORDOBA 18-01-2018 página 15

  • EdiciónABC, CORDOBA
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ABC JUEVES, 18 DE ENERO DE 2018 abc. es opinion OPINIÓN 15 UNA RAYA EN EL AGUA EL CONTRAPUNTO ISABEL SAN SEBASTIÁN NI INDEPENDENCIA NI IMPUNIDAD El plan de Mas ha fracasado, no por el coraje de los políticos, sino por la firmeza de la Justicia A RTUR Mas se arrojó al abismo independentista en un intento desesperado de tapar la corrupción que empezaba a rebosar las cloacas de su partido, incapaces de seguir tragando. Lanzó al catalanismo a una carrera suicida contra la legalidad, la Constitución y el Estado de Derecho, pensando que envolverse en la bandera estrellada libraría a Convergència de responder por el saqueo sistemático de dinero público perpetrado desde el Gobierno de la Generalidad. Si la nueva república se hacía cargo de los tribunales, ¿quién le impediría imponer el borrón y cuenta nueva? Ese era el plan. Un plan que, afortunadamente, ha fallado, no por el coraje de los políticos, sino por la firmeza de la Justicia. Artur Mas, Carles Puigdemont, los Pujol y el resto de esa banda del tres por ciento mintieron con descaro sobre el pasado y el futuro. Recurrieron a la más baja demagogia para enardecer a sus masas, achacando todos los problemas derivados de su pésima gestión a la pérfida Madrit Acusaron al resto de España de robar a Cataluña, cuando quien robaba a manos llenas era su gente; sus correligionarios comisionistas con sede central en el Palau de la Música. Dividieron a la sociedad, redoblaron la dosis de adoctrinamiento suministrado desde las escuelas y los medios de comunicación subsidiados, provocaron una fuga de empresas sin precedentes, jugaron a romper una nación secular agi- tando al monstruo del nacionalismo supremacista con el fin último de evitar que salieran al aire sus vergüenzas. Merecían fracasar, y fracasar es lo que han hecho, dejando en herencia, eso sí, un yermo de tierra abrasada que tardará en reverdecer. La Audiencia de Barcelona ha dictado una sentencia demoledora. Le ha costado mucho más de lo aceptable pronunciarse, facilitando con ello la prescripción del delito por parte de quienes entregaron sobornos a cambio de obtener obras, pero al menos ha puesto el dedo en la llaga del chantaje mafioso mediante el cual estuvieron financiándose los convergentes durante décadas. Seis millones y medio de euros tendrá que devolver al erario la formación hoy disuelta, o mejor dicho rebautizada PDECat, llamada a seguir gobernando Cataluña. ¡Qué paradoja! La táctica de ocultar toda esa podredumbre bajo un espeso manto de propaganda separatista ha dado los resultados políticos apetecidos, máxime porque las prisas absurdas del Gobierno y sus aliados en convocar elecciones han impedido que los ciudadanos votaran conociendo ese fallo. Tampoco se habían depurado las responsabilidades inherentes al golpe sedicioso perpetrado el uno de octubre. Los jueces no han tenido tiempo de llevar a cabo su trabajo, lo que dejó ayer al Parlamento renovado en una situación grotesca de votos delegados a terceros por presuntos golpistas presos. Y es que la prisa nunca es buena consejera, salvo para quien quiere quitarse un muerto de encima. Un muerto que, en este caso, se resiste a ser enterrado y provoca un conflicto abierto entre los poderes del Estado. El legislativo autonómico persiste mayoritariamente en su voluntad de avanzar hacia la independencia y se siente respaldado en ese empeño ilegal por la voluntad del electorado. El ejecutivo nacional ostenta temporalmente el poder merced al artículo 155; una herramienta constitucional de último recurso prematuramente quemada, ya que Mariano Rajoy podría verse abocado a devolver el control de la Generalidad a un prófugo investido president a través del plasma. Y los jueces tienen en sus manos la decisión final sobre todo este despropósito, sabiéndose garantes últimos de una Ley sin la cual no hay democracia posible. Cataluña no será independiente y Convergència no tendrá impunidad, pero a qué precio... IGNACIO CAMACHO PROSOPOPEYAS El pensamiento Disney es la consecuencia de un movimiento de renovación que ha ido a buscar dirigentes a la guardería APATERO trajo a la política el pensamiento Alicia en feliz expresión de Gustavo Bueno, y los nuevos partidos de la posmodernidad han asumido el pensamiento Disney El pensamiento Alicia era un encubrimiento de la realidad, que el gobernante representaba conforme a su pánfilo idealismo reflejada en una visión simplista, pero acabó asimilándose más a Humpty Dumpty que a la propia niña del cuento cuando las palabras pasaron a significar en algún caso literalmente lo que quien ostentaba el poder quería. Luego, la banalización ideológica del zapaterismo ha producido destilaciones más inmaduras que colonizan el discurso político con una mentalidad candorosa o directamente lila. Una de ellas es el fundamentalismo animalista, que puede encarnarse en una suerte de franciscanismo bienintencionado o derivar, como en ciertos antitaurinos radicales, hacia actitudes belicosas o agresivas. En este segundo caso se trata de meras variantes del fanatismo; el primero, sin embargo, representa la consecuencia natural de un movimiento que, ante la demanda casi obsesiva de renovación, ha terminado por ir a buscar dirigentes a la guardería. El de esa diputada de Ciudadanos, Melisa Rodríguez, que ha propuesto una ley para que los perros sean personas haciéndose además un lío difícil de explicar con la causa feminista no es más que un ejemplo de esta infantilización amateur que bajo el propósito de refrescar la vida pública la está llenando de gente con escasa experiencia y menos pericia. La tendencia a proferir vacuidades no es ninguna novedad entre nuestras ilustrísimas señorías, sólo que la simpleza de esta minerva revela la extensión del buenismo gazmoño a una esfera con aspiraciones directivas. Rodríguez tiene un currículum excelente que la acredita como persona instruida; lo alarmante es precisamente que su nivel de formación no logre filtrar ese sentimentalismo trivial que llena las redes sociales de fotos gatunas o caninas. El cachondeo que ha desatado su ocurrencia le servirá de crítica; el verdadero problema es la confusión demasiado extendida entre la ternura, la nobleza o la compasión y la puerilidad emotiva. La prosopopeya o personificación es un recurso literario tan antiguo como la literatura misma: forma parte de una tradición de pedagogía. Con más profundidad, autores como Auster o Virginia Woolf han escrito obras maestras sobre perros que endulzaban a sus dueños la desconsolada zozobra de sus vidas. Pero Orwell utilizó la granja como metáfora del terror estalinista; si nos ponemos a ello, habrá que atribuirles también a las mascotas nuestra maldad intrínseca. La insustancialidad confusa de la diputada Rodríguez es una caricatura de cierta pujante conciencia colectiva. Cuando Disney atribuyó sentimientos humanos a los animales no se le pudo ocurrir que décadas después habría políticos dispuestos a otorgarles personalidad jurídica. Z JM NIETO Fe de ratas

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