ABC CORDOBA 28-11-2015 página 17

ABC SÁBADO, 28 DE NOVIEMBRE DE 2015 abc. es opinion OPINIÓN 17 VIC EL NORTE DEL SUR RAFAEL ÁNGEL AGUILAR SÁNCHEZ LA MEDIA MARATÓN EN CUATRO ZANCADAS Los cientos de grupos de corredores que mañana toman felices la ciudad conquistan la dignidad a cada paso que dan H DESDE SIMBLIA dro de San Rafael a restaurarlo para mayor lucimiento de la pintura. Ha ocurrido, con más frecuencia de la deseada, con la apertura y la atención al público de determinados lugares que son fundamentales para la atracción turística de la ciudad. También se han dado bandazos con el metrotrén. A cuentas de esa conexión Levante- Poniente se ha dicho que sí, que no, que son necesarias consultas, comisiones e informes... la mejor forma de atascar un proyecto, cuyo estigma principal es ser un proyecto diseñado por el anterior gobierno municipal. Tampoco están claras las ideas de lo que se quiere hacer con Rabanales 21. Lo mismo se habla de dar un impulso a un enfermo con trazas cadavéricas, que se hacen declaraciones que asustan a posibles empresas deseosas de instalarse allí, alegando que las empresas que allí se instalen han de responder al modelo de ciudad que se quiere impulsar. Esos mismos bandazos se evidenciaron con los dos minutos de silencio que, lamentablemente, situaban en el mismo rasero a las víctimas de los bombardeos de la aviación francesa, dirigidos contra los radicales islámicos que matan en nombre de dios, que han hecho de la degollación un espectáculo, se ufanan de destrozar el patrimonio cultural de la humanidad o no toleran más verdad que la suya, y a las personas que asistían a un concierto o disfrutaban de su ocio en las terrazas de restaurantes y cafeterías de París. Todo esto hace pensar que el gobierno municipal- -más allá de subir los impuestos frente a la tendencia general de las localidades de la provincia que se mueven a la baja- -está todavía trabajando en un proyecto que se suponía elaborado al concurrir a las elecciones. Es posible que el batacazo de los populares, mucho más duro de lo que todos esperaban, fuera una sorpresa y, en consecuencia, el bipartito asumiera un gobierno que no esperaba y es muy diferente ponerse a gobernar que ejercer la oposición. Los meses pasan y se va consumiendo el mandato por lo que la pregunta es obligada: ¿Quo vadis, Corduba? JOSÉ CALVO POYATO ¿QUO VADIS CÓRDOBA? Hay demasiadas ocurrencias y evidencias en el Ayuntamiento de Córdoba de que no saben qué rumbo tomar ace medio año que en Córdoba gobierna el bipartito formado por socialistas y comunistas, con el apoyo externo de Ganemos Córdoba, la marca blanca de Iglesias Turrión. Sí, la marca de Iglesias Turrión habida cuenta de que Podemos va camino de convertirse en un instrumento de poder personal donde se mueven las piezas a su antojo y voluntad. A lo que hemos asistido durante estos seis meses ha sido, en gran medida, una serie de actuaciones que revelan hasta donde llega la falta de proyecto de quienes hoy tienen en sus manos el timón de la ciudad. Hay demasiadas evidencias de que no saben qué rumbo tomar. Han sido muchas las ocurrencias que han obligado a dar marcha atrás. Ahí están los vaivenes de las relaciones con el mundo de las cofradías- -en este caso con la impagable colaboración de la actual consejera de Cultura, ex alcaldesa de Córdoba, ex consejera de obras Públicas y Vivienda, ex ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino que se ha mostrado, según el momento, como radical comunista o moderada socialdemócrata- -con las que se ha pasado de amenazarlas con una especie de impuesto de circulación vial a que la alcaldesa tomara el llamador de una de las cofradías. Se ha pasado de anunciar la retirada de las dependencias municipales del cua- H AY cosas que nunca nadie les podrá quitar. Que son suyas y nada más que suyas. Forman parte del territorio reparador y privado en el que el corredor se refugia en días como los de las semanas previas a la Media Maratón de Córdoba, esos días nublados y fríos, ventosos, de guantes y bufandas repentinos en el que quizás el runner se ha tenido que quedar en casa por una lesión de última hora. Hay cosas que nunca les podrán quitar: el sudor satisfecho después de veinte kilómetros, la recompensa de saber que lo han hecho, el sueño de que entrarán en meta, la alegría de pertenecer a una comunidad de recorre el mundo con sus zapatillas y sus sonrisas, esa conquista de la dignidad a cada paso. Corren y sienten que la ciudad entera les pertenece. Un vídeo muy recomendable sobre el running lleva el guión de un tal Marciano Durán- -sudamericano, probablemente argentino o chileno- -y se titula Esos locos que corren Dura unos tres minutos y, casi al final, la voz en off llega a la conclusión de que las manadas de corredores tratan, en resumen, de robarle tiempo a la muerte, de vencerla. Lleva razón. Uno corre y se siente un poco más vivo. A quién no le ocurre. Uno trota a su aire por la vereda del camino viejo de Almodóvar en un domingo frío y soleado a dos semanas de los 21 kilómetros y piensa que lo que está haciendo es poner la mente y el cuerpo al límite para enfrentarse al miedo de dejar de ver el mundo y a las personas que quiere así de repente. La muerte. Sí, la muerte. Corre. No te pares. Vámonos. Conduce a tu cuerpo al éxtasis del agotamiento, a la frontera de tus incertidumbres. Rendirse no es una opción: la única válida es seguir. Llegar. Da una zancada y después otra. Fíjate en la línea continua de la carretera urbana y no la pierdas de vista: ése es tu camino. Encuentra tu ritmo, escúchate. Sigue. Cada kilómetro es una victoria. Es duro. Lo sabes. Cuántas veces te lo han dicho en estas semanas de atrás. Ahora lo sientes. Esa cuesta en las Ollerías. La subida por el Brillante. Esto pica, y más a estas alturas de la media, dirá alguien sobre el terreno, seguro. Sigue. Ponte alta la música. Busca a Elvis. A Fito. A los Beatles. Dale caña. Baila si quieres mientras corres. Eres un runner qué más quieres. Cuando estés cerca de la meta, ya con más de veinte kilómetros en las piernas, mira hacia arriba. Alza la mano cuando tengas a la vista a tu familia, a tus amigos, a tu equipo. Pega un salto sin complejos. Entra en la meta y celébralo como se merece. Presta atención al tiempo que has hecho pero solo el justo. Llora si quieres. Tírate al suelo y mira al firmamento boca arriba. Y guárdate para siempre el grado supremo de haber corrido una media maratón. Esto es para toda la vida.