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ABC CORDOBA 19-12-2015 página 94
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SÁBADO 19.12.2015 Editado por Diario ABC, S. L. San Álvaro, 8, 1 3, 14003 Córdoba. Diario ABC, S. L. Reservados todos los derechos. Queda prohibida la reproducción, distribución, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta publicación, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa. Número 36.514 D. L. I: M- 13- 58 Apartado de Correos 43, Madrid. Publicidad 957 497 675 Suscripciones 901 400 900 Atención al cliente 902 530 770. EL PULSO DEL PLANETA VISTO Y NO VISTO Cleptómanos gourmet La marea foodie de Nueva York alcanza también a los ladrones compulsivos, que arrasan con vinagres balsámicos o botes con sal a la trufa blanca IGNACIO RUIZ- QUINTANO HIELO Schumpeter observó que las personas brillantes se comportan como niños ante las urnas porque votar es gratis Joseph A. Schumpeter, el economista con que nos aburrían en periodismo, le escamaba mucho que las personas brillantes en sus profesiones actuaran ante las urnas como niños. Schumpeter, que popularizó la destrucción creativa y profetizó la muerte del capitalismo por su propio éxito, estudió el caso de los votantes y llegó a la conclusión de que se comportan así porque votar es gratis Y si la gratuidad del voto infantiliza la opinión del votante, ¿qué no hará con la del tertuliano, que, además de votar, cobra? Si el sistema quisiera votantes reflexivos, sólo tendría que poner precio al voto. Pero el paternalismo del Estado de partidos prefiere arreglarlo con una jornada de reflexión, que es su modo de mandar a los votantes, sus niños, a pensar al rincón, como han hecho los fiscales con el pequeño que pintó la cara al presidente del Gobierno, que se niega a denunciar la chiquillada de quien, como dice el abogado de la criatura, es otra víctima. La verdad es que, luego de oír a ese abogado y al fiscal de la cosa, uno tampoco hubiera denunciado. Conociendo España, ¿qué vas a hacer, no siendo menor o señora? ¿Y la dignidad del cargo? que diría Torcuato Fernández- Miranda. Nada, nada. El zorro de Steiner nos recuerda la famosa pregunta que está en el origen de la metafísica: ¿Por qué ya no hay nada? ¡El nadismo (de nada) como landismo (de Landa) El nadismo es el ascetismo de una derecha que conoce, como el Kempis, la nadería de las cosas, por lo que lo mismo da llegar un poco antes que un poco después. Eso, sí: para el viaje, si a algún rapacejo, jugando, se le ha ido la mano, ponte un poco de hielo en la cabeza (el hielo que el sistema impone a sus votantes con la jornada de reflexión) y, como dice María Soraya, que también es chiquilina y madre, a correr. Todo el mundo sabe que los pueblos no son reflexivos, sino sentimentales. Tranquilos, formales y serios en el caso del español, con cuatro guerras civiles en un siglo. A Murray s, la tienda de queso más famosa de Nueva York, es uno de los blancos de los ladrones gourmet al hurto, también lo han entendido así y las han convertido en una de sus víctimas preferidas. ¿Por qué arriesgarse a llevarse una camiseta o una pulsera en un local lleno de detectores y cámaras cuando se puede deslizar en el bolso un frasco de vinagre balsámico de cuarenta años que vale cinco veces más? Los cleptofoodies saben sin duda lo que están buscando aseguró a la revista New York Andrea Ceriello, el fundador de Ceriello Fine Foods, una pequeña cadena de supermercados gourmet que en Manhattan tiene su local en la estación Grand Central. Ideal para afanar un queso y un bote de conservas y largarse con el tren a casa. Según Ceriello, los productos preferidos por los ladrones son los aceites de oliva caros y cualquier cosa con trufas. Los dueños de tiendas que han hablado con la revista neoyorquina coinciden en que el perfil de estos cleptómanos es gente de clase media, bien vestida y que sabe distinguir los productos de calidad. Laura Nuter, copropietaria de Filling Station, una pequeña tienda dedicada al aceite de oliva en el Chelsea MURRAY S CHEESE JAVIER ANSORENA CORRESPONSAL EN NUEVA YORK L os ultramarinos de Nueva York cada vez se parecen más a joyerías. No solo por el diseño pulcro y sofisticado de sus estanterías, su estilo rústico pero moderno, el trato exquisito o la delicadeza con la que se empaquetan 150 gramos de bresaola o un par de docenas de aceitunas kalamata; lo que más les acerca es el precio del producto. En un paseo por la Gran Manzana se puede comprar mantequilla a 33 dólares el kilo en la quesería Saxelby Cheesemongers, un pan de molde por 12 dólares en Marlow and Daughters, treinta gramos de ajo negro por 10 dólares en Kalustyan s o el mejor arroz de Carolina del Sur, a 35 dólares el kilo, en Formaggio Essex. Para el bolsillo, las tiendas de comestibles se han convertido en boutiques. Los cleptómanos, aquellos que sufren un trastorno impulsivo que les empuja Market meca de los sibaritas de Manhattan recuerda a una mujer de unos 60 años, muy bien vestida, a la que cazó dejando caer un bote de sal a la trufa de 22 dólares en su bolso. Cerca de ahí, en el West Village, el vicepresidente de Murray s Cheese quizá la tienda de queso más famosa de la ciudad dice estar acostumbrado a la desaparición de quesos y de botellas de aceite de calidad. El encargado de Zabar s un famoso deli judío en el Upper West Side recuerda la vez que pilló a una famosa autora de libros de cocina que llevaba su abrigo de visón forrado de productos hurtados en la tienda. La vertiente foodie de la cleptomanía ha llegado a las reuniones de Shoplifters Anonymous algo así como Ladrones de tiendas anónimos un grupo de ayuda que se reúne en la calle 42 los lunes y los miércoles y en el que de vez en cuando salen testimonios de ladrones gourmet Uno de ellos, el de un ejecutivo atormentado por el impulso irrefrenable de hurtar vino. Se llegó a marcar un objetivo de robar mil dólares de vino a la semana. Lo consiguió. Verbolario POR RODRIGO CORTÉS Promiscuidad, f. Apego por la multiplicación. 2. Filantropía especializada.

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