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ABC CORDOBA 31-12-2015 página 17
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ABC CORDOBA 31-12-2015 página 17

  • EdiciónABC, CORDOBA
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ABC JUEVES, 31 DE DICIEMBRE DE 2015 abc. es opinion OPINIÓN 17 VIC CRÓNICAS DE PEGOLAND RAFAEL RUIZ COMISIONES Y PETARDOS Uno se espera al típico niñato detrás del petardo y se topa con el administrativo con dos copas D VERSO SUELTO LUIS MIRANDA REYES MAGOS Hay gente que escribe cartas pidiendo cosas imposibles y cuentan como votos en las urnas a única cosa que da más pena que un niño que ha dejado de creer en los Reyes Magos es un tipo con más de 18 años que les sigue pidiendo cosas. A los chicos hay que protegerles el mundo inocente en el que sus padres, cuando pueden, hacen que las cosas que les parecen mágicas sean posibles; a los supuestos adultos no se les puede perdonar que conforme avanza la vida y ven el mundo no sean capaces de saber que las varitas de las hadas y su golpe de estrellas nunca funcionan fuera de los cuentos. La carta que la alcaldesa de Córdoba le escribió el otro día a Sus Majestades de Oriente no es ni un discurso de investidura ni una declaración programática así que tampoco habrá que analizarla, pero llama la atención que parezca que la culpa del paro la tienen Melchor, Gaspar y Baltasar y que un Ayuntamiento no pida ayuda para hacer su trabajo, sino que directamente le obren el milagro, como hacen los malos rezadores cuando no piden a Dios luz ni guía, sino que les trabaje mientras ellos ven tranquilamente la televisión. Habrá que conceder que al entrar en su despacho todos los días la forma de afrontar las cosas será distinta. Pero como pasa en esa misiva anecdótica que no pasa de unas cuantas líneas de periódico, en Córdoba hay gente que sigue enviando cartas con peticiones y las deposita en urnas, y no son el pa- L pel mojado de tantas veces, sino votos de plena validez que ahora surten un efecto que padece todo el mundo. Si se leyese entre líneas lo que buscan saldría una carta más o menos así: Queridos Reyes Magos. Empezaré por deciros que me gusta más la segunda palabra que la primera, porque cualquier día os tendré que pedir que os presentéis a unas elecciones. Lo de magos si me parece estupendo, que después de escucharos hablar tantas veces me he dado cuenta de que la casta, los partidos que han mandado desde que yo era pequeño, no quieren transformar la realidad de la que ellos mismos se aprovechan, como si la economía y los números no se pudiesen borrar y reescribir cuando uno es el que manda. Para los próximos cuatro años quiero una Córdoba donde todo el mundo trabaje, pero sin contaminar, como pasaba con la fábrica que estaba en Asland. Estoy en contra de la energía nuclear porque estoy seguro de que con la solar y algún molino de viento que no altere el paisaje seguiré sin tener problemas para cargar el aifon y para tener la casa fresquita en verano. Me gustaría que se creasen empresas, siempre en régimen de cooperativa, porque en la tele siempre me cuentan que los empresarios son tipos malos que se aprovechan del sudor de los trabajadores, pero, eso sí, cuando vaya al supermercado, no quiero que las cosas me cuesten más que en el chino de la esquina. Quiero Gobiernos que ayuden a quienes lo pasan mal, pero sin tener que subirme los impuestos, que después de todo soy de clase trabajadora y ellos siempre pueden imprimir más dinero. Me gustaría que hubiese bancos que me prestasen para comprar una casa o irme al Caribe, pero con la seguridad que después no me van a pedir intereses si me va mal, y soy capaz de decir que me parece fatal que los políticos se llenaran los bolsillos en los consejos de las cajas de ahorros, pero también votar a quienes dicen que es bueno que haya banca pública y que la gente de los nuevos partidos no va a meter la mano Para que luego digan que el día de Reyes es una vez al año: este bendito 2015 en Córdoba hemos tenido tres. e todo lo que ocurre, lo de los petardos y las comisiones de los cajeros automáticos son de esas cuestiones que más me intrigan. Resumiendo, ni entiendo cómo alguien puede considerar gracioso hacer un ruido estruendoso ni la forma en la que nos la hemos dejado colar para que los alegres muchachos de la banca nos saquen aún más las pelas cuando llevamos prisa. Hasta se podría decir que al estúpido que goza asustando perros con el material pirotécnico y el que se le ocurrió un robo tan refinado los tengo en estas navidades en la misma consideración. Cada cual a su escala, cada uno con su parte alícuota de desprecio navideño. En Nochebuena, por aquellas cosas de salir de tabernas, quedé estupefacto con el descubrimiento de que la mayor parte de los usuarios del petardo son tíos como carros. Uno se esperaba al típico niñato al que no le han dado la colleja pertinente y lo que se encuentra es al auxiliar administrativo con dos copas de más que se lo pasa teta sacando al valenciano que lleva dentro. A más a más, cada vez que tengo que pasarme por el cajero no sé si tengo que sacar dinero, salir corriendo, me van a repercutir la comisión íntegra o, en su defecto, si tendré que dejar las cañas para pagar las cantidades que me permiten disponer de líquido para satisfacer las tarifas de mis barras favoritas. Lo cierto es que la sensación de atraco a mano armada viene en papel con el saldo de la cuenta corriente. Usted es estúpido, debería decir el cajero realizando una nacional peineta por la pantalla LCD a todo color. Porque nos lo tenemos merecido. Dicen que la palabra de 2015 es refugiado cuando lo suyo es sumarle la de incredulidad Nos hemos acostumbrado, digamos como costumbre, a aceptar la molestia, cuando no el latrocinio, con cierta cara de bobo colectiva. En cierto modo, transigimos con el estúpido y el ladrón de una forma sumamente peculiar, española. En vez de volver la cara y decirle exactamente lo que pensamos de sus puñeteros petardos y de sus comisiones, preferimos pasar de largo. Y así nos va. Agacharse mucho, enseñar cada vez más la popa. Todavía estoy esperando el informe de la Comisión de la Competencia, tan valiente con los taxistas. Tan transigente con la banca. Disculpen la filípica antisistema, pero es que me acabo de aficionar a Borgen pedazo de serie danesa. Vivimos tiempos de grandes palabras y realidades mezquinas, donde incluso quienes tienen un papel de referencia moral se comportan como gamberros. Con un país descabezado al que parece que le va divinamente donde campa por sus respetos gente que se dedica, casi de forma profesional, a molestar al prójimo. Algo que suele ocurrir cuando el prójimo permite que lo molesten. Porque en España, queridos, casi nunca pasa nada. Bello lugar éste donde se aprueban leyes que no se cumplen, los representativos resulta que se dedican a representarse a sí mismos y lo único que queremos es que nos dejen tirar petardos en paz.

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