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ABC CORDOBA 27-11-2015 página 15
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ABC CORDOBA 27-11-2015 página 15

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ABC VIERNES, 27 DE NOVIEMBRE DE 2015 abc. es opinion OPINIÓN 15 UNA RAYA EN EL AGUA EL BURLADERO CARLOS HERRERA EL CALLEJERO JUSTICIERO El capricho costará dinero al consistorio. Y la vida de los madrileños no mejorará en absoluto por ello E S una cuestión de tiempo que el Ayuntamiento carmenita de Madrid le retire la calle a Dalí o a Muñoz Seca. Dando igual que uno fuera un genio surrealista aún no alcanzado u otro un soberbio creador de los convulsos años treinta españoles. O que se la retire a los cientos de seres humanos que resultaron asesinados en Paracuellos por sicarios comunistas al cargo de la defensa de la capital. O que se la retire al peligroso extremista asesino Agustín de Foxá, personalísimo diplomático autor de uno de los mejores relatos de la Guerra Civil titulado Madrid, de Corte a Checa del que tanto se ha hablado desde que algunos se propusieran destruirlo. Se acercan las elecciones generales y convienen las posturas electorales que permitan lucir determinado músculo memorialista, que hagan posible lucir una determinada y tajante voluntad de ajuste de cuentas. La mamarrachada jurídica que supuso la zapaterista Ley de Memoria Histórica fue una efectiva manera de meter la mano en el cajón en el que andaban guardados los rencores de setenta años atrás, esos que el insoportable adanismo de unos cuantos pipiolos de edad tardía quieren recuperar para el consumo diario de los civiles de hogaño. Cuando, pasada la mitad de los setenta, se optó por poner a buen recaudo las pendencias del pasado al objeto de despegar sin cargas hacia un futuro que todos merecíamos, no era posible tener en cuenta el resentimiento retardado que iban a lucir tipos que por aquél entonces tenían muy pocos años o que, si acaso, aún no habían nacido. Con los años, al calor de la política pequeña y rastrera de un gobierno de mediocres, se decidió revivir los rescoldos casi apagados de la desastrosa primera mitad del siglo XX español, y se optó claramente por revisar cada episodio fratricida con la idea de distinguir buenos de los malos según criterios partidistas y condenar a todo tipo de destierro político a los objetores. El PSOE de hogaño, heredero de las iniciativas del Zapatero Prodigioso, busca hoy en día afanosamente cualquier oportunidad para significarse en esa lucha y para no ceder terreno, en la medida de lo posible, al vendaval supuestamente purificador de la extrema izquierda podemista. Véase el Ayuntamiento de Madrid, gobernado por una caterva de incompetentes gracias al apoyo del PSOE de Carmona y compañía aunque Antonio Miguel haya sido ya orillado los que en teoría no iban a pactar con populares ni populistas. Secuencia de los hechos: los socialistas olisquean relevancia en el asunto del callejero franquista que un par de abogados ociosos han confeccionado y proponen ejecutar cambios radicales; Ahora Madrid, sus patrocinados, dicen que sí, pero a la hora de votar en pleno ven la jugada y el beneficio que quieren obtener Causapié y sus mariachis y deciden abstenerse. Todo por ser ellos los que obtengan el supuesto bonus de la iniciativa política. El PSOE se hace la vieja dama ofendida y ve como el caramelo de borrar del callejero a Eugenio D Ors se deshace al sol de las aceras. A los otros se la suda y, sabedores de que los socialistas no van a tener valor para removerles de donde les pusieron, se disponen a discutir cuando les convenga a ellos y cuando puedan obtener un beneficio concreto la cosa esa de las calles de un puñado de generales de entonces. Y a los amigos que les brindaron la alcaldía que les vayan dando; cosa que tienen merecida por colocar en el gobierno a unos tipos a los que, en el fondo, tanto se parecen. El capricho absurdo costará dinero al consistorio y trámites farragosos a los vecinos de las calles en cuestión. Y la vida de los madrileños no mejorará en absoluto por ello. Pero unos cuantos políticos de pensamiento descalzo sentirán el cosquilleo del cretinismo. Algo es algo. IGNACIO CAMACHO LOS BURGOS PODRIDOS La resistencia del bipartidismo depende de la España profunda 27 pequeñas provincias con un total de 98 escaños S JM NIETO Fe de ratas USANA Díaz ganó las elecciones andaluzas del pasado marzo a base de patearse la geografía interior de la comunidad, la de los pueblos y las agrociudades, donde el PSOE ejerce de partido conservador manejando los hilos del clientelismo. En ese ámbito de índole rural, poco permeable a la moderna sociedad de la comunicación, dejó fuera de cobertura a Podemos, un partido de fortaleza esencialmente urbana implementada a través de las redes sociales. Del mismo modo el resultado de las próximas generales va a depender en gran medida de la capacidad de resistencia que el bipartidismo ofrezca en la España profunda: 27 provincias con cinco diputados o menos en las que se ventila casi un centenar de escaños bajo fuerte hegemonía del marco político clásico. Si el PP y el PSOE consolidan en esas circunscripciones el habitual reparto bipolar con ayuda del principio mayoritario de la ley De Hont, las fuerzas emergentes verán muy reducida su facturación total por potente que sea su irrupción en las grandes áreas metropolitanas. Las cinco provincias más pobladas (Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Alicante) eligen juntas 95 representantes frente a los 98 que suma el conjunto de lo que Azaña llamó con desdeñosa amargura los burgos podridos con sólo un once por ciento de la población nacional y un censo de sesgo adulto, el gran caladero de los partidos convencionales. Ahí es donde el sistema electoral prima con su escala de cocientes la estabilidad bipartidista: si el ganador dobla en votos al tercero lo deja en la práctica fuera de la atribución de escaños. Consciente de esa ventaja estructural, el PP ha diseñado una campaña con el objetivo de minimizar en el amplio medio agrario el impacto emergente de Ciudadanos. Piensa para ello utilizar como boomerang algunas ideas de la reforma administrativa de Albert Rivera, como la supresión de las Diputaciones y la fusión de ayuntamientos, estimulando la pulsión autodefensiva de los votantes rurales. C s es una organización de élites urbanas cuyos estrategas han valorado mal el importante peaje que su regeneracionismo ilustrado puede pagar en una España interior y desconectada que se considera preterida en propuestas como la cancelación del proyecto AVE. Por ese flanco le quiere golpear el marianismo utilizando la superioridad manifiesta de su implantación territorial. Será tal vez la última oportunidad en que el bipartidismo pueda usar este mecanismo de prima parlamentaria basado en la consolidación de una cierta España dual. La reforma electoral va a estar sobre la mesa de cualquier negociación de investidura; es el arma primordial de que disponen los nuevos partidos para consolidar su presencia más allá de la explosión del desencanto de la crisis. La clave del sistema de la Transición está en ese candado de la proporcionalidad corregida que tal vez esté a punto de saltar por los aires.

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