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ABC CORDOBA 13-09-2015 página 15
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ABC CORDOBA 13-09-2015 página 15

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ABC DOMINGO, 13 DE SEPTIEMBRE DE 2015 abc. es opinion OPINIÓN 15 VIC EL ESTILITA JAVIER TAFUR AMBROSIO Y LA SOLIDARIDAD Solidaridad, señora alcaldesa, es la que usted mantiene con su cogobierno mientras la sopaipa dure A PRETÉRITO IMPERFECTO la Tacita de Plata de Kichi en el nuevo signo de los tiempos políticos. Y Córdoba, como siempre se ha dicho, es un nudo estratégico de comunicaciones a mitad de camino. Ni se ha inventado la pólvora ni se ha descubierto la alquimia social. La gran mayoría de las medidas anunciadas tiene asiento ya en la arquitectura municipal o regional (cuando no son propias de sus competencias) Exceptuando barbaridades como dar agua y padrón a quien okupa una vivienda. El rescate ciudadano lo llevan haciendo a diario, de manera eficiente, y en silencio, miles y miles de voluntarios de Cáritas, Cruz Roja, Banco de Alimentos, cofradías y un sinfín de oenegés. La mayor parte de las veces, sin el apoyo de las administraciones o con el justo aprecio público. Otras, hasta con el insulto de algún cimarrón que los equipara a la mafia Sería frivolizar negar la validez de cualquier intento público por mejorar las condiciones de vida de aquellos que tienen menos, lo han pasado peor y viven en unas condiciones indignas. O negar que existan pobres y situaciones dramáticas en Córdoba. Bien es cierto que el contexto socioeconómico empieza a darse la vuelta desde hace un par de años. Lo dicen las estadísticas y esas oenegés al pie del cañón. Ahora bien, mucho me temo que este rescate ciudadano convertido en mascarón de proa de la justicia social no es más que una burda copia de lo que ya el ínclito Diego Valderas intentó en la Junta: apartar al conglomerado de colectivos sociales para repartir alimentos y que quede claro quién da la bolsa Nunca debe ser la prioridad de un gobierno dar de comer al hambriento si a la par no pone el mismo énfasis en generar las condiciones para que nadie pase hambre. Que no es lo mismo. Lo primero es caridad, beneficencia y solidaridad. Benditas por sí solas. Cuestionadas cuando las practican unos. Vanagloriadas cuando las desarrollan los sumos pontífices de la moral. Lo segundo sí que es justicia social. No hay mejor alimento que un empleo, la autoestima y la libertad individual para forjarse un presente por sí mismo. Hemos de suponer, pues, que el freno a iniciativas, proyectos e inversiones que ya está llevando a cabo este mismo cozgobierno no entra en este plan de rescate ciudadano FRANCISCO J. POYATO AL RESCATE Nunca debe ser la prioridad de un gobierno saciar al hambriento si a la vez no pone el mismo énfasis en alumbrar empleo N o es beneficencia ni caridad. Es justicia social. El cozgobierno ha puesto sus primeras medidas sobre la mesa. Ha dado un paso atrás en su papel de ama de llaves que a todo dice no para sacar su hada madrina de las personas, su verdadero proyecto estrella puesto que, a fin de cuentas, son las que votan. Los centros de congresos, los mercados gourmet, metrotrenes, superficies comerciales, ciudades deportivas y demás vanidades capitalistas no lo hacen. De esta guisa, nos hallamos ante un plan de rescate ciudadano y un paquete de ordenanzas fiscales (hablaremos otro día) que son el haz y el envés en un mismo tallo. La zanahoria y el palo. Pobreza e impuestos son los carteles de presentación de nuestra alcaldesa y sus socios de gobierno ante quienes esperan los primeros signos del cambio sensato prometido. Curioso el doble mensaje lanzado sobre un mismo territorio. Si nos habla la Junta de Andalucía, ésta es la tierra de las oportunidades, la isla de la resistencia ante los malignos bruselianos. El paraíso de la igualdad, los derechos (que no los deberes) la prosperidad; y, por supuesto, de las personas. Si nos habla el nuevo Ayuntamiento de PSOE e IU, estamos en un páramo de pobreza infinita. Un desierto de alegría, una gran falla social, una interminable lista de parados, ajustes, privatizaciones, retrocesos... ¿Qué versión nos creemos? El rescate ciudadano es un mantra que desciende por cascada desde la Barcelona de Colau a MBROSIO es solidaria con la ciudadanía y va a desarrollar un plan de rescate de la misma, a costa naturalmente de la ídem. Pensar que los políticos dan algo de sí es peor que creer en Dios, porque Dios da lo que nosotros ponemos, pero los políticos nos piden lo que ponemos a cambio. Supongo que a esto se refiere cuando habla de la solidaridad enfrentándola a la caridad. Sólo a los tontos se les ocurre semejante dislate. La solidaridad es el oficio más viejo del mundo. Ayuntarse no sólo es conveniente sino necesario. Desde el paleolítico venimos haciéndolo con absoluta naturalidad y desigual sonrojo. Nos solidarizamos por todo, para cazar un mamut y para repartir un ERE. En la Alemania del 39 se hicieron todos nazis por solidaridad y en la Rusia de Stalin soviéticos por la misma razón. La solidaridad tiene que ver mucho con el miedo. La solidaridad es ver en ti mismo la misma orfandad que en los demás, independientemente de cualquier consideración moral. A veces esa orfandad puede ser inventada, pero da igual, nos reconforta en la medida de los muchos que la aceptamos. Tal es la ignara solidaridad de los independentistas catalanes. Porque la solidaridad siempre es grupal, limitada, egoista, sometida a ideas muy parciales que afectan a los pocos o los muchos que suponen sacar provecho de ella. No olvidemos que se puede ser solidario por odio, pero nunca caritativo. Al cabo, la caridad permite que los pobres coman el sobrante de la mesa de los ricos y algo más, mientras que la solidaridad obliga a que los ricos coman el sobrante de la mesa de los pobres, lo cual es harto inútil. La caridad, pues, es amor y la solidaridad, a menudo, solo terror. Las distintas ideologías que han experimentado con ambas lo saben perfectamente. Los taxistas, por ejemplo, han dado una clara muestra de solidaridad. Ninguno ha pensado en nada externo a su reivindicación. Luchan por ellos y por los que dependen de si. Frente a la comisión de turno, frente al sentido común y frente al sursuncorda solidario, porque ellos no quieren libertad sino regulación. Andemos calientes y ríase la gente. Y es que nos cuesta tanto desprendernos del corsé de la solidaridad, que tan sólido parece para nuestros intereses, y avanzar en la caridad, que es universal. La caridad va mucho más allá que la solidaridad, señora Ambrosio, tanto como la lanza sobre el escudo. La caridad es agresiva porque no entiende de fronteras, mientras que la solidaridad las hace continuamente. La caridad es darse mientras que la solidaridad es protegerse. De la caridad puede salir un mundo nuevo, de la solidaridad sólo conservar el antiguo. La solidaridad es buena. Qué duda cabe: es primitiva, genética, inopinada, nuestra. Pero la caridad es más buena, porque es moderna, cultural, consciente y siempre se traslada a los demás. La solidaridad ha existido y existe en el mundo antiguo, la caridad sólo existe y puede existir en el mundo civilizado. Solidaridad, señora Ambrosio, es la que usted mantiene con su cogobierno mientras la sopaipa dure. Cuando se acabe- -y usted lo sabe- tendría que echar mano de la caridad para saludarlo o para ser saludada.

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