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ABC CORDOBA 24-10-2015 página 61
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ABC SÁBADO, 24 DE OCTUBRE DE 2015 abc. es cultura CULTURA 61 Discursos de los premiados Premios Princesa de Asturias Felipe VI: Le pedimos que nos aconseje, que nos guíe con su magisterio EXTRACTO DEL DISCURSO DE EMILIO LLEDÓ PREMIO PRINCESA DE ASTURIAS DE COMUNICACIÓN Y HUMANIDADES Necesitamos las Humanidades para saber qué somos como Kurosawa o Fellini do por las cadenas del mercantilismo controlado y neutralizado en el nombre de los beneficios exentos de riesgo. Así que me presento ante ustedes, no tanto como el caballero de la figura triste, Don Quijote de La Mancha, sino más bien como su escudero Sancho, deseando sólo no estar continuamente manteado y azotado por los extraños oponentes con que este Amo mío sigue enredándose, sino simplemente cuidar de mi jumento y quizá tener una buena comida. Sin embargo, como señaló Sancho Panza: Cuando viene el bien, mételo en tu casa y sobre el tema de los premios, en las palabras de Cervantes: procure vuestra merced llevar el segundo premio, que el primero siempre se lleva el favor o la gran calidad de la persona, el segundo se le lleva la mera justicia, y el tercero viene a ser segundo al modo de las licencias que se dan en las universidades; pero, con todo esto, gran personaje es el nombre de primero Y así que, humildemente, les doy las gracias. Una experiencia incesante, la vida. Vamos aprendiendo a mirar, a asombrarnos de la naturaleza que nos rodea: los árboles, las nubes, la luz, el mar, la tierra, los frutos de la tierra. Fueron los primeros filósofos los que nos iniciaron en ese asombro y empezaron a especular, a teorizar que es una forma de mirar sobre lo que llamaron stoijeia, los elementos los principios fundamentales de la vida: el agua, el aire, la tierra. Los elementos de la cultura irradiaron hacia un horizonte ideal de la vida humana y están, por ello, en el origen de ese también sorprendente concepto: Humanidades. Un término que se nos ha hecho familiar, y que, por esa misma familiaridad, podríamos resbalar, sin darnos cuenta, por el fecundo territorio de sus significados. Aunque no es el momento de adentrarnos por ese dominio semántico, y descubrir algo de su historia y de su aliento, me gustaría anticipar que esa palabra, llena de vida, las humanidades es fruto de un largo proceso cultural. Es un ideal en la memoria colectiva y, sobre todo, resultado no sólo de la teoría de la mirada, sino que es fuerza, dinamismo, riqueza para la sociedad. Las humanidades se aprenden, se comunican. Las necesitamos para hacernos quienes somos, para saber qué somos y, sobre todo, para no cegarnos en lo que queremos, en lo que debemos ser. AFP EXTRACTO DEL DISCURSO DE LEONARDO PADURA PREMIO PRINCESA DE ASTURIAS DE LA LETRAS Con España tengo una impagable deuda de gratitud Aquí estoy, y vengo de Cuba. Aunque, más que de Cuba, debo precisar que vengo de un barrio de la periferia habanera llamado Mantilla. Allí vivo y escribo, en la misma casa donde nací. En ese barrio plebeyo y bullicioso que brotó a la vera del Camino Real, también nacieron mi padre, mi abuelo, quizás incluso hasta mi tatarabuelo Padura. Allí mi padre conoció a mi madre, una bella cienfueguera llegada a La Habana empujada por la pobreza y se enamoró de ella hasta el último aliento de su vida. Mis abuelos maternos habían nacido en aquella zona del centro de la isla y, si no hubo alguna excepción, parece que también mis bisabuelos Fuentes y Castellanos nacieron por aquellos lares. Si digo todo esto es para fijar la profundidad de una pertenencia y para establecer, también genealógicamente, una evidencia: soy cubano por mis 64 costados. A Cuba, a su cultura y su historia debo casi todo lo que soy, profesional y humanamente. Porque pertenezco profundamente a la identidad de mi isla, a su espíritu forjado con tantas mezclas de etnias y credos, a su vigorosa tradición literaria, a su a veces insoportable vocación gregaria, al amor insondable que le profesamos al béisbol, y, como soy escritor, pertenezco a lengua que aprendí en la cuna, con la Felipe VI: Padura construye un mundo hecho de contrastes que me comunico y escribo, la maravillosa lengua española en la que ahora leo estas palabras. Y, por ello, parafraseando a José Martí, el apóstol de la nación cubana, puedo decir que dos patrias tengo yo: Cuba y mi lengua. Cuba, con todo lo que tiene dentro y también fuera de su geografía; la lengua española, porque soy lo que soy a través de ella, gracias a ella Con España tengo una impagable deuda de gratitud. Desde aquel verano de 1988 en que, como simple periodista, llegué precisamente a esta tierra de Asturias, para participar en la Primera Semana Negra de Gijón, este país me abrió puertas cuya trasposición me ha permitido avanzar y estar donde estoy. A la literatura española que conocía por mis estudios y preferencias, se sumó la que encontré desde entonces y que mucho cambió mis percepciones. Hoy es un día de vino y rosas y así quiero guardarlo en mi memoria. AFP EFE

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