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ABC CORDOBA 26-11-2015 página 14
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ABC CORDOBA 26-11-2015 página 14

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14 OPINIÓN VIDAS EJEMPLARES PUEBLA JUEVES, 26 DE NOVIEMBRE DE 2015 abc. es opinion ABC LUIS VENTOSO LA EXPERIENCIA Tras aquello, un auténtico asombro, al final estaban cuatro abuelos... L pub The Castle, al norte de Londres, sito en el barrio de Islington, donde vive el líder laborista Corbyn, no es el más lujoso, pintoresco o linajudo de la metrópoli. Sin embargo tiene su gracia. Es pequeño y ocupa una esquina. Su fachada la han pintado de verde pálido y el techo de su única planta ofrece una rara y optimista terraza. Durante tres años, allí se juntaban cada viernes cuatro plácidos jubilados de pelo níveo: Brian Reader, de 76 años; John Collins, de 75; Terry Perkins, de 62, y el benjamín de la cuadrilla, Daniel Jones, un chavalín de 60. Se les veía entretenidos. A veces consultaban un ordenador portátil. Otras intercambiaban revistas y folletos. En ocasiones la tertulia se animaba y la prolongaban en el vecino Scotti s café. La pandilla, que suma 278 años entre los cuatro, estaba preparando el que resultó ser el mayor robo de la historia de Inglaterra: el saqueo de una cámara acorazada en una cripta de Hatton Gardens, la calle de las joyerías londinenses. Los abuelos vaciaron 75 cajas de seguridad y se llevaron 20 millones de euros en diamantes, oro, relojes y efectivo. El pub donde meditaban se encontraba a un par de kilómetros del depósito. Con el portátil compraban taladros por internet y miraban vídeos de YouTube sobre cómo perforar paredes. Las revistas que ojeaban eran de joyería fina. Supongo que les habrá sucedido: estás viendo una película y tu conciencia te señala claramente el bien y el mal, pero no puedes evitar simpatizar un poco con los malos. Algo así ocurre con el gran golpe de los abuelos. Mientras Londres se vaciaba por el puente de Semana Santa, ellos, a lo suyo. El 2 de abril hicieron el primer intento: se descolgaron por el hueco del ascensor y llegaron al tabique de la cámara acorazada. Pero la broca no pudo con la pared de hormigón reforzado. Así que marcha atrás y a buscar una ferretería donde comprar algo más competente. Tres días después volvieron al tajo, esta vez con éxito: butrón de 50 centímetros y adentro. Para no dejar pistas telefónicas se comunicaban con walki- talkie. La Policía cuenta que el cerebro, Reader, de 76 años, apodado el Maestro por su prestigio en el gremio, llegó al lugar de los hechos en bus, utilizando su pase de jubilado con descuento. A la hora de esconder el botín, alguno recurrió a su nicho familiar del cementerio de Edmonton. En casa de otro se encontró el libro Ciencia Forense para Dummies con el que se instruía para evitar huellas. A Terry Perkins, de 62, ex promotor inmobiliario, lo grabó la Policía celebrando que el botín era su pensión de jubilación Los pillaron, claro, y estos días los juzgan (por supuesto, lo niegan todo) Su pericia, sus sonados antecedentes en el oficio, eran conocidos por la Policía. Además, se pasearon tan anchos ante las cámaras callejeras que chequean cada palmo de Londres. Los detuvieron al mes del golpe. Pero solo ha aparecido un tercio del botín. (Qué curioso el culto a la efebocracia, el desatado riverismo, el rápido desprecio al trabajo de unas canas que aunque sean teñidas evitaron al país la quiebra, la intervención y el oprobio. ¿Cantando goles junto a Manolo Lama retornarán esos votos emigrados a la guapura? Dudoso) E CAMBIO DE GUARDIA GABRIEL ALBIAC ELOGIO DE LA CAJA DE MADERA Último manifiesto yihadista contra Francia: haced como Zapatero y rendíos. Y sed siervos del islam S OY hijo de un militar republicano. Condenado a muerte en 1939 y que ya antes lo había sido a cadena perpetua cuando, en 1930, fracasó el golpe de los jóvenes oficiales de Jaca, en el cual él, teniente entonces, participaba. Recuerdo con admiración su castrense desprecio, tanto hacia la retórica heroica cuanto hacia la sentimental o victimista. Un desprecio que cifraba en esta definición del oficio, cuyo corte estoico es innegociable: un militar, cuando muere en combate, no está haciendo más que justificar su sueldo. Lo demás sobra y es obsceno. Para aquel que elige la carrera militar, morir es nada. Una nada a la cual apostó su vida. No es la hora de quejarse cuando la partida acaba y el envite es cobrado. Escucho, ahora, la voz infinitamente necia de un demagogo metido a revolucionario populista ese oxímoron. El líder supremo de Podemos estaba reprochando a Albert Rivera que se hubiera atrevido a pedir tropas, tropas, tropas para derrotar al yihadismo sobre el territorio en el cual merced al incalificable abandono militar de Irak por Barak Obama el yihadismo se ha hecho fuerte y ha creado un Estado hostil a cuanto no sea coránico; un Estado, también, poderosamente financiado por el petróleo. Para el señor Iglesias, enviar el ejército a combatir a un enemigo que, sin ninguna ambigüedad, ha declarado la guerra a quienes no se plieguen a la voluntad de Alá, es jugar con la vida de soldados españoles y apostar, a la ligera por que estos vuelvan en cajas de madera Ahora que el señor Iglesias cuenta en su equipo directivo con un soldado profesional del nivel máximo, no debiera resultarle muy difícil enterarse de que desde que un Aznar que no le es, creo, muy simpático suprimió el servicio militar en 2001 el ejército español está exclusivamente formado por profesionales. De diverso grado y jerarquía, pero idénticos en cuanto a oficio. El general que dirigió los bombardeos españoles sobre Libia sabrá explicarle que a un soldado profesional no lo exalta la posibilidad de volver en una caja de madera a casa. Ni le desasosiega. Un soldado profesional hace su trabajo. Retorne vivo o muerto. Ese es su honor. Y esa es la gloria, difícil de asumir, de lo castrense. Pero nadie, absolutamente nadie, está obligado hoy en España a abrazar tal carrera. La guerra es una determinación horrible de la condición humana. Pero es una determinación. A no ser que uno prefiera apostar por el desvalimiento del que hacía exhibición el último manifiesto yihadista contra Francia: haced como Zapatero y rendíos. Y sed siervos del islam. Y quedad a la merced de lo que vuestro vencedor imponga. Aquel que no está dispuesto a responder a la guerra con la guerra, es ya menos que un cadáver. Si hay soldados españoles que puedan jugarse la vida, a lo mejor hay que hacer un referéndum dice don Pablo Iglesias. Un referéndum. Como aquel en que sus colegas convirtieron las elecciones del año 2004: rendición por plebiscito. ¿Qué piensa un antiguo Jefe del Estado Mayor de la Defensa al escuchar esas obscenidades en boca de su actual jefe? Él lo sabrá. Yo sé muy bien lo que hubiera pensado un viejo militar republicano, estoico ante la cadena perpetua, estoico ante la pena de muerte. Ni la vida ni la muerte de un militar profesional le pertenecen. Ha renunciado a ellas desde el instante mismo en que apostó por la difícil vocación de la milicia. Y todas las retóricas las pacifistas como las belicistas son obscenas frente al peso de esa apuesta.

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