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ABC CORDOBA 16-10-2015 página 5
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ABC CORDOBA 16-10-2015 página 5

  • EdiciónABC, CORDOBA
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ABC VIERNES, 16 DE OCTUBRE DE 2015 abc. es ENFOQUE 5 Alfonso Alonso, nuevo presidente del PP vasco, recibe la felicitación de Javier de Andrés, secretario general de Álava EFE Alonso, presidente del PP vasco Morir de posibilismo JAIME GONZÁLEZ Me dijo: La paz nos mata electoralmente Contesté: No es la paz, sois vosotros. Parecéis una sombra de lo que fuisteis No me respondió. En la época de plomo, el PP del País Vasco era mucho más que un partido político. Siempre dio la cara, aunque el zarpazo del odio le abriera las carnes en canal: perdió mucha sangre, pero se dejó la vida no es una hipérbole por defender la libertad. Era un grupo de hombres y mujeres que no tenía tiempo de hacer cálculos; no había más estrategia que la supervivencia física y ética en mitad de un paisaje devastado por el terror y el miedo, a caballo entre los malos, los rentistas y los puestos de canto. Su sacrificio no fue en vano, aunque en la época del apaciguamiento la paz es otra cosa sus resultados electorales sufrieran como ninguno el peso del fin de la violencia. Con el paso de los meses, el PP vasco se fue fundiendo en el paisaje y apagando lentamente. Extinguiéndose. No es verdad que en política solo cuente el presente. Arantza Quiroga recogió el testigo de Antonio Basagoiti. No lo tenía fácil, pero se empeñó en hacerlo todavía más difícil al fomentar la división de un partido que perdió sus referentes. Su mayor error consistió en hacer tabla rasa en una formación que pareció quedarse de pronto sin alma ni memoria, congelada en el tiempo, como si el futuro pasara obligatoriamente por abdicar del recuerdo. Ni las bicicletas son para el verano ni el posibilismo a ultranza es para el PP vasco, por mucho que Arantza Quiroga pusiera toda la fe del mundo no se lo discuto en el empeño. Lo diré de otro modo: homogeneizarse en sus actos y en sus gestos con el resto de partidos, como si nada hubiera ocurrido, solo conduce al fracaso, porque no se puede vaciar por dentro a quien hizo de su corazón bandera y tendrá siempre Dios lo quiera la piel en carne viva. Es un signo de distinción irrenunciable. Ahora es Alfonso Alonso quien recoge el testigo. Es depositario de un legado tan triste como hermoso. Su objetivo pasa por reconducir un partido al que el apaciguamiento la paz es otra cosa ha obligado a cambiar de estrategia. Lo que no significa en ningún caso que tenga que renunciar a ser lo que era. Se (Me) moriría de pena. ESPAÑA

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