ABC CORDOBA 01-11-2015 página 49

ABC DOMINGO, 1 DE NOVIEMBRE DE 2015 abc. es internacional INTERNACIONAL 49 El primer ministro egipcio, Sherif Ismail, visitó ayer la zona donde cayó el avión ruso, en el que viajaban 224 personas turismo ruso, al filo de la siete de la mañana (hora de Moscú) dos horas menos en España. Era el vuelo 7 K- 9268. Casi 25 minutos después, cuando se encontraba a una altura de más de 9.000 metros, desapareció de las pantallas de radar y los controladores perdieron la comunicación con la cabina. Al parecer, según distintas informaciones, el comandante informó poco antes a la torre de control de la existencia de problemas técnicos y pidió permiso para aterrizar en el aeropuerto más próximo. Uno de los fallos técnicos detectados parece que era precisamente la radio. los que se encontraban a bordo partió de la Embajada rusa en El Cairo. De los 217 pasajeros, 214 eran rusos, cuatro ucranianos y un bielorruso de edades comprendidas entre los 10 meses y los 77 años. Entre ellos había 24 menores. La tripulación estaba constituida por dos pilotos, la jefa de cabina y cuatro asistentes de a bordo, entre ellos una azafata. Todo el pasaje tenía los cinturones de seguridad abrochados en el momento del impacto. El Airbus accidentado fue fabricado en 1997 y acumulaba 56.000 horas de vuelo y 21.000 viajes, según Metrojet, que lo adquirió en 2012. Antes, el avión estuvo en servicio en la compañía libanesa Middle East Airlines, en la turca Onur Air en Saudi Arabian Airlines y en la siria Cham Wings Airlines. En el aeropuerto de San Petersburgo fue organizado ayer un operativo para atender a los familiares de las víctimas con servicios médicos y psicólogos. Putin les dio el pésame, decretó para hoy día de luto mientras el primer ministro, Dmitri Medvédev, anunciaba que recibirán compensaciones económicas. Sokolov ha sido puesto al frente de una comisión gubernamental creada para investigar la tragedia, cuyos miembros partieron ayer hacia El Cairo. REUTERS Un avispero que trae de cabeza a El Cairo La estabilización de la península del Sinaí se ha convertido en una prioridad para Al Sisi G. D. OLMO MADRID Descenso brusco La web Flightradar 24 que monitoriza todos los vuelos que se producen en el mundo, informaba que, antes de perderse el contacto, el avión empezó a descender bruscamente a una velocidad de dos kilómetros por minuto. Se estrelló a cien kilómetros de la ciudad egipcia de Al Arish, al norte del Sinaí, en una zona escarpada y desértica que ha sido el principal bastión de Estado Islámico en Egipto y en donde ha llevado a cabo numerosos ataques a patrullas y puestos de control de las fuerzas de seguridad. El avión se partió en varios trozos, aunque destacan dos fragmentos principales, y los cuerpos de los ocupantes, según los equipos de rescate, quedaron desperdigados en un radio de unos cinco kilómetros. La primera información oficial sobre la muerte de todos Fotogalería de la tragedia del avión ruso siniestrado en el Sinaí La península del Sinaí la forman 58.000 kilómetros cuadrados de terreno, entre desértico y montañoso, que se extienden al este del istmo del Canal de Suez y conectan Egipto con el Estado de Israel. Poblada tradicionalmente por nómadas beduinos, anclados a menudo en costumbres primitivas y permeables por tanto a las visiones más intransigentes del islam, la región es el feudo en el que se han hecho fuertes grupos yihadistas que desafían la autoridad del Estado y se dedican al hostigamiento permanente al Ejército egipcio. Ansar Beit al Maqdis es el grupo más activo. Como tantas otras milicias islamistas, a finales de 2014 se sumó a la constelación de franquicias de Estado Islámico. Desde que en julio de 2013 el mariscal Abdelfatah Al Sisi derrocara con un golpe de estado al islamista Moha- med Mursi, primer presidente electo de la historia de Egipto, la estabilización de la península se ha convertido en una prioridad para El Cairo y las operaciones militares en la zona se han multiplicado. El Estado egipcio desea impulsar el desarrollo turístico, lastrado por la inseguridad, y necesita para ello poner orden en una región que es también fuente de preocupación para los israelíes. Es a través de los túneles subterráneos que la conectan con Gaza como Hamás consigue gran parte del armamento que emplea en su lucha contra el Estado hebreo. Para la población local, la vida es muy dura, atrapada en un mundo rural retrógrado en el que son frecuentes las violaciones de los derechos humanos. La ofensiva militar con la que Al Sisi quiere hacerse con un control efectivo del territorio ha castigado también a la población civil y ha empujado a muchos a dejar sus hogares huyendo del fuego cruzado entre el Ejército y los insurgentes. El presidente egipcio cuenta con el apoyo cada vez menos disimulado de Occidente, que ya acepta que tenerle en el poder es un mal mucho menor que el caos que ha seguido en casi todas partes a las Primaveras Árabes.