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ABC CORDOBA 07-10-2015 página 65
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ABC MIÉRCOLES, 7 DE OCTUBRE DE 2015 abc. es cultura CULTURA 65 ERNESTO AGUDO -No, nunca ficción, sólo poesía. Tengo una pared entera dedicada a libros de poesía y cada día cojo un libro y lo leo, diez minutos, me da igual, lo que sea. Es sólo para recordarte que debes concentrarte en el lenguaje. Porque, cuando estás escribiendo algo muy largo hay una tentación constante hacia la pereza o a escribir frases que te hagan terminar esa página. Y la poesía te dice: no hagas eso, presta atención. ¿Tiene la sensación de que, en algún momento, la política ha llegado a eclipsarle como escritor? -No. Cada vez me interesa menos la política. Siempre he sido un escritor interesado en la política; Vergüenza e Hijos de la medianoche son novelas muy combativas. Pero ahora estoy de acuerdo con aquello de cultivad vuestro jardín Me gustaría escribir un libro que se alejara de la esfera pública, aunque quizás resulte muy pasado de moda. -Pero usted no se muerde la lengua. -No, eso es verdad. Siempre he pensado que, si vas a abrir la boca, di lo que piensas; si no, mantenla cerrada. Respeto completamente a los escritores que prefieren mantener la boca cerrada, porque es una cuestión de temperamento. Yo estoy tan involucrado con los problemas políticos que es difícil desinvolucrarse, pero estoy un poco harto... -Pero tiene una opinión muy clara de Estado Islámico, por ejemplo. -Sí, pero mi opinión es la misma que la suya, no es original. Es algo horripilante, un desastre. ¿Cree que tiene solución? -La Historia siempre termina encontrando soluciones. -Pero, a veces, tardan en llegar. -Sí, las soluciones no son necesariamente rápidas. Soy consciente del terror del momento, pero no soy la persona a la que pedir respuestas. Honestamente, hago un esfuerzo tremendo por no involucrarme en esas cuestiones. Cuando termino un libro, lo único que quiero es refugiarme en el silencio, porque sé que ahí va a surgir un nuevo libro. La libertad y la vida ordinaria Cuando levantaron la fatwa me sentía feliz haciendo cola para comprar las entradas del cine, cosas ordinarias, cosas normales... Fue como salir de la cárcel Cuestión de temperamento Siempre he pensado que, si vas a abrir la boca, di lo que piensas; si no, mantenla cerrada. Pero respeto a quienes callan. Es una cuestión de temperamento -Es la única manera. -Sí, es la única manera. Si vives en ese mundo de ruido, no puedes escribir ficción. Mi amigo Christopher Hitchens amaba ese ruido, era lo que más quería. -Bueno, es que se alimentaba de eso. Era un polemista natural, quería estar ahí fuera. Era tremendo. Yo podía haberme convertido en esa persona, pero no he querido y para poder escribir necesitas estar fuera de la discusión. -Siempre me he preguntado cómo se sintió al volver a ser un hombre libre. -Oh, me sentí bien (ambos reímos) Una de las cosas que más me sorprendió fue lo rápido que me volví a adaptar a la vida cotidiana. Después de diez años, no te imaginas que podrías tardar sólo dos días en acostumbrarte a no tener policías a tu alrededor. ¿Sólo dos días? -Sí, literalmente. El primer día pensé: qué extraño, ahora tengo que llamar yo al taxi. Pero el deseo de tener una vida normal es tan grande que si te lo quitan y te lo devuelven, te agarras a ello. Eso fue lo que hice. Era ridículo, me sentía feliz haciendo cola para comprar las entradas del cine. Simplemente hacer cosas ordinarias, normales... Es una sensación genial, mucho mejor que tener a gente haciendo cosas por ti, porque eso es como una prisión. Fue como salir de la cárcel. ¿Volvería a hacer lo que hizo? -Oh, no, preferiría no hacerlo otra vez, pero estoy muy orgulloso de ese libro Los versos satánicos y la manera en que ha sobrevivido es muy gratificante. Por fin se le permite tener la vida normal de un libro. Si piensas en lo inmenso que fue el ataque, si el libro no hubiera sido lo suficientemente fuerte... -No hubiera sobrevivido. -No hubiera sobrevivido. Así que, quizás, es un libro que está bien, porque realmente soportó una gran batalla, y no sólo de los musulmanes, también hubo críticas del mundo occidental. -Al final de esta novela reflexiona sobre el riesgo de perder la capacidad de soñar. -Sí, es un aviso terrible. Vivimos en una era de no ficción. Si pregunta en las librerías le dirán que vende mejor que la ficción. Incluso la ficción que le gusta a la gente es un tipo de no ficción; tipo Elena Ferrante o Amélie Nothomb. Es como si ahora se le diera la espalda a la ficción. Lo único que digo es que volvamos al origen. ¿Y de dónde es Salman Rushdie? -Gran parte de mí siempre estará definida por el hecho de haber crecido en ese Bombay de mi infancia que ya no existe; ese es el motivo por el que no puedes volver a casa. Fui un niño de los 60, tenía 20 años en el verano del amor, era un momento extraordinario para ser joven. He pasado mi vida en tres grandes ciudades: Bombay, Nueva York y Londres. Y me siento más en casa en Nueva York de lo que jamás me he sentido en ningún sitio. ¿Cree en el concepto de patria? -Me interesan más las ciudades que los países. Me siento un neoyorquino, no un americano.

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