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ABC CORDOBA 18-09-2015 página 62
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62 ABCdelOCIO VIERNES, 18 DE SEPTIEMBRE DE 2015 abc. es ABC C ine Vida y milagros de un hombre bueno FRANCISCO (EL PADRE JORGE) Dirección: B. Docampo. Con: D. Grandinetti, S. Abascal ANTONIO WEINRICHTER E Grandinetti como el Papa. Abajo, Silvia Abascal en el papel de la periodista Elisabetta Piqué ABC Darío Grandinetti El Papa no es un papel más Francisco (El Padre Jorge) cuenta la ascensión de Jorge Bergoglio desde sus orígenes hasta el Vaticano BÁRBARA AYUSO ¿P or qué elegir a un actor ateo para interpretar al Papa? Por lo mismo que la Iglesia elige a un argentino como Papa, supongo bromeaba el actor Darío Grandinetti durante el rodaje de Francisco (El Padre Jorge) que lleva la vida del Pontífice a la gran pantalla. Alguien por quien el intérprete profesa una indisimulada admiración: Hacer de Papa no es un papel más, y mucho menos este, que a mí me gusta mucho. No por compatriota, por lo que está haciendo, yo le encuentro como un líder político mundial y la dirección en la que va me gusta: su mirada hacia las minorías, tratar de encontrar la paz en Medio Oriente y juntar a EE. UU. y Cuba... enumera La película, adaptación del director Beda Docampo del libro de la periodista Elisabetta Piqué (interpretada por Silvia Abascal) provocó en Grandinetti un empacho y, a la vez, un hambre voraz. El primero, causado por la sobreabundante información que le proporcionó la gente que conoció al padre Jorge antes de llegar al Vaticano. El segundo, por lo que nunca sabrá acerca de él y no le pudo preguntar en los escasos cinco minutos de audiencia que le concedió. Nos presentaron y alguien le dijo que yo era el actor que iba a hacer de él en la película. Dijo que ya estaba al tanto de que se estaba rodando y tampoco dio lugar a la repregunta explica. Pero, ¿qué le habría preguntado Grandinetti? Los actores preguntamos cosas raras para la actuación. A mí me habría gustado saber cuál fue el momento en el que él deseó ser Papa. Sé que en este último Cónclave no lo fue, pero en algún momento estoy casi seguro de que al menos debe haber fantaseado con ello. Para mí era importante saber eso. Pero, bueno, puse en funcionamiento la imaginación, porque creo que Bergoglio es un animal político, un hombre con convicciones políticas. O más bien ideológicas. Corrijo, porque en la Argentina a veces se asustan un poco con esto dice entre risas. Sobre la experiencia de calzarse los hábitos, el actor no alberga dudas de su momento predilecto: El que lo nombran, ese fue el que más disfruté. Porque me imaginaba ese momento y debe haber sido conmocionante. No se me ocurre un ejemplo para presentar, de lo que significa para alguien que se dedica a una cosa llegar a lo más alto de eso señala. Y él solo se tiende el lazo: ¿Cuál es el equivalente para cualquier otro oficio del Papa? Me podrías decir en mi caso ganar un Óscar, trabajar con Woody Allen, pero ¡ser Papa! Eso es más que ser presidente, supongo reflexiona. Algo muy argentino En la película, el Pontífice confiesa que su intención es ser recordado como un buen tipo que hizo lo que pudo y el actor hace suya también esa ambición. Todos aspiramos a eso, es algo muy argentino, una especie de aspiración colectiva. Yo quiero ser recordado como un buen padre y un buen tipo por mis hijos. ¿Qué me importa cómo me recuerden a mí como actor, si la película del Papa la hice bien o no? se pregunta. Dudas que aprovecha para reflexionar acerca de la profesión en general, y su labor en particular: ¿Para qué sirve la actuación? ¡Para nada! ¿En qué puede cambiar a la humanidad? ¡En nada! dice, contundente. Alguien que dice algo así lo hace porque en la recámara esconde la réplica. Lo único que os va a salvar es la política dice, Grandinetti. Y ojo, no los políticos. La gente tiene asociado que todos los políticos son corruptos, y esa forma de estigmatizar la política es algo malísimo, porque entonces no hay nada que vaya a mejorar la vida de sus ciudadanos. Eso lo hará la política, ejecutada por políticos honestos, que los hay. Creo que somos más los buenos que los malos en el mundo, sino esto ya habría petado afirma. Por eso me gusta Bergoglio l biopic, temible género que consiste en contar la biografía de una persona relevante (y no, digamos, el limpiazapatos de De Sica) corre siempre el riesgo, seguro, de no poder nunca dar la medida de una vida y el riesgo, probable, de incurrir en lesa hagiografía. Cuando además se trata de una persona viva, la empresa raya en el suicidio o en el oportunismo, además de deber contar con el beneplácito del protagonista o de esperar sus críticas. Todo esto es lo que puede rumiar el espectador antes de sentarse a ver el biopic del Papa Francisco, cuya trama termina justo cuando alcanza tal condición: es en realidad la historia del padre Jorge un ser al menos tan ejemplar como el actual Pontífice, si lo que vemos es todo cierto. Un hombre bueno que se pasea por el mundo, o en esta parte por la capital argentina, haciendo el bien sin mirar a quién, siendo un verdadero ejemplo de evangelización no tanto por su pericia para impartir doctrina sino sobre todo por el modo en que se comporta, con una facilidad para moverse por el mundo que solo podemos calificar de franciscana. Al éxito de la empresa, del biopic digo, contribuye un excelente Darío Grandinetti que se enfrenta al reto eludiendo toda untuosidad, con una facilidad tan pasmosa como la que decimos que proyecta el auténtico padre Jorge. Sólo una reflexión: si el personaje es como aquí nos lo presentan, se sentirá horrorizado en su modestia por aparecer como un santo... Un pensamiento Yo creo que Bergoglio es un animal político, un hombre con convicciones políticas, o más bien ideológicas

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