Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC CORDOBA 07-01-2018 página 14
ABC CORDOBA 07-01-2018 página 14
Ir a detalle de periódico

ABC CORDOBA 07-01-2018 página 14

  • EdiciónABC, CORDOBA
  • Página14
Más información

Descripción

14 OPINIÓN MONTECASSINO PUEBLA DOMINGO, 7 DE ENERO DE 2018 abc. es opinion ABC HERMANN LA NUEVA RECONQUISTA Los españoles tienen que poder volver a poder vivir, trabajar y estudiar en español en todos los rincones de España H OY clausura la Fundación Mapfre la preciosa exposición de Ignacio de Zuloaga con algunos de sus cuadros más españoles Algún amigo suyo dijo del pintor eibarrés que era más profundamente español que Velázquez. Como lo era Darío de Regoyos, pintor asturiano del tiempo de Zuloaga. Mi favorita entre sus obras es Toros en Pasajes Muestra la aldea guipuzcoana de Pasajes de San Juan vista desde el alto al otro lado de la ría. En la plaza del pueblo, una corrida de toros reúne a una gran multitud. Pequeñas embarcaciones se mecen en unas aguas tranquilas en un día sonriente. Y todos los balcones de la plaza engalanada lucen orgullosos la bandera rojigualda. Regoyos lo pintó en 1898. Habrá quien crea que fue bajo presiones de Franco. Nunca servirá para un cartel de las fiestas en el siglo XXI. Porque revela el profundo apego del pueblo vasco entonces hacia la bandera española en un Pasajes en el que no existía la ikurriña. Además, Pasajes ya no existe. Hoy es Pasai. Como Villarreal de Alava, fundada por Alfonso XI, que hoy oficialmente no existe y se llama, agárrense, Legutio. Que es como pasar de ser excelentísimo a que te llamen pichi. La guerra contra la toponimia española comenzó muy pronto en la democracia. Viví mi juventud entre carteles con los nombres históricos tachados con pintura en los pueblos. Así se abrió la ofensiva de la hispanofobia que nos ha traído a la guerra contra España del separatismo catalán. Los nacionalismos asumieron la lengua como su principal arma contra España. La izquierda se unió a ellos contra la idea nacional de España que identificaron, en terrible y trágico error histórico, con el régimen de Franco. La derecha, con su mala conciencia y cobardía proverbial, no se atrevió a hacerles frente para no ser acusada de franquista. Así llegamos a la indignidad y postración de la lengua común, perseguida impunemente en muchas regiones. Ante la estupefacción de cualquier visitante extranjero, no solo de los 500 millones de hispanohablantes. Leyes de vergüenza aprobadas en las Cortes españolas obligan a usar en documentos españoles los nombres no españoles de ciudades españolas. Ahí están esos carteles ridículos de Girona o Lleida o A Coruña. El BOE publica grotescos nombres inventados solo para hacer olvidar los auténticos nombres españoles. Pero 2017 ha traído conciencia. Sabemos a dónde lleva el cobarde abandono. Sabemos que la enmienda es necesaria. Porque ellos quieren erradicar lengua, toponimia y hasta las lápidas, para negar a nuevas generaciones la propia existencia allí de España. Ha llegado el momento de la reconquista de España para la lengua española. Ya hay varias iniciativas a las que que unirse. Con acciones legales, protestas puntuales, exigencias particulares en administración, comercios, empresas e instituciones. Los españoles tenemos que poder volver a vivir, trabajar y estudiar en español en todos los rincones de España. Es un soberbio objetivo patriótico. Es más que lógico. Nos va la vida de España en ello. LA FERIA DE LAS VANIDADES FRANCISCO ROBLES LA VUELTA A ESPAÑA EN 80 AÑOS La perspectiva temporal le sienta bien al Rey que supo coser las costuras de la España abierta en canal N ACIÓ en el exilio al que irían a parar los perdedores de esa guerra cruel que dividió a España en dos bandos irreconciliables. Vino al mundo cuando las entrañas estaban abiertas por la parte que más duele, por las vísceras del odio, por las tripas del rencor. Su vida es la alegoría de la España que tuvo que sufrir la desolación de la guerra y la tiniebla de la posguerra, los años del aislamiento, la división que parecía eterna, como una condena que estuviera alojada en la médula de nuestra historia. Las dos Españas frente a frente. Las dos Españas del XIX que enfrentaban a castizos contra afrancesados, a carlistas contra isabelinos, a reaccionarios contra progresistas, a conservadores contra liberales. Siempre la raya en medio, alta como un muro, punzante como los espinos de una alambrada insomne. Cuando llegó al poder, casi todos creían que iba a ser Juan Carlos I el Breve. Le daban muy pocos años, incluso meses a su reinado. Pues ahí sigue. Ha cumplido los 80 tacos de almanaque como emérito, que no es poco mérito en un país donde nadie quiere perder la poltrona. Ya hizo algo parecido cuando se despojó de los poderes que había recibido. En lugar de conservarlos, como hace todo político que se precie, se los devolvió al pueblo español en un gesto histórico que todavía no ha sido valorado. Ahí está su grandeza, en esa forma de condensar el papel de la Corona en los cometidos propios de la institución en un país moderno, europeo, avanzado. Para ello eligió al arquitecto que supo levantar un edificio que nadie había alzado en España: Torcuato Fernández Miranda diseñó esa obra de arquitectura civil y democrática que ha hecho posible el periodo más brillante de nuestra historia. Ya se sabe que en estos tiempos de faltones y rufianes es mucho más agradecido, en ciertos ámbitos del pensamiento políticamente correcto y maleducadamente incorrecto, despotricar del Rey para dárselas de revolucionario y esas cosas. Como si lo que hizo hace cuarenta y dos años no hubiera sido la mejor revolución que ha vivido España en su larga y convulsa historia. Como si esa forma de pasar de una dictadura a una democracia no hubiese sido la envidia del mundo civilizado, como se resaltó entonces en todos los foros internacionales más prestigiosos. Pero ya se sabe que viste más la demagogia barata que el análisis sereno y riguroso que se apoya en la Historia con mayúscula. Con los claroscuros propios de cualquier hombre público que haya estado cuarenta años en el punto de mira, la figura de Juan Carlos I se acrecienta cada día que pasa. La perspectiva temporal le sienta bien al Rey que supo coser las costuras de la España abierta en canal. Rey de monárquicos y republicanos, de jacobinos y nacionalistas, de conservadores y socialistas, de la izquierda y la derecha. Y desde el minuto uno. Desde aquel discurso en las Cortes Generales con los procuradores franquistas guardándole el luto al dictador, que es lo que tiene mérito. Sin caer en la adulación cortesana hay que felicitar al Rey que le dio la vuelta a España en todos los sentidos del término, y que cumple 80 años después de habernos dejado en herencia a Felipe VI. Dicho queda.

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.